Antonio Puchán , un hombre bueno... por Francisco Gutierrez

ANTONIO PUCHÁN UN HOMBRE BUENO.
Al estilo machadiano ANTONIO PUCHAN SAENZ, era UN HOMBRE BUENO.
Después de la publicación por parte de mi amigo Francisco Jiménez Jiménez y estando yo en segundo lugar de la lista de alumnos por él publicada quiero dejar constancia de mi relación con el mismo para conocimiento de la humanidad de este hombre.

Transcurría el año 1959 cuando llegó a Jimena coindiendo con otros dos maestros JOSÉ LUIS RODRIGUEZ CALLE Y GONZÁLEZ, ante el desierto cultural y formativo en el pueblo montaron por las tardes la "ACADEMIA CALASANZ" los otros dos compañeros citados se fueron bastante pronto de Jimena quedando como único referente D. ANTONIO, que con la colaboración de otros maestros continuó esta labor durante bastantes años.
Seguramente para la gente joven incluida la Corporación Municipal, bastante jóvenes todos ellos, es dificil entender cual era el futuro de todos los chicos de Jimena de áquellos último años 50 y la década de los 60 sin aquella válvula de salida que supuso esta Academia y de la que hoy ya jubilados algunos han llegado a tener una vida bien distinta a la que le esperaba. Campo, monte y no de excursión y emigración a los paises europeos.
Bien hablaba de la humanidad de este hombre, yo entré a trabajar en en el año 1958 en la Farmacia de D. Antonio Mata (D. José Regueira vino en el año 60) con 13 años y me apunté en clases de adultos ¡con 13 años¡ en una escuela que había en la cale La loba frente a una antigua ermita que estaba derrumbada, allí me conoció el Sr. Puchán y al ver mi nivel (adquirido con Román, Prieto etc.) me propuso ir a la Academia, yo le dije que estaba trabajando y que tampoco podría pagarla. El se encargó de ir a hablar con el farmacéutico para que me dejara dos horas libres para asistir a clase por las tardes.
Más tarde me propone hacer bachiller y hubo que luchar con las dudas de mi madre ¿cúales serían las razones de estas dudas?, vaya usted a saber pero no era el mio el único caso en el que había que convencer a los padres.
A todo esto yo no pagaba en la Academia y más me pagaron el importe de la matricula de ingreso en bachiller.
Consiguió del alcalde en aquel momento D. Juan Ignacio Trillo unas becas para los alumnos mas sobresalientes.
Hice magisterio bajo su supervisión hasta el año 67.
Mis charlas con él todas las tardes en las que más que preguntarme las lecciones, pues se fiaba de que yo estudiaba, eran horas de conversaciones distendidas en las que iba aprendiendo a ser persona.
Por todo ello nada me congratularía más que ver su nombre en una calle. bibilioteca o cualquier centro de cultura para que se recuerde por generaciones.
Espero que la Corporación Municipal en general procedentes de familias humildes (Collado, Beffa, Fernando Gómez etc.) sean sensibles a esta petición encabezada por mi amigo Francisco Jimenez y estudie con el máximo cariño la propuesta enviada.
Francisco Gutierrez