Lo tenía pendiente y no podía demorarlo más. Muchas gracias en este hermoso acompañamiento -¡y de qué unánime forma!- con que me habéis colmado tras mi cese. Ese espontáneo cariño deseo compartirlo, porque no solo a mi me corresponde. Lo hago con esta apretada muestra afectiva que os adjunto en dos archivos, resúmen de una parte de lo que me habéis trasladado (salvaguardando el anonimato), como homenaje a esos nobles mensajes pleno de valores humanos que habéis transmitido. Ha merecido la pena la ruta recorrida y de volverla a emprender no cambiaría el itinerario porque siempre estuve seguro de contar con vuestro ánimo y apoyo. Os reitero las gracias. Atrás quedó ya una página más de mi vida. La vida sigue y el futuro de ilusión y esperanza continua. Mis mejores saludos. Ignacio Trillo.
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LO QUE HA SEGUIDO PUBLICÁNDOSE EN PRENSA...
Jefes de Partido
Ignacio Martínez | Hoja de Ruta. Diario Málaga Hoy 10.09.2008
HACE una semana, el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía, en su infinita sabiduría, la que imprime el uso y disfrute del Boletín Oficial, decidió cesar al delegado de la Consejería de Medio Ambiente en Málaga. El tal delegado era un alto funcionario ejemplar en muchas cosas: preparado, eficaz, disponible. Eso sí, llevaba 12 años en el cargo, lo que invitaba a pensar que quizá sería bueno renovar el puesto. Una renovación que, ya que estamos, podría ser extensible a otros capitostes de la Junta con 12 años de esforzados desvelos a sus espaldas. Pero el delegado cesado, Ignacio Trillo, tenía alguna falta: ejercía desde su puesto oficial de la Junta, que debe ser un gobierno para todos, una oposición frontal al alcalde del PP, Francisco de la Torre. Y también ejercía de rebelde con la ejecutiva provincial del PSOE. Esto último lo ha llevado de cabeza hasta el BOJA.
El asunto no tendría más importancia, si no fuese porque quien ha cesado a Trillo no ha sido la consejera del ramo, sino el flamante nuevo secretario provincial de los socialistas malagueños en un gesto que suena a aviso para navegantes: "cuidadito con ser díscolos con la dirección del Partido porque os puede costar el puesto de trabajo". Nótese que la palabra Partido debe escribirse en este caso con mayúsculas, porque como rezaba en aquel lema de los comunistas de la República Democrática Alemana, el partido siempre tiene la razón. Y fuera del Partido no hay más que sombras y desolación. Miguel Ángel Heredia, diputado en el Congreso y funcionario del PSOE desde sus años de dirigente de las Juventudes, acababa de actuar como el líder local que quiere hacerse respetar. Que se sepa: la Junta en las provincias nombra a los delegados que le dicta el Partido. Y el Partido aparta a los rebeldes. Esto es lo que hay.
Trillo tuvo un papel principalísimo en uno de los actos más notables de la Junta en la Costa del Sol desde su fundación: de él partió el informe ambiental que declaraba intocables once millones de metros cuadrados de alto valor ecológico, que Jesús Gil quería convertir en suelo urbano en su PGOU ilegal de finales de los 90. La prensa local lo ha sacado a hombros del campo. Javier Gómez, subdirector de Málaga hoy ha escrito: "Difícil lo tiene el secretario de los socialistas para que este relevo no sea visto como lo que es: una purga interna". Y Teodoro León Gross, en el Sur, apuntaba que "en el PSOE de Andalucía, donde se confunde el partido y la administración, cada vez parece haber menos líderes territoriales y más jefes provinciales del Movimiento". Como todo es posible, lo mismo ha habido alguien que ha felicitado a Heredia por su machada. (En el diccionario de la RAE, machada tiene una acepción interesante: necedad).
LA CARA DE LA NOTICIA
confidencialmalaga19.09.08. Ignacio Trillo, cesado como delegado de Medio Ambiente en la provincia de Málaga, que se marcha a su plaza de funcionario después de casi 13 años al frente de la citada responsabilidad rodeado del reconocimiento y afecto de todos los que se relacionan, día a día, con el mundo de la política.
Los señores de la raya
Francisco Romacho. LA OPINIÓN DE MÁLAGA 30.09.08
En aquellos días Borbolla se fue a Madrid cuando todavía el Ave no era ni un raíl desdoblado y le preguntó a Alfonso Guerra: "Oye, Alfonso, ¿se puede saber por qué me quieres quitar de presidente de la Junta de Andalucía?" Respondió Guerra: "Porque te has pasado de la raya". Replicó Borbolla: "¿Y la raya quien la pone?" Sentenció el poeta de los descamisados: "La raya la pongo yo".
Uso con moderación este episodio, versión original de uno de los dos protagonistas, para ilustrar la altura de los debates de las sangrientas peleas partidarias. La moderación, por fortuna, no es una de mis virtudes pero si lo cito en exceso la cosa quedará convertida en chascarrillo y sus protagonistas, dos de los políticos más notables que uno haya tenido lugar, seriamente tocados en su esmerado perfil intelectual, especialmente Guerra, al que le gustaba dejarnos un rescoldo de su ilustración con chocolatinas. Pero fue el episodio más grave de la historia de un socialismo andaluz que acababa de nacer de los rizos estepeños y heterodoxos de Rafael Escuredo.
Borbolla jefaba con creciente autonomía el cada vez más hermoso presupuesto de la Junta y sus consejeros (Salinas, Zarrías, Torres Vela, Pascual, el pobre Manaute) empezaban a sentir el placentero vértigo del poder. Los guerristas andaluces de toda la vida, la mayoría secretarios provinciales (Díaz Sol, Navarrete, Amate, Antonio Claret, López Carvajal), veían pasar a los delegados y a los dineros de la Junta por delante de sus narices sin que nadie les preguntara la hora. Aquello era demasiado para quienes seguían sintiéndose depositarios del partido y sus esencias. Y aunque las encuestas otorgaban a Borbolla una holgada mayoría absoluta para renovar mandato fue relevado primero de la secretaría general y después de la candidatura a la Junta, dejando un largo rastro de ilustres cadáveres que se habían pasado de la raya. Cadáveres muy mal enterrados, ahora la mayoría en perfecto uso. El de Gaspar, por ejemplo.
Han pasado los lustros y el Ave llega hasta Málaga, incluso. No se sabe si para desmentir el centralismo sevillano o por tozudez exclusiva y personal de Magdalena Álvarez. Pero llega. El mundo ha cambiado un huevo: a veces no se puede respirar por el hedor de la telebasura y los héroes ya no son los toreros ni las tonadilleras. Pero los partidos siguen masacrando a los que se pasan de la raya. Aunque eso tenga repercusiones churretosas en las instituciones.
Los ceses como delegados de la Junta de Demetrio Pérez en Sevilla y de Nacho Trillo en Málaga por sus disonancias con las mayorías ganadoras, refulgen (o apestan) por su parecido cuartelero al viejo método guerrista. Y la batalla abierta y sin escamotear munición en el Ayuntamiento de Sevilla entre las facciones y fracciones de Vieira y Monteseirín, resulta más espeluznante por el lugar del que se trata. A estas alturas del polvo es indiferente quién empezó primero, quién es renovador, quién es oficialista y quién es el hijo del primo del amigo que tiene nostalgia de Pepe Caballos. Están regalando a la gente una función miserable. Y a la oposición, tres años antes, el ayuntamiento de la capital de Andalucía. Yo diría, sin mayor ánimo, que se están pasando de la raya
A Trillo limpio
JESÚS NIETO JURADO(*) WWW.CONFIDENCIALMALAGA.ES
OPINIONES AJENAS. 02.10.08.
Los presagios, que habían adquirido una corporeidad cíclica, se cumplieron sobradamente aquella media mañana de hace ya justo un mes. Amarilleando septiembre, el teléfono sonó con una temperatura de venganza macerada durante muchos martes. El clan cateto del Partido, dicho así, en mayúsculas, con resonancias sovietizantes, había fulminado al heterodoxo Trillo antes incluso que la Consejera del ramo verde, cazando mariposas en la desembocadura embarrada del Odiel, hubiera comunicado al interesado su deceso político. Luego, en el escenario del Museo Picasso, un coro de enmudecidos trajeados para la ocasión y, ciertamente avergonzados por el fondo y las formas, preludió este tiempo de silencio. Preguntados por la iniquidad y las formas en los fulminantes ceses, apenas acertaron a referir que la caza a los díscolos (Trillo, Centeno ...), camuflada en un falso progreso, era algo que “se ha quedado ya antiguo”.
Una longeva panda de verdiales entonaba las gargantas entre fino y langostinos, y los popes de la “única izquierda” en la provincia celebraban lo más cercano a un éxito que habían vivido en los últimos tiempos: se habían cargado a Trillo por fin, como en una muerte anunciada que, pese a todo, culminaría con las gotas necesarias de alevosía y nocturnidad: marca de la casa. A partir de aquel momento, la conciencia, la voz crítica, desaparecería por siempre dando vía libre a que el sectarismo, conducido a través de las instituciones públicas, empezara a instalarse definitivamente como una costra cancerígena e implacable en la piel de esta ciudad marchita.
Seguían sonando verdiales en aquella mañana de vendetta, teléfonos que sabían a pésames anunciados. Por parte de los oficialistas todo era una carrera para atribuirse la rapada pieza abatida como víctima ejemplarizante que ilustrase qué es lo que no se debe hacer en los dominios del puño y la rosa del azafrán caduco. Comulgar con ruedas de molino, digerir la propaganda oficial y mantener el fracasado “status quo” electoral son las consignas a las que Ignacio Trillo Huertas, valiente, no quiso ceñirse. Tener conciencia, en tiempos de crisis, equivale a convertirse en un cadáver político pisoteado por las pobladas hordas de los mediocres. Le dieron estopa a quien se jugó el tipo por sus ideales en tantas asonadas en la transición: si hubiéramos sabido que la memoria histórica era esto.
Más allá del pragmatismo imperante, Trillo imaginó un mañana; pateó las sierras y los valles, las pedanías y los villorrios costeros en busca de una dignidad que la política local, a partir de su cese, perdió para siempre. A Trillo muerto, se inventaron una sustituta que, desocupada de las boticas, se aplicó sin contemplaciones el cuento tan dylaniano de que los tiempos están cambiando: debe ser que estas remozadas delegadas vienen directamente de las juventudes del Partido.
Pero lejos de este episodio anecdótico pero ilustrativo, para el lector se abren una serie de cuestionamientos acerca de qué pretende el Partido en esta provincia del Paraíso. Está visto que los valores preponderantes no son los vinculados a la originalidad o la iniciativa; muy al contrario, aplicarse desde mozalbete la cantinela de los lugares comunes, sin ningún filtro razonable, se entiende hoy como valía política. Los díscolos, los creativos, los políticos en suma, quedan marginados tras una serie de venganzas extendidas entre las administraciones públicas, mantenidas, cómo no, por el sudor de nuestras frentes.
En lugar de los problemas de la ciudadanía, las cabezas pensantes del oficialismo malacitano se empeñan en arramblar, del rey abajo, con todo aquello que atufe a heterodoxia y desviación del tortuoso camino oficial. Se atreven, incluso, a derribar laboralmente a un bibliotecario y a un joven escribiente amparados en la supuesta inopia que atribuyen a los ciudadanos y a la inopia contractual a la que los mileuristas están/estamos subyugados. Así, se ha creado una concepción de la política que mentes brillantes -eminentes comunicólogos, jóvenes periodistas y sociólogos con proyección- se han apresurado a absorber obnubilando el espíritu crítico que siempre ha de guiar a la izquierda. Pero no, ellos, además, desafiantes desde las bitácoras señoriales, con bastón de mando y todo, se atreven a indicarnos la dirección marcada por la brújula de la decencia.
Al resto de los malagueños sólo nos queda contemplar cómo una elite ajena y lejana acomete unas limpiezas partidistas y unas venganzas que no hacen sino llenarnos de estupor y desconfianza. Eso es la política, quien lo probó lo sabe.
Por ello, no debo sino manifestar mi agradecimiento al cesado Ignacio Trillo por demostrarme que hay vida más allá de los carnets, y que una conciencia democrática, con vergüenza, vale incluso más que un plato de lentejas diario. Lo demás, señores, es redundar en circunloquios, demagogia y panfletismo.
(*) Jesús Nieto Jurado es escritor y editor.
¿Y qué fue de Trillo?
M.D. Off the record. Diario Málaga hoy 04.10.08
La dirección del PSOE no ha calculado bien las consecuencias de no tener totalmente ocupado a Ignacio Trillo, el purgado delegado de Medio Ambiente de la Junta. Éste ha vuelto a su plaza de funcionario del Gobierno andaluz. Estaba adscrito al departamento de espectáculos taurinos, pero al final le han encontrado un lugar en el servicio de emergencias 112. Se estrenó en el puesto el día de los estampidos aéreos.
Muchas gracias por este hermoso acompañamiento...por J.Ignacio Trillo
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