Pureza y Juventud en la primera jornada del Festival Flamenco de Castellar


El castillo de Castellar reunió a 200 buenos aficionados al flamenco en su primera noche de festival, con un tiempo excelente que se tornó a fresco después de las dos de la mañana y una inmensa luna llena en el palco, madrina por derecho de esta cita chisparrera.
La noche comenzó con el sello de la experimentación barbateña. Nono García y su quinteto, Tito Alcedo y la esteponera Eva Durán, navegaron desde el flamenco a distintas latitudes. Como expresaba la figura del cartel, “el festival de Castellar ha sido siempre llave para abrir otras puertas desde el propio género”.
Durante cuarenta y cinco minutos se hizo tributo al jazz gitano de Django Reinhardt, se emocionó a los presentes con una interpretación personalísima de la Salve Marinera y arrancaron gritos de júbilo con el potente Mojama Blues.
La pareja barbateña, que actuaba la noche anterior en Algeciras, fue la encargada de mostrar la cara más transgresora del flamenco en comunión con otras manifestaciones populares de orígenes paralelos.
Después de la veteranía de estos ínterpretes, la juventud ocupó las tablas de la Plaza del Salvador, pero, aunque pueda parecer lo contrario, lo que allí se vivió fue hondo y antiguo. Si algo ha conseguido el Festival Flamenco Luna Llena de Castellar Viejo en 16 años es el respeto de los artistas a la pureza en sus expresiones. En el castillo, el que sube a las tablas, abandona el adorno para arrancar limpios todos los palos del flamenco. No hay sitio para el artificio y el público lo sabe y por eso repite siempre.
Así lo demostraron, Juan de Juan, May Fernández y Manuel Lombo. Aunque los tres también se acercan a otro tipo de públicos en sus trabajos actuales, a Castellar vinieron a hacer flamenco puro de pellizco. Ninguno alcanza todavía la treintena pero heredan la sabiduría añeja de sus maestros, lo mejor de cada casa.
El bailaor de Morón, que fue primer bailarín de la compañía de Canales hasta hace cuatro años, cuando emprendió su carrera en solitario, levantó al público ya en el primero de los tres bailes. Dejó suela de sus tacones coloraos en la historia de este festival con potencia y con arrojo. El artista con 28 años, está preparando el estreno de su nuevo espectáculo en la Bienal de Sevilla, una obra propia de la que escribe hasta las letras y en la que compartirá protagonismo con grandes figuras del jazz internacional como Jerry González.
May Fernández nació en la casapuerta de enfrente de Enrique el Mellizo, en el gaditano barrio de Santa María hace 20 años. Pero nadie lo diría porque la seriedad de su cante le imprime carácter de señora. Comenzó con soleá y terminó por bulerías. Aplausos y respeto.
Finalmente Manuel Lombo, desde Dos Hermanas, con figura impecable y registro seductor, cerró la noche como los grandes, a capela, después de deleitar con un recital lleno de embrujo y hacer honores a sus maestros, Naranjito de Triana" y José de la Tomasa. Ovaciones y puerta grande para el sevillano que devolvió el silencio a las callejuelas de intramuros hasta la noche del sábado.

Crónica y fotos : María del Mar Gómez
Puedes ver videos del Festival en nuestra TJD TV

17 de agosto de 2008
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