¿España se rompe por Málaga?
Con bastante confusión empieza el curso político en Málaga. Parafraseando el manido "España se rompe", esta vez pareciera que la amenaza no acontecería por "Catalunya" sino por el inmenso descosido que se le abre con Málaga. Sería evitable si los principales partidos políticos de nuestra tierra se fijaran en lo que hacen sus líderes nacionales o se dedicasen a una labor más pedagógica en sus comunicaciones; así el desconcierto no reinaría en el electorado.
En este sentido, leemos que el PSOE a nivel nacional plantea la subida de impuestos y aquí en el ámbito local exige su bajada al ayuntamiento de Málaga. Este galimatías se traslada como efecto bumerán al bando del PP municipal que al igual hace lo contrario a lo que manifiesta Rajoy. De la Torre se desgañita y pierde los papeles en una radio local negando la evidencia. Para su tramposo discurso sobre el descenso de la fiscalidad utiliza el CD rayado de los Montoros-Cospedales y Cias pero al final le llama "congelación", es decir: subidón. Por dos motivos: por la deflación que nos lleva a precios negativos que también debería trasladarse a la cuenta fiscal, y por la promesa municipal que realizó el pasado ejercicio presupuestario, cuando elevó la carga impositiva el triple del IPC, de que este año se nos compensaría.
De otra, mientras José Luis Zapatero anda descalzonado detrás de Mariano Rajoy para alcanzar acuerdos, por estos lares es Elías Bendodo el que parece que busca desesperadamente a sus adversarios políticos para convenir un pacto por Málaga. En su rechazo, los socialistas malagueños argumentan que su homónimo del PP "practica la política de los puños cerrados". No llego a entender si eso significa que Rajoy contra Zapatero ejercita la política del terciopelo o el problema son los puños. Tampoco concibo esto último. Los guías del PSOE: Guerra, Pajín, acompasados de líderes políticos y sindicales leoneses, aparecen en la inauguración del curso político por Zapatero en Rodiezmo, como mandan los cánones: con la santa seña de la Internacional y los puños bien apretados y levantados. Debo entender por tanto que aquí también hay un problema de comunicación.
Vayamos a los casos de delitos contra la ordenación del territorio surgidos este verano. El PP nacional, al que le brotan como hongos los sumarios, ampara a los presuntos chorizos echando las culpas a jueces, policías y periodistas. Pretende que esos líos no se conozcan, más cuando le florecen en lugares tan dispares de nuestra biodiversa geografía que según piensan podrían pasar hasta desapercibidos. En frente, los socialistas del Reino de España claman para que nadie se inmiscuya en la labor de la justicia y se deje trabajar tranquilamente a los magistrados a la vez que exigen que se produzcan dimisiones y responsabilidades políticas en las filas del PP.
¿En Málaga? En declaraciones públicas, también en este agosto, de algunos de los dirigentes socialistas institucionales, se protegen a los ediles afiliados que arrastran problemas con la justicia. Explicitan que no es el código penal el que debe imperar contra los transgresores del urbanismo sino tan solo el derecho administrativo por ser meras faltas. Del mismo modo se irrumpe, como la semana pasada, solicitando el sobreseimiento del último caso de "imputación omitiva" que se ha conocido. En cristiano: que los instructores de los procedimientos judiciales andan errados. Por el contrario, el PP boquerón solicita las dimisiones de estos imputados. Málaga aparece otra vez aquí con el pie cambiado.
Sigamos. En Benidorm este verano la vida no ha seguido igual. No lo digo por Julio Iglesias, próximo hijo adoptivo de la provincia promovido por el grupo de diputados socialistas de la Diputación de Málaga en contra de los socialistas valencianos y de los federales que lo tienen acusado ante los tribunales de justicia. Me estoy refiriendo a Maite Iraola, concejala del PSOE en ese ayuntamiento y madre de Leire Pajín, la tercera en el organigrama del PSOE. Maite acaba de dejar la militancia socialista antes de que su hija la expulse. El motivo es una moción de censura que protagoniza allí el grupo municipal del PSOE contra el alcalde del PP y que es apoyado por un edil tránsfuga de los populares. A la inversa, días atrás hemos conocido la censura en el municipio de Sierra de Yeguas donde el PA se ha hecho con la alcaldía que estaba en manos del PP. Ha necesitado contar con el apoyo del PSOE y de la concejala tránsfuga, ya ex-popular y ex-amante confesa del ya ex-alcalde. Deduzco que allí no ha pasado nada, o no se ha explicado bien, y eso que el concejal del PSOE no llegaba a ser padre ni tampoco hermano o cuñado de nadie de la dirección socialista malacitana.
¿Más? Esta semana hemos conocido el relevo en el Congreso de los Diputados de Magdalena Álvarez por incompatibilidad con su escaño europarlamentario. Su nombre y biografía son sobradamente conocidos por nuestra ciudadanía. Le ha sustituido Daniel Pérez Morales. Ni el nombre, a pesar de que sus apellidos suenen, ni la semblanza que ofrece trascienden su ámbito familiar u orgánico. Además, no ha habido tiempo, cuenta con 29 años y no es un superdotado. Eso me hace reflexionar: ¿A esas butacas en las que se sentaron y nos representaron tan ilustres personajes de nuestra historia se va a aprender, o a legislar y ejercer el control a la acción del Gobierno? La culpa no es de Dani, sino de quienes elaboraron las listas. Eso mismo dije y manifesté públicamente siendo delegado de la Junta en diciembre del 2007. Pues bien, leyendo los currículos y las experiencias políticas de los nuevos diputados socialistas que en las mismas fechas han sustituidos asimismo a los otros europarlamentarios, Juan Francisco López Aguilar y Ramón Jáuregui, compruebo que tampoco el PSOE de Málaga tiene en esta materia nada que ver con lo que sucede allende sus límites. Ni con el discurso de Griñán sobre el mérito, la capacidad y la eficacia.
Por ello concluyo, que de esta uniprovincialidad tan atípica que camina a su aire sin timón ni brillantez somos los malagueños los que más tenemos que perder. Ya lo estamos comprobando.
Ignacio Trillo.
Economista
¿España se rompe por Málaga? ... por Ignacio Trillo
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