Regueira... por Francisco Gutierrez Ordoñez.


Texto leido por Francisco Gutierrez ayer en el acto de Nombramiento como Hijo Adoptivo de Jimena de José Regueira.
Sr. Alcalde, Señores Portavoces de los Grupos Municipales, Señores Concejales, señoras y señores.
Buenos días.

Gracias Sr. Alcalde por darme oportunidad de participar en este acto tan emotivo dedicado a una persona que tanta importancia ha tenido en mi vida, cosa que hago en representación de todos mis compañeros que a lo largo de estos casi cincuenta años hemos trabajado en la farmacia o colaborado como el le gusta llamarlo.

Me atrevo a arrogarme su representación porque estoy seguro de que un 90% de ellos suscribiría mis palabras.

De entre todos estos compañeros hay uno, mi amigo Martín Cano, que sí va entender todas y cada una de mis palabras.

Porque compartimos muchas cosas, los años duros de la década de los sesenta que trabajamos juntos, el proceder de familias muy humildes, el haber hecho magisterio por libre y el que de adolescentes nos correspondieron responsabilidades de adultos

Permítanme saludar a Ramón Regueira y a su mujer Irene y decirles que a pesar de su efímero paso por Jimena, los que le conocimos guardamos un muy grato recuerdo de ellos.

Es un orgullo y un honor dar testimonio de la calidad humana de D. José y contribuir de alguna manera a mostrar los merecimientos de este nombramiento.

Hace en estos días exactamente cuarenta y nueve años que apareció por Jimena este gallego con pensamiento de estar unos años y volver a su Coruña natal, pero poco a poco fue echando raíces en Jimena.

Raíces que han fructificado en sus hijos que hoy son unos jimenatos mas, Víctor y Héctor son farmacéuticos en Jimena, Jesús en su trabajo profesional como guionista da el nombre de Jimena al pueblo donde ocurre la trama de la película 99.9 y Esther da el nombre de Jimena a su propia hija.

Fue concretamente el año 60, años plomizos de la dictadura en donde la vida en Jimena era dura y cruel para las clases menos pudientes.

Solo un número muy limitado de personas poseía seguridad social, otros tenían beneficencia que eran aquellos que nada tenían y una gran masa que trabajaba en el monte o en la campiña sin ningún tipo de seguro y que tenían que afrontar los gastos de médicos y farmacias con sus humildes salarios.

Por ello tenían que recurrir a pedir fiado los medicamentos hasta que llegaran mejores tiempos.

Ante esa perspectiva D. José se hizo con unas fichas amarillas en la Imprenta Alba de Algeciras para anotar las deudas de los clientes y sus instrucciones fueron claras:

“Paco: Que nadie se vaya sin los medicamentos por falta de dinero”.

Pero en aquellas fichas amarillas se fueron anotando otros conceptos independientemente de los medicamentos.

Más de una vez he visto llegar a personas diciendo:

D. José, como Vd. sabe me dedico a ir por cepas al monte, o bien a coger corruca y se me ha muerto el burro y D. José preguntaba ¿cuanto vale un burro? Le compraba el burro y se anotaba en las fichas amarillas.

En otras ocasiones le he visto ejercer de banquero, sin cobro de intereses por supuesto, era cuando nuestros paisanos emigraban a Francia a la recolección de remolacha o a la vendimia, muchos jimenatos recurrían a él para solicitarle un préstamo hasta su vuelta, se trataba de dos mil o tres mil pesetas, para sufragar los gastos del viaje y dejar algo a sus familias.

Dinero que D. José no dudaba en poner en sus manos sin el mas mínimo recibo, solo con la anotación en la ficha amarilla y normalmente, los que acudían eran aquellos a los que Bancos o Caja de Ahorros nunca le darían ese dinero por falta de solvencia, los que en nuestro lenguaje jimenato no tenían donde caerse muerto.

Y que decir de su comportamiento con los empleados, en aquellos años 60.

Nos daba de alta en la seguridad social (no era nada común), nos pagó los estudios, nos daba tiempo para ir a la Academia, nos sufragaba los desplazamientos para los exámenes.

Nos pagaba bien.

¿Quién puede imaginar que en esos años nos diera aparte del sueldo un porcentaje de las ventas?

¿O una paga especial en feria de agosto?

Pero aparte de estas ayudas materiales hay algo quizá más importante y es la escuela de vida que trabajar a su lado supuso para nosotros.

Junto a él y su mujer Queti recibimos una educación que en nuestras humildes casas nunca hubiésemos tenido, se nos trató como a personas y nos hicimos personas.

Teníamos a nuestra disposición todos los libros que tenía en su biblioteca, tuvimos acceso a revistas como Cuadernos para el Dialogo o Triunfo revistas míticas de los años sesenta que nos abrieron las mentes, leímos desde Lorca a León Felipe, de Darwin a Schopenhauer.

Fuimos tratados como miembros de la familia, sus hijos Víctor, Jesús, Esther y Héctor eran como nuestros pequeños sobrinos a los que en alguna ocasión cuidábamos.

Se ha hablado aquí de los méritos como historiador del Campo de Gibraltar y por ende de Jimena, cronista oficial de Jimena, el fundar una Editorial donde han tenido ocasión de publicar jimenatos que de otra forma seguramente nunca hubieran publicado.

De que hace unos años recibió un importante premio del Colegio de Farmacéuticos, de que fue uno de los primeros presidentes de Gicofa .

Nosotros, sin embargo, las personas que hemos trabajado para él valoramos, de una parte, su solidaridad y compromiso con los más necesitados a lo largo de estas décadas.

Estamos seguros de que muy pocas personas en Jimena han ayudado tanto a las clases menos pudientes.

Y por otra su comportamiento ejemplar con las personas que hemos trabajado con él.

Por ello solo, para nosotros, ya le haría merecedor de este reconocimiento como hijo adoptivo de Jimena.

D. José nos sentimos muy orgullosos de haber colaborado con Vd., le felicitamos por este nombramiento bien merecido y le reiteramos nuestro agradecimiento y cariño.

13 de diciembre de 2009
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