Hasta siempre, abuela Andrea...por Miguel Angel Vallecillo.


Hasta siempre, abuela Andrea
En la madrugada del pasado domingo tu corazón dejó de latir como lo había hecho durante más de un siglo. Más de cien años en los que tu lucha fue constante. El trabajo duro, sacar adelante tu familia, el maldito dolor de tu espalda… nada de eso pudo contigo. Toda una vida forjada a partir del coraje y que dotó a tu persona de una fortaleza inquebrantable.
Cualquiera que te conociera sabía de tu genio y que doblegarte no era tarea difícil. Tanto fue así, que la ‘dama fría’ sólo tuvo el valor de visitarte mientras dormías porque, a buen seguro, no tuvo el valor suficiente de presentarse ante ti estando tú despierta.


Durante las últimas horas, todos los que te queríamos te hemos recordado. Yo lo he hecho cuando, como hacía mi otra abuela María, distraías mis horas difíciles de infancia jugando a cualquier cosa conmigo cuando no podía moverme de una triste cama. Cuando rivalizabais entre las dos en quien me quería más, hasta que os dabais cuenta que era intentar resolver un enigma sin sentido. Cuando, acompañándote en tu último viaje a Jimena este domingo, veía los nidos de cigüeñas y escuchaba tu voz diciéndole a tu pequeño nieto que viajaba contigo en el asiento de atrás de un Seat 127 que ellas eran las que traían los niños, aún sabiendo que éste ya sabía el verdadero secreto de dar a luz.

De eso precisamente fuiste tú partícipe en tu pueblo porque, aunque no tenías estudios, te pusiste al servicio de la ciencia durante muchos años, en los cuales ayudaste a nacer a varias generaciones de jimenatos. El Doctor Marina te dio total libertad para asistir a los alumbramientos de tus vecinos y allí donde una nueva vida estaba a punto de ver el mundo estabas tú para ayudar a tantas madres a conseguirlo.

Él confió en ti y tú no lo defraudaste. La prueba de ello la hemos tenido este lunes. Multitud de personas, de todas las edades, han querido darte el último adiós a la última partera de Jimena. A aquella que estuvo cuando nacieron incontables jimenatos y a la que, de cualquier manera, tenían que agradecérselo.

No tengo la más remota idea de si los querubines celestiales nacerán como los niños aquí en la Tierra. Si es así, sus madres estarán a partir de este domingo en buenas manos.

Hasta siempre Andrea.

Tu nieto. Tu Migué.
Miguel Ángel Vallecillo Sarrias

Nota de Tiojimeno: Gracias Miguel por haber recogido en estas letras los sentimientos de tantos jimenatos.
Yo también fuí uno de esos tantos niños jimenatos que Andrea ayudo a "traer al mundo".

9 de noviembre de 2009
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