Me acuerdo de Manolo a la puerta de mi casa en la calle Romo llamando a mi hermana , que entonces era una niña de seis o siete años, ¡aurorita, aurorita¡ y mi padre salía y le daba un bollo de pan ,con algo dentro , casi siempre boquerones fritos, y también me acuerdo ,en el paseo, como se mofaban de el los hijos de los "señoritos" del pueblo a causa de su minusvalía psíquica, sí ,debería decir sus apellidos, pero no merece la pena, y a mí , que era un chiquillo , que trataran así a una persona me parecía de una vileza extrema, y creo que aquellos comportamientos , forjaron mi compromiso para transformar una sociedad injusta y cruel con los mas humildes.
Un saludo de un jimenato en el exilio interior.