Después de tres años he vuelto a visitar Jimena, pueblo que considero como mío, ya que viví en él durante seis años desde 1959 a 1965, abarcando el periodo de mi vida comprendido entre lo 7 y los 13 años, es decir, allí aprendí a hacer raíces cuadradas, algo de francés y poco de historia tergiversada y mucha religión (con D. Antonio Puchán), el ingles no se impartía, por aquello de Gibraltar, en venganza contra la “Pérfida Albión “, eran los tempos de la oprobiosa, ya se sabe.
Posteriormente, ya viviendo en Madrid, he vuelto con cierta frecuencia a visitar ese pueblo al que amo, y a aquellos que compartieron conmigo juegos ( “la chicha”, “el perrón”, “ir a buscar minas”, “cazar pajaritos”, “ir a coger murtas”, “los baños el el cañones”…etc.), además de ilusiones y confidencias, a estas alturas más de cuarenta años después aún presumo de contar con algunos amigos ahí (Pepe Quirós, Juan Parra, José Mª Macias Tobi Quirós y algunos otros que desgraciadamente ya no están con Nosotros), en definitiva, Jimena es el lugar donde no me siento extraño y es el pueblo que considero como mío.
Visitas que he realizado en verano y en Navidades en los primeros años y ahora por razones obvias las visitas se distancian más en el tiempo, las obligaciones, el trabajo y la distancia imponen su ley.
Tras esta última visita, he vuelto con una grata impresión, pues ahora está mucho más cuidado que antaño, y además, en general, con buen gusto y respetando el entorno, sirva de ejemplo la Calle San Sebastián.
Pero he aquí que el viernes 22 de Enero pasado fui al “Paseo” y al situarme en él no podía dar crédito a lo que veían mis ojos, tuve que frotármelos para asegurarme que lo que estaba viendo era cierto:
¡¡¡UNA HORROROSA FUENTE AL LADO DE CAMAPÉ “REONDO” !!!
Como es posible hacer una cosa tan: descoordinada, tan fea, tan “abocerrible”, es un completo tratado de antiestética y lo de la reja ya lo remata, no sé quien decidió semejante atentado, pero desde luego es un acto de “terrorismo” contra la estética, la integración, el paisaje urbano, el diseño y sobre todo contra el buen gusto.
Algún responsable habrá, que seguramente duerme la mar de tranquilo y estará incluso orgulloso de su obra.
No sé si estas líneas servirán de algo pero no me he podido resistir a escribirlas, lo consideraba una obligación.
Juan Carlos Cañas Moreno
“El niño del Teniente”
28791 Soto Del Real (Madrid)
La Fuente del Paseo... por Juan Carlos Cañas.
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