Del ordeno y mando, al ordeño y mango. Hablamos del mango de la sartén, naturalmente. El Régimen ya no se limita a ordenar y mandar, como han hecho desde hace décadas estos progres de moqueta y audi. Ahora que ven el final de la bicoca se han arremangado para ordeñar la vaca de la Administración hasta dejarla sin una gota. El que no enchufa no mama. Enchufismo por doquier para colocar al personal antes de que lleguen los fachas de la derechona y terminen con estos privilegios que tienen su fuente de derecho en el 28 de febrero. Por eso salen los funcionarios a la calle.
El decretazo del enchufismo ha sido la gota que ha colmado el vaso. Los funcionarios no están manipulados por el PP, como se empeña en sostener, sin enmendarla, María del Bluf Moreno, esa política que va de oca en oca y de cargo en cargo. Los funcionarios están hartos, que es distinto. Hartos de ver cómo se pasean por los despachos los cachorros del Régimen que llevan los mismos apellidos que sus mentores. Hartos de mentiras disfrazadas con el halo de la propaganda. Hartos de hacer informes que el jefe de turno se encarga de arrojar a la basura si no siguen las líneas clientelares del partido. Hartos de comprobar cómo se tira el dinero en subvenciones que sólo persiguen ganarse la influencia y el voto de las asociaciones que viven del presupuesto público. Están hartos de estar hartos y de haber guardado un silencio del que ahora se arrepienten.
Los funcionarios que siguen manifestándose de forma multitudinaria —ni CCOO ni UGT tienen ese poder de convocatoria— no son fascistas ni batasunos, como se encarga de pregonar esos dirigentes que hacen lo posible, lo imposible y lo inaceptable por dividir a los andaluces en dos bandos irreconciliables. No están alineados con las tesis de unos ni con las de otros. Cualquiera que se acercara el sábado a la manifestación podría haberlo comprobado. Había banderas de España y de Andalucía, republicanas y comunistas, anarquistas y de la CSIF, banderas naranjas y jornaleras. Y gente, mucha gente. Gente que le ha perdido el miedo a este Régimen que pretende perpetuarse a través de las empresas públicas controladas por los cargos del partido aunque en San Telmo ya no esté Griñán. Esa es la clave y los funcionarios lo saben.
Mientras el PP se reunía consigo mismo para anticipar unas victorias que aún no han llegado, los funcionarios tomaban la calle en un acto de civismo y de valentía. Un simple coincidencia que los sectarios y las sectarias del Régimen pretenden vendernos como una conspiración judeo-masónica. O como un contubernio de la derecha y los sectores facciosos de la Administración. Pero eso no se lo cree ni María del Bluf Moreno, que lo ha dicho para salir del paso. El Régimen se desmorona. Fue el eslogan más coreado. «Pumba, pumba, pumba, el cortijo se derrumba».
Artículo de Francisco Robles en ABc.es
Recomendado por Manuel Torres.