A lo largo y ancho de esta España, en el aspecto político y judicial no hay nada de justo ni nada que se acerque a los límites de lo equitativo. Después dicen que todos somos iguales, cuando la balanza de la desigualdad y de las injusticias está mostrando en si el desequilibrio que hoy padecemos una gran mayoría de los españoles, y todo gracias a nuestros anteriores gestores, bien haya sido en el central, junta, diputación o en el propio ámbito local.
Bueno, comienzo este escrito o post diciendo otra verdad, otra realidad que no es otra que la de la desaparición del término público por lo privado. ¿Y esto por qué? En esta España, nuestros anteriores gobernantes, bien sean del PP o PSOE se han regido por el neoliberalismo capitalista. De todas las artimañas de quienes bailan en los cordeles de los mercados, pues destacamos la de absolver esas pequeñas y medianas empresas, para que así ellos, desde las cúpulas, y vuelvo a repetir, bien desde el PSOE como el PP, se monten las suyas propias, dicho de otra forma, sus empresas. Como ejemplo en Jimena tenemos a Arcgisa, donde sus tres presidentes son quienes son, ¿y para que mentar a los santos?, si el milagro es lo que es, un fraude más para los jimenatos y jimenatas. Y yo me digo, si Arcgisa es supuestamente una empresa pública, (y digo supuestamente es por la sencilla razón), ¿porqué esas ganancias (imagínense de 70 a 90 euros por hogar jimenato por cada recibo) no las reinvierte en lo público en vez de echarlo a donde siempre, ¿A dónde?, pregúntenle a esos tres amigos del atraso y del no porvenir en Jimena.
Lo digo a tumba abierta, soy de los que me alegraría de que en Jimena se prescindiese de los servicios de Arcgisa en un futuro próximo, y de que ello vuelva a ser un servicio ofrecido por el propio ayuntamiento, y sobre todo, que el superávit fuera reinvertido, sin olvidarnos, que en los recibos figuren cantidades como las de 25 o 30 euros, cosa real en otros municipios, a ver si se creen estos señores que estamos en Murcia o en Almería. Quiero dejar algo muy claro, no tengo nada en contra de los empleados de Arcgisa, pero sí de la política que llevan sus jefes con el resto de conciudadanos. Según mi grado de sensatez y dando un sentido de lo más común en beneficio de la gran mayoría jimenata, esto sería lo mejor para nuestro municipio. Estos trabajadores, harían sus funciones, pero ya no desde una empresa como la anteriormente mencionada, sino desde el mismo ayuntamiento o ELA.
Pero esto no es todo, que nos diga el señor alcalde y sequito, ¿Por cuánto vendieron los derechos y contratos de las asistentas sociales?, pero esto no solo fue en Jimena, sino en todo municipio donde gobernó y gobierna tanto el PSOE como el PP. Y es que hay empresas nuevas que nacen desde ese dinero que debió ser reinvertido, y esto, como en el amor, es cosa de dos, aunque de amor tiene muy bien poco, más bien de la química más rastrera nacida de los dos elementos que con sus valencias “siempre tan negativas para lo público, social y ciudadanía” traen a esta España de culo. Por cierto, creo que una empresa “pública” no debe cobrar intereses por una deuda pendiente por parte de una institución local, la deuda es la deuda y ningún ciudadano de Jimena debe pagar esos errores de un pasado donde la manteca junto a los … estaban y están de más.
Esto es lo que nos dieron y nos dan, o sea, nada, es más bien como si te pusiesen patas arribas y a sacarte de los bolsillos hasta las mismas pelusillas. Y seguro que de ambas agrupaciones bipartidistas encontrarás alguno y alguna pensando que de estas pelusillas también se puede hacer pasta. Así que, otra reforma más y otra vez de patas arriba.
Aquí en Jimena tuvimos, tenemos y tendremos recursos y materias, pero no hemos tenido ni tenemos gobernantes que se preocupasen o preocupen por luchar por esos centros de trabajo que hubieron y que debiera haber sido hoy en día el motor precursor de nuestra economía local. Es lastimoso que esto sea el producto de la ruina y del no porvenir, y no en Jimena, sino en la gran mayoría de los municipios andaluces y de España.
Saludos,
Gabriel Meléndez.