Manolo García en Algeciras: Crónica

En esta entrada hacemos una crónica de lo que fue la actuación de García en la Plaza de Toros de Algeciras. Ante unas 5.000 personas, Manolo nos hizo vibrar, saltar, bailar... y en definitiva disfrutar en uno de esos conciertos que quedan en la memoria de los fans, y de los no tan fans. Música con mayúsculas, sencillez con mayúsculas, entrega sincera y complicidad.... mucha complicidad. Pinchando en "Sigue leyendo..." podrás leer nuestra crónica.



A poco más de las 10 de la noche se desplegó el semi-telón que cubría el escenario de "Las Palomas". Un escenario de unos 30 metros de ancho por 25 de alto, de al menos 10 metros de fondo en forma trapezoidal. Decorado al más puro estilo García, surrealista, los laterales cubierto de tiras de tela sedosa de colores terrosos, perros de cuerda en el suelo, ventiladores giratorios, y una enorme pantalla de 15 metros de ancho donde se iban retransmitiendo imágenes grabadas e imágenes tomadas en directo por las varias cámaras que se movían desde los piés del escenario.


El concierto empezó tranquilamente, con un público también un poco frío, que fue entrando en calor escuchando temas del nuevo disco y temás más antiguos y clásicos reinventados. Esto es una de las cosas que personalmente más me gustó del concierto, que los temas clásicos han sido transformados de forma que algunos son difíciles de reconocer si no fuera por las letras y los estribillos que sí se han mantenido más fieles a los originales. Por ejemplo la versión de "El loco de la calle" con estrofas casi rapeadas y estribillos (eso sí) cantados para ser coreados por los asistentes.


Decíamos al principio que música con mayúsculas, y es que el grupo de músicos que actuó anoche no era normal. Además del bajista y batería, llevaban dos guitarristas eléctricos (acústico a ratos uno de ellos) y otro más, el habitual Pedro Javier González, que tocaba guitarra española y laúd; teclista, el gran Nacho Lesko; una violinista; una chica un poco loca que bailaba alguno de sus temas, y el incombustible e imprescindible Juan Carlos García, linense, percusionista, teclista, baterista, magistral en los coros. Son músicos con mayúsculas que interpretan a las mil maravillas los ritmos arábigos, andaluces, rockeros, sincopados casi siempre, que consiguen lo que para mí es uno de los mayores logros de García en toda su carrera, hacer música pegadiza y asimilable por un amplísimo público con una calidad musical que envidian la mayoría de grupos pop que se mueven por el panorama nacional.


Finalmente, hay que hacer mención a la entrega de este hombre en el escenario: los kilómetros que hace sobre el escenario, las veces que se baja y mezcla entre el público (en el vídeo del tema "San Fernando" que hemos subido se ve perfectamente); la comunión con el público (anoche incluso paró un tema porque había una persona en primera fila que le entregó un escrito, a la que prometió leer, guardar y contestar, para seguir luego cantando el tema); la improvisación que se hizo patente en un "discurso" en "andaluz" (como hablaba su abuelo, dijo) mientras interpretaba "Prefiero el trapecio" ; la referencia inevitable a "Ecologistas en Acción" grupo ecologista con el que colabora habitualmente (presentes con un stand en la plaza) y a los que dedicó unos minutos, uniéndose a su reivindicación de que no pase la autovía por el Pinar del Rey, abogando por una comarca sin exceso de ladrillos y asfalto, más virgen como la que hemos conocido muchos.
Tras el concierto "estándar" que finaliza con el tema del vídeo mencionado, hizo dos bises muy largos (que nos llevaron hasta casi a la una de la madrugada), terminando en el segundo como siempre con los músicos a pie de escenario cantando una ranchera, con las luces del coso ya encendidas. Esa ranchera que hace asentar la adrenalina, y te deja un regusto de satisfacción, de haber disfrutado, de haber asistido a un espectáculo del que sales con la idea (subjetiva, por supuesto) de haber gozado de algo irrepetible y, como decía al principio, memorable.