Dentro de las palabras de moda, que últimamente leo en algunos blogs, debería entrar el término “consenso”. Este vocablo ha sido utilizado mucho desde tiempo inmemorial en Jimena, pero su significado en estas tierras difiere bastante de lo que entendería la Real Academia Española de la Lengua.
Su impulsor, por lo visto, dejó la profesión de pedagogo hace muchos años para convertirse en demagogo, bastante mejor pagado, y de ahí las “sutiles” diferencias que podemos encontrar en su uso de la lengua castellana.
El primer ejemplo lo tenemos en las votaciones. Para cualquier ciudadano de a pie consenso significa unanimidad. Pues en Jimena no, aquí consenso significa “porque yo lo voté”.
Si nuestro particular pedagogo demagogo dice que ha consensuado algo, es que él ha votado que sí. Si el resto no ha votado favorablemente es, sin duda alguna, porque no ha querido “consensuarlo”….
Para muestra, un botón: del acta de 3 de Diciembre de 2.003 donde se aprobó “por consenso” según el PSOE, el reglamento regulador de la JMD de San Pablo.
Esto es consenso para torpes