Un histórico retraso

El plan público para convertir el alcázar de Castellar en uno de los hoteles más extraordinarios de Cádiz sigue pendiente de finalización después de siete años.
El proyecto público para convertir el alcázar de Castellar en uno de los hoteles más singulares y extraordinarios de la provincia sigue pendiente de finalización siete años después de su puesta en marcha. Aunque la Diputación y el Ayuntamiento castellarense han considerado inminente la apertura del establecimiento desde 2006, la iniciativa pasa los meses y los meses lastrada por dificultades técnicas y burocráticas, sin fecha de inauguración a la vista y clasificada entre los primeros puestos en el grupo de los eternos proyectos de la provincia.


La Diputación, el Consistorio y la Junta de Andalucía, con el respaldo de fondos europeos, comenzaron la recuperación del impresionante edificio que corona el Castellar viejo en 2002 bajo la batuta del arquitecto y caricaturista José María Pérez González, Peridis. Para rehabilitar el inmueble, con más de seiscientos años de antigüedad, fueron necesarios dos millones de euros de inversión y hasta cuatro años de trabajo en los que ya se acumularon los primeros retrasos: la falta de presupuesto y la adaptación a las exigencias de Cultura -el edificio es Bien de Interés Cultural- demoraron varios pares de meses aquellas obras de restauración.

La Diputación gaditana, que pretende situar el alcázar como el producto de referencia de su red hotelera Tugasa, dedicó 180.000 euros en 2007 a la decoración del establecimiento. Desde entonces, el edificio está amueblado y preparado para su apertura, pero cerrado a cal y canto y acumulando polvo a causa de otro contratiempo: la infraestructura eléctrica del recinto amurallado de Castellar, obsoleta y abonada a los cortes, no da para más.

Esta red está pendiente de su transferencia de la Agencia Andaluza del Agua a Endesa, que acometería las obras necesarias para acabar con los problemas de suministro de las viviendas del castillo y sus instalaciones turísticas (entre ellas, el 'nuevo' alcázar). Sin embargo, este cambio de titularidad ha derivado en un conflicto entre ambas entidades que sigue sin resolverse, pese a las reclamaciones de celeridad del alcalde, Francisco Vaca (PSOE).

El vicepresidente de Diputación, Francisco Menacho, admite el "enorme retraso" que ha sufrido el proyecto y lamenta las "dificultades tremendas" que ha sufrido desde su planificación hasta este inicio de 2009. No obstante, el también consejero de Tugasa subraya que ya se ha encontrado una solución provisional al problema del suministro eléctrico del alcázar, que será abastecido por un transformador. Este equipamiento ya ha sido instalado, precisó el alcalde de Castellar.

Según informó Menacho, representantes de Tugasa formalizaron justo ayer en Industria la solicitud de energía para el establecimiento, al tiempo que se están tramitando los permisos municipales para la apertura. "Todo está arreglado. Se ha buscado una solución al tema de la electricidad porque el proyecto no puede seguir retrasándose, y la apertura es ahora cuestión de un mes o dos como mucho", apuntó el vicepresidente de Diputación.

El alcázar cuenta con una recepción, una pequeña cafetería, salones y nueve grandes habitaciones, algunas de las cuales tienen diversas estancias en su interior. En total, el hotel supera las 20 camas. Tendrá tres estrellas aunque sus servicios y, sobre todo, su emplazamiento, con inigualables vistas a Los Alcornocales, el Estrecho de Gibraltar y el embalse de Guadarranque, le confieren una categoría superior, defiende Francisco Menacho.

Como complemento al hotel del alcázar y a la decena de casas rurales de Tugasa en Castellar, la Diputación pretende habilitar una zona ajardinada y una piscina, aunque este proyecto se ha topado con restos arqueológicos y requerirá escrupulosos cambios.ç
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