El urbanismo está siendo para el verano... por Ignacio Trillo.


Hola Ricardo de nuevo: Te hago llegar la última Tribuna que he publicado en la prensa, en este caso en el Diario Málaga Hoy de la cadena Joly. Coincidió justo el pasado sábado día 5 de septiembre, justo el día en que me desplacé a compartir con vosotros la fiesta de la novena de la Estación de Jimena. Aprovecho para adjuntarte la foto que me hice esa misma tarde en el portal de calle San Sebastián número 10; por cierto, la calle está preciosa. Es la casa en la que siempre viví hasta que me tuve que marchar, primero a Madrid para estudiar el bachillerato superior por la carencia de Instituto en el pueblo, y después a Málaga para hacer Económicas. No obstante mientras vivieron mis padres en Jimena, volvía cada vez que me daban vacaciones. Un fuerte abrazo y saludos a los lectores de Tio Jimeno. Juan Ignacio Trillo.
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TODA obra pública está sujeta a una norma específica que da garantías para que el interés público esté salvaguardado en la realización del proyecto que se tramite, no otro, así como en el acceso a la libre concurrencia en pie de igualdad para las empresas que así estimen ejecutarlo.

En una coyuntura de crisis económica, como la actual, que el presupuesto de una obra pública, como es la construcción de la Gerencia del Urbanismo del Ayuntamiento de Málaga, se dispare en un 70% sobre el precio adjudicado, aparte de que políticamente no sea baladí, debe seguir un procedimiento reglado donde la norma a aplicar está bien clara.

A diferencia de lo acontecido en su día con el Palacio de Ferias y Congresos -que llegó a incrementarse impúdicamente hasta un 600% sobre lo previsto- en este edificio de la gerencia municipal el organismo que licita es el Ayuntamiento de Málaga bajo sometimiento a la legislación sobre contrataciones públicas, hecho que no ocurrió en el macrocomplejo ferial en que se acordó la obra municipal a través del ente Promálaga, que goza de personalidad jurídica de sociedad anónima. Este contraste ofrecería garantías legales a favor del edificio municipal a la hora de ejecutarlo correctamente conforme a proyecto e importe licitado. Ahora bien, modificar sobre la marcha de la ejecución sus unidades de obra o precios, si nos atenemos a la ley, significa una complicación y una demora a sufrir para su finalización.

Vayamos a lo sucedido. Una vez contratado la edificación de la Gerencia de Urbanismo se procede a una primera modificación del proyecto. En este sentido, si, como se ha llegado a comentar, las adjudicatarias (Dragados y Hexa) tienen puntuales problemas en esta obra con el Ayuntamiento, toda modificación del contrato que suponga alteraciones del precio, igual o superior a un 20%, es causa de su resolución (artículo 220,e de la vigente ley 30/2007 de Contratos del Estado) Tales empresas, por tanto, previo cobro de las certificaciones sobre lo ejecutado hubieron quedado liberadas para decidir si renunciaban o continuaban la construcción del edificio. En caso de desistir, se hubiera necesitado que el expediente comenzara desde cero para una nueva licitación. Basta que el modificado roce sin llegar al 20%, tal como ha pasado, para que todo prosiga igual, como si nada hubiera cambiado.

Avanzada la obra, se plantea un segundo modificado, eso sí, como pieza separada del anterior, esta vez con motivo de implantar una flamante fachada climática. Como el artículo 155-b de la referida legislación fija una limitación, no superior al 50%, a las subidas de los importes acumulados de obras complementarias en un proyecto que ha sido adjudicado, a la vez que ordena que esas modificaciones tienen que ser objeto de una contratación independiente, se plantea, lisa y llanamente por el Ayuntamiento, que el alza del importe sea del 49 y pico por ciento. Así no se tiene que iniciar una nueva licitación sobre la parte reformada.

Pues bien, a la vista de esos modificados, las empresas perdedoras de esa adjudicación pueden decidir la presentación de un contencioso judicial para la nulidad de la licitación que se efectuó en su día, solicitando asimismo la paralización cautelar de la ejecución de la obra, en tanto la justicia no se pronuncie sobre el fondo del asunto. Lo podrían argumentar en la lesión que significa a sus intereses económicos, restituidos si hay una nueva contratación pero sobre la integridad del nuevo proyecto, ya que si se mantiene indebidamente la adjudicación, ante la naturaleza y cantidad presupuestada trastocada, nos encontramos frente a una ficción porque ya no es la misma obra que se licitó.

Pero resulta que en estos casos ninguna empresa suele acudir a los tribunales para la defensa de sus intereses porque son temerosas de que podrían ser excluidas para el futuro. Tampoco porque desconfían que la justicia atienda la paralización cautelar y cuando dentro de suficientes años haya al fin resolución de la magistratura puede, no sólo estar inaugurado, sino haberle surgido al edificio hasta goteras. Claro que también este recurso lo puede interponer la oposición municipal, no sé si lo tiene previsto, por birlarse o burlarse la norma y ser lesivo el nuevo coste al interés público. No obstante, a todas luces resulta indecoroso además que todos estos cambios en el proyecto, el último, basado en el "interés energético", introduciendo "un inteligente acristalamiento laminar exterior, único en el mundo" por importe de 10 millones de euros, se hagan público en plena fecha estival y vacacional.

Parece que el Ayuntamiento de Málaga le tiene cogido el gustito al mes de agosto, fecha preferida para hacer público o tomar decisiones, más o menos impresentables, sobre el urbanismo local. Con ello parece no importarle el antecedente inmoral que ideara Jesús Gil aquella noche del 7 de agosto de 1998 cuando en la nocturnidad de las cero horas, con alevosía y prevaricación, celebró un Pleno para aprobar su insostenible modelo urbanístico de Marbella que tantas miles de viviendas ilegales y problemas ha hecho elevar.

En este sentido, hay que recordar que la aprobación inicial de la actual revisión del PGOU malacitano se llevó a cabo en vísperas vacacionales del 2006; la provisional, ya con nulo disimulo, en pleno agosto y vigilia de la Feria del 2008. La historia se repite en las mismas fechas de este 2009 para el edificio de la Gerencia de Urbanismo: otro motivo para el escándalo.

El urbanismo no debe ser para el verano.
Juan Ignacio Trillo

11 de septiembre de 2009
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