Jerez vivió un día que pasará a los anales de la historia. Quien sabe si Jorge Lorenzo tomó en la catedral el testigo de Rossi. El testigo del futuro de este deporte. El segundo piloto de Yamaha remontó desde la cuarta posición para superar a Hayden, a Rossi y a Pedrosa en una carrera sensacional.
El balear mató a sus dos pájaros principales de un tiro. Si Hayden fue un bufete fácil y barato, derrotar a Valentino, el primer piloto de Yamaha, significó un trabajo de media hora de progresión. Por fin, a falta de seis vueltas, Jorge realizó a su mayor enemigo el mismo interior que el italiano le ejecutó en Montmeló hace diez meses. Tenía un mejor ritmo que el campeón vigente. Y que Dani.
Su único objetivo fue dar "el golpe" al Mundial. Superado su gran oponente internacional y local (Yamaha), Lorenzo arriesgó para cazar a su mayor adversario nacional: Pedrosa. Le cogió el rebufo a falta de tres vueltas. En el penúltimo giro al circuito estuvieron a punto de caerse y de regalarle el éxito al italiano. Jorge rozó con el hombro a su compatriota en un primer conato.
En el segundo, se tocaron directamente. Hasta que el hijo de Chicho apretó los dientes, frenó más tarde en una curva cerrada y el piloto de Honda se abrió, excedido en su velocidad. El número 99 obtuvo un triunfo de leyenda frente a los dos grandes antagonistas de su vida. Rossi, tercero, se resignó. El mallorquín festejó la carrera de su vida dándose un baño en la laguna del circuito. El triplete hispano tenía un mensaje de futuro. "Le he echado cojones", dijo el ganador. Pedrosa, deportivo, le felicitó. Hubo un trato cordial entre ambos. Se saludaron ante un Valentino convidado de piedra
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