Nuestros lectores recomiendan: De los escandalos sexuales al "Caso Urdangarín"


Críticas contra la monarquía española
El escándalo en el que se halla implicado Iñaki Urdangarin, duque de Palma,
esposo de la infanta Cristina de Borbón y yerno del rey Juan Carlos I, atrae de nuevo la atención sobre los negocios ocultos de la familia Real. Una cuestión hasta ahora tabú en los medios de comunicación de España. Según la Constitución española : “La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad.” Por eso sin duda la prensa mantiene una omertá de silencio en torno a los asuntos de la monarquía. En cambio, entre los libros sobre Juan Carlos, destacan trabajos serios que critican aspectos de la vida del rey con argumentos documentados y aportan luz sobre la extravagante trayectoria de la familia Real.


Hace más de veinte años, en mayo de 1998, el periodista Jon Lee Anderson,
escribió en The New Yorker un amplio perfil del rey Juan Carlos I. El artículo fue
censurado en España, algo que dejó desconcertado a Anderson. En su opinión “la
actitud de los directores de medios y la percepción de un círculo muy pequeño de que
la democracia española era frágil, hacía que se censuraran las noticias”. Hubo que
esperar hasta 2006 para que se publicase, pero incluido en un dossier editado por la
Asociación de la Prensa de Aragón con motivo de la asistencia de Jon Lee Anderson a
un Congreso en Huesca.
Lo curioso es que lo escrito por Anderson no era en absoluto crítico ni con la
figura del Juan Carlos I ni con la monarquía en general. Su principal fuente era el
servicio de prensa de la Casa Real y no recogía ni un sólo comentario de algún opositor
a la institución monárquica. Sin embargo, en el texto se aprecian elementos que
cualquier español hubiera identificado como “impublicables” en España : recuerda, por
ejemplo, que Alfonso XIII, abuelo de Juan Carlos I, tras su derrocamiento en 1931,
“vivió una vida de playboy, mujeriego, era aficionado al juego y la caza” ; destaca la
estrecha relación entre Franco y Juan Carlos, y se hace eco de algunos de los
escándalos sexuales y económicos.
A diferencia de otras monarquías, como la británica, la española sigue blindada
a la crítica. Se trata de un caso de censura apoyado por los directivos de la prensa y la
mayoría de los periodistas, incluso los no españoles. John Carlin, por ejemplo,
periodista británico colaborador del diario El País, hasta se jacta de esa falta de 
libertad. En su artículo “Reyes, guiñoles, ingleses y democracia”, publicado en 2000
con motivo del 25 aniversario de la monarquía, afirma : “A diferencia de lo que ocurre
en el Reino Unido, en España existe una conspiración de silencio en la que participan
todos los medios de comunicación en torno a la familia real. Y tiene su razón de ser”.
Ante esta situación en la prensa, ha sido en los libros donde la omertá de
silencio ha podido agrietarse. Muchos son los libros sobre la familia Real, el monarca o
su consorte. Casi todos laudatorios. Sin embargo, cada vez más, comienzan a editarse
trabajos que se posicionan críticamente contra la monarquía.
Uno de los primeros fue Un rey golpe a golpe. Biografía no autorizada de Juan
Carlos de Borbón (2000). Va firmado con un pseudónimo, Patricia Sverlo, y editado por
Ardi Bertza, un sello del entorno de la izquierda abertzale que acabaría clausurado por
las autoridades. El libro no se vendió en librerías ; se distribuyó por los circuitos de la
revista Ardi Beltza donde se agotó. La obra es contundente en la exposición del
entramado de la sucesión tras la muerte de Franco ; destaca la fortuna de Juan Carlos
I, sus oscuros negocios en el petróleo, el tráfico de armas, la especulación financiera, la
trama inmobiliaria y sus amistades con una elite económica que terminó enjuiciada
por corrupción. También se repasan los escándalos sexuales del rey que suelen ser
comentados en numerosos círculos privados pero nunca saltan a las páginas de la
prensa española. Incluso se insinúa que Juan Carlos tuvo conocimiento de la creación
de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), aparato clandestino de guerra sucia
contra ETA creado bajo el gobierno de Felipe González. Hoy el libro es difícil de
conseguir y su difusión se realiza básicamente por Internet.
Es de justicia indicar que los principales escándalos fueron recogidos
anteriormente en otra obra que, si bien no se centraba en la figura de la monarquía,
sacó a la luz una valiosa información sobre las corrupciones en torno a las finanzas de
la realeza. Se trata de El negocio de la libertad (Foca, Madrid, 1999), de Jesús Cacho. A
diferencia del de Patricia Sverlo, éste fue un gran éxito de venta, pero los escándalos
que en él se destapaban –y que afectaban a una parte del sector político y económico
de la España de Felipe González– eran tantos que los del rey no destacaban entre el
panorama. Como Jesús Cacho no es un periodista antimonárquico militante, ello hacía
que sus denuncias tuvieran credibilidad. Por ejemplo, cuestionaba el papel de Juan
Carlos, presentado casi como heroico, en el fallido golpe de Estado del 23 de febrero
de 1981. Basándose en unas declaraciones de la reina difundidas por la periodista Pilar
Urbano, el autor afirma que “el Rey había jugado a dos bandos en las fechas previas al
23‐F”.

También sostiene que, tras conseguir la Corona, Juan Carlos I habría
comenzado a amasar su fortuna y a embolsarse comisiones. Otra vía para enriquecerse
: utilizar su cargo para pedir a algunas petromonarquías del Golfo y al Sha de Persia
ayuda económica personal para “defender a España del socialismo”. El autor incluso
publica la carta que habría enviado el rey al Sha.
Jesús Cacho expone una imagen bastante patética del soberano : “El Rey no lee
libros ni periódicos : se limita a hablar por teléfono las veinticuatro horas del día, lo
cual conforma en ocasiones en su coronada testa un galimatías morrocotudo. Cuantas
veces y voces han pretendido dotarle de algún tipo de asesoría o consejo de notables,
una simple tertulia con la que reunirse de forma periódica para hablar con cierta
profundidad de algunos temas, han fracasado. Al Monarca le interesan más los tipos
divertidos, alegres, simpáticos, ricos mejor que pobres, hábiles en el trato con las
mujeres y en los negocios”.
Ramón Akal, editor de Cacho, recuerda que el libro fue encargado por otra
editorial pero que ésta, tras leerlo, decidió pagarle al autor la cantidad estipulada
como adelanto negándose a publicarlo.
En España, ni siquiera la “prensa seria” ha informado de los escándalos
financieros de Juan Carlos I a pesar de que sus socios han protagonizado portadas,
juzgados y hasta prisiones. Ni la prensa amarilla, tan popular, ha prestado atención a
sus devaneos amorosos y sexuales. Cuando la revista italiana Oggi anunció, en 1989, la
existencia de una hija ilegítima del monarca con la condesa italiana Carla Olghina
Robiland
, el silencio fue total en España. Y cuando la condesa confirmó esa relación y
publicó las “cartas de amor” de Juan Carlos I (que ya estaba comprometido con Sofía
de Grecia), su difusión fue muy limitada.
Sobre los escándalos de faldas del rey  trata David Garrido en Los hijos
silenciados de los Borbones (Arco Press, 2005). Otro autor que destaca es el coronel
Amadeo Martínez Inglés, oficial expulsado en 1990 de las Fuerzas Armadas. Sus obras
se caracterizan por su carácter provocador y polémico. En 23‐F. El golpe que nunca
existió (Foca, Madrid, 2001) implica a Juan Carlos I en el intento de golpe de Estado. En
Juan Carlos I, el último Borbón (Styria, Barcelona, 2008) no duda en calificar al sistema
político de “dictadura en la sombra por parte del monarca español”. Y en La conspiración de mayo. El “Alzamiento Nacional” que preparó la derecha castrense
para el 2 de mayo de 1981 y que frustró el 23‐F (Styria, 2009) de nuevo implica al rey
en el golpe del 23‐F.
Otro libro interesante es del periodista Iñaki Errazkin, Hasta la coronilla.
Autopsia de los Borbones (Txalaparta, Tafalla, 2009), cuya principal aportación es un
riguroso repaso a los antecedentes históricos de los Borbones en un capítulo titulado
“Los muertos de Juan Carlos Primero”. El autor afirma : “La degeneración que causa la
continua endogamia, la soberbia y la impunidad inherentes al poder, ya sea absoluto o
relativo, son elementos que no ayudan precisamente a forjar un carácter virtuoso, y
los Borbones no son una excepción”. La contundencia del texto es indiscutible,
Errazkin presenta un capítulo de la vida del monarca silenciado en las biografías
oficiales: el disparo de pistola con el que Juan Carlos mata, siendo niño, a su hermano
mayor Alfonso, y que le catapulta al primer lugar de la línea sucesoria, y el rechazo
absoluto del padre a que se realice autopsia alguna o investigación. No falta un repaso
a los hijos del monarca y sus consortes, donde se encuentra: drogadicción, suicidio,
secretos silenciados a golpe de talonario con fondos públicos y sexo.
Por último: la obra del senador Iñaki Anasagasti, ex portavoz del Grupo
Parlamentario Vasco en el Congreso, Una monarquía protegida por la censura (Foca,
Madrid, 2009). El autor denuncia la “conspiración de silencio, en la que participan
políticos, personalidades de todo tipo y medios de comunicación social, en torno a la
familia real para seguir diariamente manteniendo la convención de que es ésta la única
fórmula válida en la actualidad para que España no se rompa o para que no acabemos
a garrotazos los unos contra los otros”. El senador vasco afirma que escribe este libro
porque “es preciso ir diciendo que el rey está desnudo, que su legitimidad de origen
no es democrática, por más que aparezca en títulos y artículos de una Constitución
aprobada democráticamente en 1978; que su vida privada no es nada ejemplar; que
sus gastos y sus relaciones de amigos comisionistas son impropios, y que su falta de
responsabilidad ante el delito es algo único en una Europa democrática”.
Todo esto vuelve a plantearse desde que estalló el “escándalo Urdangarin” en
el que se halla implicado el yerno de rey a través de su empresa de asesoría Nóos en el
“caso Palma Arena” y la “operación Babel”
propiedad comparte con su esposa la infanta Cristina de Borbón. En cinco años, la cifra
de negocios de Nóos rondó los 10 millones de euros, según la contabilidad del
complejo entramado de asesorías y empresas organizado, que Fiscalía Anticorrupción
ha examinado. Se ha identificado a una firma del grupo que transfirió cerca de medio
millón a una cuenta de una sociedad en un paraíso fiscal. Fiscalía Anticorrupción ha
detectado también un agujero de un millón de euros, en partidas no justificadas. Esta
es la base para la acusación penal de supuesta “malversación de caudales públicos”. Y
la pregunta que muchos observadores se hacen es: ¿en qué medida el rey Juan Carlos
estaba al corriente de estas operaciones? ¿Cómo es que nadie, en la familia Real, se
interrogó sobre los orígenes del colosal y rápido enriquecimiento del esposo de la
infanta Cristina?
Muchos elementos en torno a la familia Real despiertan indignación y cada vez
cuesta más silenciarlos: denuncias financieras y de corrupción, fortuna personal de
oscuro origen, la burla de que sus viviendas, yates, vehículos, etc... sean de titularidad
del Estado para que sea el dinero público el que deba mantenerlos y repararlos,
oscurantismo en su financiación pública de la que no debe rendir cuentas, desmanes
sexuales...
Todos estos elementos, ocultos en los medios de comunicación, salen a flote
sólo gracias a algunos libros que han logrado ser la única válvula de escape a las
críticas y denuncias contra la monarquía.


1
En su número del 13 de septiembre de 1989, Oggi recogió la siguiente declaración de la Condesa di
Robilant : “El Rey de España es el verdadero padre de mi hija. Hoy puedo declarar tranquilamente que
habría podido arrastrar a Juan Carlos a los Tribunales, pero hubiese comprometido su futuro”.
2
Hace poco la francesa Maríe‐José de la Ruelle vió rechazada por los Tribunales de Burdeos su demanda
de convertirse en hija natural de Juan Carlos I (y de Maria Gabriela de Saboya)

Léase El País, Madrid, 11 de noviembre de 2011. 


DE LOS ESCÁNDALOS SEXUALES AL ’CASO URDANGARIN’
Críticas contra la monarquía española
Pascual Serrano
Le Monde Diplomatique, Nº: 194 Diciembre 2011


Recomendado por Andrés Rebolledo.


Nota de Tiojimeno: Hemos detectado un error en este artículo.
El hermano del rey , Alfonso, que murió de un disparo, no era el hermano "mayor" del rey , sino el menor.
Juan Carlos I de Borbón (nacido en Roma, Italia, 5 de enero de 1938)
Alfonso de Borbón y Borbón Dos-Sicilias (3 de octubre de 1941, Roma - 29 de marzo de 1956, Estoril

10 de diciembre de 2011 No hay Comentarios todavía

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