El título VIII de la Constitución Española, en su capítulo segundo
artículo 141 establece que “el gobierno y la administración autónoma de
las provincias estarán encomendados a Diputaciones u otras Corporaciones
de carácter representativo”. De ahí emana el poder de estas entidades
cuestionadas en los últimos meses por ciudadanos y partidos políticos.
Buena parte de ese desprestigio hay que buscarlo en los casos de corrupción asociados
a estas corporaciones y las salidas de tonos de sus dirigentes que, en
muchas ocasiones, utilizan el poder provincial en beneficio propio y/o
de su partido.
En España hay 38 diputaciones y otras tres con la condición de Foral
(las vascas, que tienen una entidad económica propia). Según los datos
de 2010, estas entidades gestionaron casi 6.500 millones de euros,
de ellos, casi una tercera parte iban destinados a gastos de personal,
lo que las convierten en un pastel muy goloso que repartir.
Este lunes, precisamente se ha conocido que el expresidente de la
Diputación de Ourense, José Luís Baltar, deberá declarar como imputado
por un delito continuado de prevaricación. La Fiscalía sostiene que la
Diputación realizó 104 contratos a dedos, sin ningún informe y firmados
de puño y letra por el expresidente de la Corporación. Estas
contrataciones estaban dirigidas a personas relacionadas directa o familiarmente con el Partido Popular.
Baltar llevaba 22 años al frente de la Diputación, cargo que dejó
hace unos meses “cuando quiero, no cuando me echan las urnas” y dejando
en el mismo a su propio hijo. En la provincia aún se le recuerda con un
trombón animando una canción popular con letra cambiada: “si no eres del PP, jodete, jodete”.
Baltar llegó a decir a los miembros de la Corporación: “vosotros sois
mis trabajadores, no los de la Diputación”, en una muestra evidente de
las actitudes caciqueles que le han llevado a ser el político con más
poder en la provincia.
Muchos hablan de una corriente con vida propia dentro del PP asociada
a su figura (los de la boina), frente a Núñez Feijoo más asociado a las
grandes urbes (los del birrete). De hecho, algunas fuentes aseguran que
detrás de la candidatura de Mario Conde a la Xunta estuvo el mismo
Baltar quien buscaba un partido bisagra para ‘chantajear’ políticamente a
Feijoo. La jugada no salió.
País Valenciano
Si algún territorio tiene unas diputaciones tan marcadas por la
polémica y las causas judiciales como Galicia, éste es el País
Valenciano. Quizás el mayor ejemplo de esa relación de poder y
caciquismo asociado a la Diputación lo encontramos en Castellón, Allí,
la familia Fabra maneja la institución desde hace casi 150 años. Por ahí
pasaron numerosos miembros del clan, desde la llegada al poder del
‘abuelo Pantorrilles’ hasta 1995 con don Carlos Fabra. El expresidente
de la Diputación (cargo que dejó hace cuatro años) acumula una larga
carrera judicial desde hace casi una década. Se le acusa de delitos fiscales, tráfico de influencias o cohecho,
pero aún no ha habido juicio. Sus 94 cuentas bancarias conocidas y su
‘fortuna’ en la lotería nacional, han hecho de Fabra un personaje
conocido en todo el estado.
Además, de sus causas judiciales, Fabra también es recordado por
llamar “gentuza” y “pandilla de inútiles” a quienes criticaron su
aeropuerto sin aviones; por referirse como “qué hijo de puta” al
portavoz de la oposición socialista o por amenazar con sacarse “la
pirula” y mearse en la sede de Izquierda Unida. Su legado ha sido tomado
por su hija, Andrea Fabra que lanzó un sonoro “que se jodan” dirigido,
presuntamente, a los parados.
Otro que tiene también un exceso verbal es Alfonso Rus, presidente de
la Diputación de Valencia. Ya hace algunos años menospreciaba, en tono
jocoso, a los votantes al asegurar en un encuentro con cargos populares
que yo “dije: traeré la playa a Xàtiva. ¡Y se lo creyeron! Si yo mando,
traeré la playa les dije, y van y se lo creen todo. ¡Serán burros! Y me
votaron”. Asimismo ha llegado a llamar “gilipollas” a los profesores,
prometer “un Ferrari” a sus votantes, insinuar que las personas con
problemas de movilidad podrían bajar a un jardín “con cuerdas” o que
celebraría una victoria electoral del PP “con champán y mujeres”. Rus
lleva en el cargo desde 2007 y como alcalde de Xàtiva desde 1995. El año
pasado dimitió su vicepresidente, Enrique Crespo, acusado por el saqueo
de, hasta 30 millones de euros, de la caja de la empresa pública de
gestión de agua, Emarsa.
Quien ya no sigue al frente de la Diputación de Alicante es José
Joaquín Ripoll. El político popular era el baluarte de Eduardo Zaplana
en la provincia y desde allí se enfrentó en múltiples ocasiones al
presidente Camps por mantener el control del partido en Alicante. La
carrera política de Ripoll se truncó el 6 de julio de 2010 cuando fue
detenido en el marco de la ‘Operación Brugal’ que investiga una presunta
trama de corrupción asociada a la gestión de las basuras. Ripoll está
imputado por supuestos delitos de cohecho, fraude, tráfico de
influencias, revelación de secretos y negociaciones prohibidas a
funcionarios. Actualmente está en libertad provisional y a la espera de
juicio.
Otros ejemplos
También la Diputación de Barcelona se encuentra tapada por la sombra
de la corrupción. El vicepresidente de la institución ha tenido que
dimitir tras conocerse que una empresa suya facturó casi un millón de
euros a la Asociación Catalana de Municipios (ACM) cuando era su
secretario general.
En Ávila, los vínculos aparecen de la mano de entidades como Bankia.
En Segovia, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3,
dictó en noviembre un auto de apertura de juicio oral contra el ex
presidente de la Diputación y actual presidente de Caja Segovia, Atilano
Soto Rábanos, del PP, acusado de tráfico de influencias y malversación
de fondos en calidad de consejero delegado de Segovia 21. En León aún se
recuerda que la presidenta Isabel Carrasco ocupaba en 2011, un total de
12 cargos, entre ellos, la presidencia del Instituto de León, consejera
de Caja España, presidenta del PP provincial, concejal en León, por los
que cobraría casi 160.000 euros al año.
En Sevilla, el PP denunció en septiembre de 2011 que la Diputación
contrató a 14 alcaldes y ex alcaldes socialistas. En el transcurso de un
pleno en febrero del año pasado, socialistas y populares mantuvieron un
duro enfrentamiento a cuenta del caso de los ERE fraudulentos. El
presidente de la institución, Fernando Rodríguez Villalobos, llegó a
criticar a los populares que diesen credibilidad al “chorizo, putero y
drogadicto” de Francisco Javier Guerrero, exdirector general de Trabajo y
principal imputado en el caso de los ERE.
Finalmente, en Granada, la Diputación concedió la medalla de oro de
la institución, a la Virgen de las Angustias, patrona de la ciudad. La
concesión fue aprobada en pleno con el apoyo de PP, PSOE e IU, pese a
que el Reglamento de Honores y Distinciones establece que dicha
condecoración se deberá otorgar a personas físicas o jurídicas.
Tony Martinez