Lugares inolvidables de Jimena ...por Currini


Aquel chaval sentado en el suelo con su boina “capada” y calada hasta los ojos, sus botas con las suelas gastadas, los picos de la vieja camisa asomando por fuera del pantalón, la mirada fija en su “tángana”, en los “cajillones” y sus bolsillos repletos de “bolindres”, no pudo dejar de oir aquellas palabras que Dolores…. “ La del Traje Llano” decía a Clara, la esbelta y fuerte mujer que con un paño en la mano se recostaba sobre el quicio de la vieja puerta de su casa.

¡Mira… ahora mismito voy a coger la cantarilla chica y voy a ir a por agua al chorrito de Tio Curro Pérez! A lo que contesta Clara…..tienes unas pocas de fuentes antes que esa, así que no te des ese “jartón” de andar que tu no estás ya para esos trotes!; pero..! es que como esa agua no hay ninguna por aquí y es la que a mi me da la salud y la fuerza!.

Currini, aquel chaval que permanecia en el suelo ignorado por todos, vio como Dolores con su cantarilla en el “cuadril” se aleja y desparece por la esquina del “Barranco Fajardo” empeñada en conseguir el agua fresca del chorrito “Tio Curro Pérez”.

LAS FUENTES DE MI PUEBLO

El Chorrito de “Tio Curro Pérez” no estaba a la vuelta de la esquina… que muchas veces fueron las que yo subí a beber el agua transparente y cristalina que caía .. no de un tubo de hierro como pasaba con las demás fuentes, sino de una gran “pala de pita” bien colocada y sujeta por piedras “jabalunas”, ni tampoco tenía la pileta de piedra para recoger el agua.. sino que corria por una reguera hecha por su propio discurrir, tapada por grandes “helechos” que buscan desesperadamente el sol que les ocultan las grandes ramas de los numerosos chaparros que tenemos en aquella zona.

Para ir a aquel Chorrito, había que subir la Calzada, cruzar el “Callejón Techao”, saludar a “Ana Cano”,seguir por “El Puerto Moral” y contemplar la belleza de aquellos huertos como los de “Juan Gil “, “Del Tio Cojo”, de “Señó Alejo”, de “Isabel Cava”, de “Los Mudos”, del “Mondeño” para asomar y admirar la parte mas bonita del “Risco” y dejar descansar la vista en la preciosa huerta del inolvidable “Manolo Segovia”.

Después…. Venia lo más difícil ya que había que continuar por la vereda hecha con el paso de los años sobre la misma laja y cruzar el charco de “La Peña Gorda” por sus “pasaeras” donde todavía parece que estoy oliendo el fuerte aroma de “los limos” impregnados de humedad y la fragancia de las “adelfas”. Ya en la otra orilla del rio, se respira una tranquilidad y un silencio que te permite contemplar la Peña Gorda y los restos del molino justo detrás, pero… hay que continuar pasando por las piedras exteriores de “La Laja Tiomena” y comenzar la subida por la estrecha vereda entre matorrales espesos y grandes helechos bajo sombras contínuas de grandes chaparros. El camino se va estrechando cada vez más y en vez de seguir para “La Teja”, te desvias a la izquierda para ganar la superficie más alta de la montaña…. Hasta que por fin aparece el inconfundible “Chorrito deTio Curro Pérez” y allí como puedes… te enjuagas la cara con aquella agua fria y bebes la dulzura del transparente líquido que te reconforta del caminar por el bello paraje…… para después sentarte en la enorme piedra, oliendo los olores inconfundibles del monte y sintiendo la naturaleza dentro de todo tu ser para guardarlo dentro de ti y no olvidarlo ya nunca jamás.


Desde muy niño he conocido estos lugares y he disfrutado de ellos, porque como otros de mi edad, tuve la suerte de en mi infancia sentirme libre en la naturaleza y a este “Chorrito” vine varias veces con mis hermanas y mi prima Pepa Hormigo a lavar la ropa que no tenían pereza para nada y a pesar de lo difícil del camino y cargadas con las paneras en la cabeza y el cubo de cinz en uno de sus brazos, se pasaban allí el dia lavando y cantando sin cesar…..! Este pañuelo de oro… lo puse en el Gurugú ….se lo llevaron los moros…! ¡ Este pañuelo de plata… lo puse en el gurugú se lo llevaron las ratas!. Decía mi hermana Isabel… esto está muy bien pero sólo pueden lavar dos personas y era así porque al lado de las matas del “Chorrito” sólo habia sitio para dos “poneeros” de piedra donde se colocaban las “paneras” de madera ó de corcho. Para mi aquello era una fiesta y yo correteaba y saltaba de piedra en piedra con el pañuelo blanco con cuatro nudos en sus esquinas y puesto sobre mi cabeza para protegerme del sol y hasta aprendí a hacer mi “ trabuco” con una bara de adelfa, a la que se desprendía la cáscara y aquello servia para lanzar agua como las pistolas de plástico que se inventaran mucho después .Otras veces con un trozo de caña y la barita de adelfa me hacia una escopeta que lanzaba chinos con bastante fuerza. Otra cosa que recuerdo era la hora de comer… en aquella piedra grande mis hermanas ponían el pan, el queso, los huevos duros y el chorizo o la morcilla para disfrutar riéndonos y metiéndonos unos con los otros. Por la tarde recogian la ropa, la colocaban en las paneras y poniéndose cada una un “roete” en la cabeza comenzábamos a bajar y subir cuestas hasta nuestra casa y nadie se quejaba de nada porque aquello se hacia de forma natural como la vida misma, aunque también como es natural mis hermanas ahora en la vejez se resientan de tanto como trabajaron y lucharon en su juventud.

“Lugares inolvidables” son para mi “ La Teja”, “ El Chorrito Curro Pérez”“ La Poza La Barranca”, “ La Pileta”, La Fuente Santa”, “El Regüé”, “La Pompa”, “El Chorro La Calle” y “Los Caños del Gurugú”, de los que poco a poco iré detallando mis conocimientos y mis sensaciones experimentadas en cada uno de ellos, porque para eso Jimena de la Frontera es como dice el artista, “Un Paraíso entre la Historia y la Naturaleza” y cada rinconcito nos toca a nosotros “los Jimenatos” describirlos como se merecen.




Un abrazo.
Currini.

21 de mayo de 2008
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