Reinventarse a los Sesenta... por Francisco Gutierrez

REINVENTARSE A LOS SESENTA.
Existe una etapa en la madurez en que las estructuras de nuestra vida parece tambalearse.
Después de una larga vida laboral de cuarenta o más años como le ha tocado vivir a mi generación, en el momento de la jubilación empezamos a sentir un vacío que nos hace cuestionarnos el sentido de levantarse cada mañana.
Es el momento, en que a muchos les hace sentir dejados de lado, inservibles para la sociedad cuando todavía nos sentimos llenos de vitalidad.
Podemos entonces tomas dos actitudes:
La primera es dejarnos llevar por la inercia en una rutina que para nada nos satisface y dos:
Dar un giro a nuestra vida y plantearnos nuevas metas y objetivos.
Está claro que el segundo de los caminos es el que deberemos tomar.
¿Quién no ha tenido un sueño de juventud que no pudo realizar por circunstancias?
¿O una afición que no pudo desarrollar por falta tiempo y recursos?
Ahora puede ser el momento de retomarlo y realizar estos proyectos.
Desde aquí quiero felicitar a dos amigos míos de sesenta o más años que se REINVENTADO:
Francisco Jiménez (Currini), que empezó su blog como mero entretenimiento y que a través del mismo ha visto realizados sueños y que hoy debe encontrarse muy feliz con la vorágine de libro editado, pregón de la feria de nuestro pueblo.
Juan Manuel Contreras Benítez, mi amigo desde siempre de correrías por el castillo, chinchilla y el tajo de la reina mora, hoy coge su cámara y hace esas magnificas fotos de esos lugares que señalo y todos los montes jimenatos, me envía fotos y también lo veo feliz.
Y mi amigo Martín Cano, que aunque aún no ha cumplido los sesenta aunque esté a punto, escribe cuentos que se que cuando tenga menos ocupaciones le dedicará mas tiempo.
O mi compañero Martín Blanco Aguayo, al que no le conocía yo inquietudes políticas y ahora se ha reconvertido en Heliodoro Rodríguez Rodríguez para defender todo lo defendible (según su criterio).

El peligro de no reinvetarse es la depresión, como digo arriba el sentirse como un objeto y eso no es bueno ni con sesenta ni con setenta.