El que fuera delegado de medio ambiente en Málaga de la Junta de Andalucía, Ignacio Trillo, que osara presentarse a unas primarias para aspirar a la alcaldía de Málaga, prohibidas en Andalucía por el PSOE que comanda Griñán, y por el que sufriera represalias laborales hasta en su propio trabajo al que lo removieron degradándolo de su puesto de trabajo como funcionario, aparte de tener que abandonar el PSOE antes de que lo echaran, pide públicamente -en nombre de los cientos de militantes socialistas malagueños que así se lo están demandando en estos momentos y que se han levantado indignados este lunes de resaca electoral, pero que no se atreven a abrir la boca por temer a sufrir igualmente las mismas represalias- las dimisiones de los responsables que han llevado al PSOE de Málaga a esta ruina electoral, empezando por el equipo de Miguel Ángel Heredia de la ejecutiva provincial, cuya distancia en 18 puntos del PP -con pérdida de la Diputación, tres concejales más en la capital, y las pocas grandes ciudades que aún quedaban en manos del PSOE.
Mientras en Andalucía es de 7 puntos- denota sobradamente la incompetencia y la mediocridad de esta impresentable y ridícula clase política provinciana socialista, que se cree que va a vivir toda su vida de la política, y que con tan notable deterioro aparece ante la ciudadanía malagueña.
No es sólo la crisis económica, como ha manifestado José Antonio Griñán, el responsable del tsunami electoral que ha envuelto al PSOE, sino estar gobernando y predicando a espaldas y contra el sector social que siempre aupó al PSOE al poder, y que este 22 M le ha dicho en Andalucía y en Málaga, harto de estar harto de tanto autismo y tanto escándalo: Griñán, Heredia, sin mi voto no sois nadie.
El PSOE para recuperar una mínima credibilidad de aquí a las próximas elecciones generales y autonómicas no necesita autocrítica de los mismos que lo han llevado al caos, porque ni son creíbles ni presentables en estos momentos. Sí de sus dimisiones para facilitar la apertura de un Congreso reconstituyente para su regeneración, política e ideológica, y de cara a asumir y acercarse a los planteamientos que la ciudadanía indignada en la calle ha sabido expresar en su espontáneo movimiento del 15 M.
De no hacerlo el próximo desastre electoral podría ser aún más mayúsculo.
Málaga, 23 de mayo 2011