En mi vida he rehuido un debate... por José Carracao.


Me lo he pensado unas cuantas veces antes de contestar. No estaba en mi ánimo tener que polemizar sobre algo sobre lo que ha llovido muchísimo. Pero es que la publicación ahora de esta carta me parece un ejercicio de auténtica mala fe, por parte de quien la ha proporcionado y no quiero que el silencio pudiera interpretarse como que otorgo.
No hay mayores mentiras que las verdades a medias.
¿Cómo se puede decir que estaba en trámite un préstamo especial con el BCL? ¿Qué pasa que los préstamos no se pagan? ¿No son deudas que se contraen?


Pues como esto es casi todo lo que se me decía en esa carta. En su momento no la quise contestar por considerar que me había extralimitado, cuando decía, por ejemplo: “las puertas del Ayuntamiento sólo estaban abiertas para las minorías que siempre mandaron”.

Esta era una consideración subjetiva sobre la que cada cual puede tener su propia opinión.

Lo objetivo era que la gente deseaba un cambio y a un forastero como lo era yo, le concedió un gran apoyo para que pudiera gobernar con mayoría absoluta y me lo revalidó aumentado, en tres ocasiones más. Sé que tengo gente, especialmente los más ilustrados del lugar, a la que no caigo muy bien, pero sé también que puedo pasear por las calles, con mi cabeza levantada, recibiendo el saludo afectuoso de muchos, los más humildes, a los que siempre especialmente me he debido.

Digo, la última vez, que los datos relativos a la deuda que heredaba, eran absolutamente falso. La situación era casi tan crítica como lo pueda ser hoy, sin tener la plantilla actual, ni prestar entonces el Ayuntamiento los servicios que hoy presta. Durante tiempo, se pagó a muchos funcionarios a base de anticipos. Quedan todavía algunos, que entonces eran muy jóvenes que pueden dar fe de esto que digo.

Como cada palo debe aguantar su vela, diré que la gestión de aquellos años, la avalan los resultados de las 4 ocasiones: 8 de 13, 12 de 13, 12 de 13 y 10 de 13.

Que pronto se olvida que en verano no había agua, o que los médicos pasaban consultas en sus domicilios, que era el Ayuntamiento quien pagaba a los profesores del Instituto, o que más de 150 viviendas resolvieron problemas a otras tantas familias, en terrenos que hubo que comprar porque el Ayuntamiento no disponía ni de un sólo m2, por poner sólo unos ejemplos.

Creedme de verdad, que quiero mirar para el futuro. Esta fue una etapa ya superada. Ahora las necesidades son otras. Quizás sólo coincida una, la alta tasa de desempleo. Cada semana me pelaba con el Gobernador Civil para que los más de 400 trabajadores del entonces llamado “Empleo Comunitario” pudiesen trabajar al menos 4 días a la semana.

Pero sepa el que me busque, que nunca me he escondido. Aquí estoy para dar la cara y rendir cuentas de lo que hice desde abril de 1979 hasta julio de 1994.

27 de octubre de 2011
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