Carta a Jorge Delgado de...Maria José Palacín


Querido Jorge:
Imagino y espero, querido Jorge, que no te has dado cuenta de que el
"tonillo" de tu escrito puede herir un poco, pero cierto es, que noto un
pinchazito en el pecho. Puede ser también que soy un poco sensible.
Un buen día vinieron unos médicos de las minas alemanas a Jimena buscando
trabajadores. A los más jóvenes y más sanos se les ofreció un contrato de
trabajo - Alemania estaba casi sin hombres debido a la guerrra (muchos
habían muerto, otros eran prisioneros rusos) - y ellos aceptaron. Como
muchos otros mi padre dejó a una niñita de 9 meses de edad y a su joven
mujer y fue a buscar una vida que en España no había por aquellos entonces
para gente que, como el, no sabía de política, que era huérfano de padre y
madre desde que tuvo ocho años y que (en su caso) había sobrevivido gracias
al cariño de la familia de Pepe y Gloria Cava y su madre (descansen en Paz)
en lo más parecido a una familia que en aquellos entonces podía vivir un
niño que había pasado de casa de huérfano en casa de huérfano..



En fín, se fue con todo el dolor de su corazón. El se fue, también los
"Mantichos", Ledesma y muchos, muchos más y todos con ese mencionado dolor
de su corazón. Se fueron a vivir al entonces no "tan" globalizado mundo y ni
siquiera a un piso sino a residencias con muchas otras personas y todos con
el fin de volver al año (o dos como mucho). Muchas veces la vida no va como
uno la imagina, la soledad es grande, al año no se ha logrado todavía lo
suficiente y se echa tanto de menos la familia (esa niñita que ha comenzado
a hablar y a andar sín que tu lo hayas visto y esa mujer), como el mundo no
está globalizado no se puede viajar cuando se quiere sino cuando se puede.
Al fin, se "trae" a la familia y ahí comienza todo. ¿Vuelves y quitas a los
niños del colegio? ¿Que vida puedes darle en Jimena que todavía no ha
cambiado? Cierto es también que en Alemania ya no se les da la bienvenida a
los extranjeros como unos años antes. Yo misma no tengo queja, pero muchos
otros si, yo lo sé. Cuando se va a España solo se cuenta lo bueno ¿para que
hablar de penas y sentimientos?

A España vas (me refiero a los niños de los emigrantes) y no eres de ninguna
parte. Te sientes español pero siempre hay alguien que te recuerda que si
algo no te gusta
¿porqué vienes? Solo el que ha estado fuera entiende de dolor en el corazón
por algo que no puedes explicar, por olores que hay en Jimena que no hueles
en Alemania, por esa luz que solo hay en nuestra tierra (y tiene que ser
Jimena, no Mallorca ni nada de eso), los colores que no se me olviden, las
conversaciones de los vecinos mayores que te despiertan a las siete de la
mañana aunque estas de vacaciones, abrir la puerta nada más levantarte y
esperar al panadero para charlar con las vecinas un poco, preguntar como van
los achaquitos de las más mayores ¿como está el resfriado del niño? y nada
de eso de vivir en el Barrio Bajo, ya se irán los ingleses. Si has vivido
fuera sabes bién que solo los más capazes de integrarse saben vivir aquí y
es que, precisamente esas charlas, esos ruídos matutinos a ellos les
molestan y más tarde más temprano se van y solo quedarán los que "pegan" con
nosotros y a los que - por lo menos yo - les daré la bienvenida y me
alegraré de vivir con ellos entre nosotros y compartir experiencias y
alegrarme de que algunos se preocupan más de nuestro pueblo que muchos de
nosotros.

Te llevan, como a mi, con ocho años (ya no eres emigrante sino hija de
emigrante - la segunda generación) y en los primeros meses casi no comes, no
juegas, el médico dice que si no mejoras, de vuelta a España. Pero los niños
son duros y todo pasa, te integras, aprendes el idioma, vas bien en la
escuela, estudias, se echa una novio, en fin todo. Pero todos los veranos
vas a Jimena y no duermes durante una seman antes de salir, la maleta la
haces una semana antes y pasas ese mes de vacaciones. Una semana antes de
volver vuelves a perder el sueño, el apetito, no tienes ganas de "na". Sale
el coche a las 5 de la mañana y lloras casi hasta llegar a Sevilla, allí
visitas a algunos familiares y lloras al salir de allí hasta llegar a
Despeñaperros y en Irún ni te digo (los vascos no me han visto reir). El
novio (alemán claró, por ser ciudadana del "gran mundo") no sabe que hacer,
¿lo querras bastante para sobrepasar durante toda la vida ese dolor? Al fín
te decides y logras volver y eres (tras un tiempor para acostumbrarte)
felíz, tán felíz, a pesar de muchas cosas de la vida, esas también las
tienes en Alemania pero no la luz, los colores, los ruídos antes
mencionados. Miran por ti cuando estas enferma, te arropan en los momentos
más dificiles, tan dificiles y sientes que no estas sola.

¿Mencioné anteriormente que la vida hace lo que le da la gana? El mundo ya
está globalizado (ya sabes, lo del muro y la cortina de acero y todo eso) y
viajas a visitar viejos amigos (alemanes). Unos de ellos - antes solo amigo
- ahora se covierte en algo más, mucho más. En fin "patrás" como los
cangrejos, de vuelta a emigrar. Lo piensas ¿como será? Bien mujer, ¡animo!!
Hablas el idioma, tienes algunos estudios, encuentras facílmente trabajo,
has tenido suerte el marido es bueno, buenísimo, puedes ir a Jimena dos o
tres veces al año. Y vuelta de nuevo con los llantos al tener que irse de
Jimena (los alemanes en el avión me ponen de tonta "parriba" cada vez que
lloro al aterrizar o salir el avión), llanto al achuchar a la sobrina,
llanto al saber que el hermano ha sufrido un grave infarto y tu no estás,
vuelos caros para poder estar con el cuando te necesita. Llamadas cuando el
familiar de un querido amigo o amiga o algún vecino o amistad muere, porqué
quieres que "los jimenatos" sientan que estas con ellos, que sientes con
ellos, que no siempre se puede coger el avión así como así, que les quieres,
aprecias, que tu corazón está con ellos: "Aquí todo bién, si, estoy bién, el
trabajo bién".

Nada dices de los momentos en que miras hacía fuera y llueve, todo gris, los
pocos amigos no viven enfrente, no puedes solo cruzar la calle. Si estas
enfermo, muy grave tiene que ser para alguien pueda venir a verte. La
mayoría de los españoles "alemanizados", y otros no saben ni de donde son.
En Navidad ni te cuento (todavía escuchamos "El Emigrante") y desde que
existe TioJimemo llanto cada dos por tres. Pero por la noche mi marido toma
mi mano y todo está bién. He hecho bien, he elegido dolor, pero también
cariño y una persona de la que me puedo fiar, que no me hará daño que se
guarda muchas cosillas para no empeorar mi nostalgía, que echa horas extra
para que pueda ir al menos dos veces al año a Jimena, que paga sin chistar
las facturas de teléfono para que sea lo más felíz posible. Y es que, como
tu bien dices, el mundo está globalizado ¡si!

Pero también está globalizado el corazón ¿o no?

Saludos cariñosos y un poco "lloricones" querido Jorge de

Maria José Palacin Gil

15 de agosto de 2008
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