Currini es, como ya sabe todo el mundo, un jimenato que lleva muchos años viviendo fuera del pueblo. Para las nuevas generaciones era probablemente desconocido y para los no tan jóvenes ha sido un redescubrimiento sorprendente por la proliferación de sus escritos, la memoria prodigiosa que en ellos refleja y la fidelidad con que retrata el panorama del pueblo hace cuarenta o cincuenta años.
Y también, según demuestra en uno de sus recientes escritos, por su preocupación por la situación actual del pueblo, al que ve con una calidad de vida muy superior a la de su época pero con una economía excesivamente dependiente de otras zonas, sin generar una alternativa socio-laboral que sea garantía de futuro. Cree que hay excesiva despreocupación en cuanto al futuro socioeconómico del pueblo, que no ve nada claro. Sus escritos no serán efímeros, merecen permanecer en la memoria de los jimenatos y por ello se editarán próximamente en la colección El castillo de Jimena.
Junto a estas inquietudes ha promovido iniciativas interesantes. Una de ellas es la de organizar algún tipo de homenaje a Antonio Puchán. Este maestro ejemplar fundó y dirigió la Academia Calasanz, en la que estudiaron e incluso hicieron carreras numerosos jimenatos, antes de la instalación aquí del Instituto. Esta iniciativa la secundaron desde este blog otros antiguos compañeros suyos, que también pudieron estudiar gracias al magisterio y estímulo de Puchán. Entre ellos Francisco Gutiérrez y Martín Cano.
Yo conocí a Antonio Puchán en mis primeros tiempos en Jimena, a principios de los años sesenta. Ya tenía la Academia, al parecer desde el año 58. Se trataba de un hombre muy correcto, buen conversador y muy preocupado por la enseñanza de sus alumnos de la escuela oficial de Enseñanza Primaria y de su Academia, a la que dedicaba horas extra, preocupándose por la solicitud de becas para los alumnos, la recogida de libros en Algeciras y otras actividades no cubiertas entonces por la enseñanza oficial. Cuando yo lo conocí colaboraba con él Luis González, otro gran maestro, que también dejó un grato recuerdo entre sus alumnos y entre sus amigos. Ambos, desgraciadamente, ya han desaparecido.
Yo pude seguir la labor de Puchán indirectamente a través de Francisco Gutiérrez, que era un jovencísimo auxiliar de mi farmacia cuando yo llegué y que continuó conmigo durante años, hasta que terminó sus estudios de magisterio y luego hizo y aprobó oposiciones a la Caja de Ahorros San Fernando, en la que desempeñó cargos importantes y en la que continuó hasta su pre-jubilación. Cuando fue al servicio militar le sustituyó Martín Cano, que también hizo bachiller y magisterio simultaneando los estudios con el trabajo en la farmacia. A mí me asombraba la capacidad de estudio y sacrificio de estos chicos hijos de familias humildísimas pero con un espíritu de superación extraordinario. Fueron para mí un ejemplo que contribuyó a darme una nueva visión de la vida. Pero, indudablemente, lo que consiguieron no les hubiera sido posible sin una persona como Antonio Puchán, que posibilitó que pudieran estudiar.
Yo también creo que Jimena está en deuda con este gran maestro y espero que pronto se pueda materializar ese reconocimiento. La iniciativa honra a Currini y a quienes le secundaron en su petición de reconocimiento y demuestra un gran sentido de gratitud hacia quien hizo posible una nueva orientación en sus vidas, en unas condiciones socioeconómicas, educativas y políticas tremendamente difíciles.
Tampoco hay que olvidar que la labor de Puchán y sus compañeros de Academia se pudo realizar sobre una base formativa elemental que en muchas ocasiones fue facilitada por aquellos admirable maestros rurales (normalmente no titulados) que con un enorme sacrificio iban de cortijo en cortijo y de choza en choza del monte enseñando a leer y escribir a muchos niños que, en otras condiciones, probablemente estarían condenados al analfabetismo. También ellos son merecedores de un recuerdo y de un reconocimiento.
Creo que es preceptivo el informe favorable de alguna asociación para la aprobación de algún tipo de distinción municipal a alguna persona o entidad. Por razones de edad, muchos componentes de las asociaciones locales no han conocido a Antonio Puchán. Por ello he querido unir mi testimonio al de los promotores de la propuesta, ya que yo sí he conocido a este maestro ejemplar. Y puedo garantizar que todo lo que se ha dicho de él es rigurosamente cierto y el reconocimiento muy merecido. Lo digo en mi calidad de vecino desde hace 47 años y lo certifico como Cronista Oficial.
Jose Regueira.Cronista Oficial de Jimena.
Antonio Puchan por...Jose Regueira
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