Nos encontramos en una situación muy delicada, pues el paro afecta a un 30 % de los andaluces, así que éstos decidieron el 20N castigar a los gobernantes. Su estrategia fue votar a un partido que prometía “EL CAMBIO”. Con un 44,62% obtuvo la mayoría absoluta ( Ley D´ Hondt) . Matemáticamente significa menos de la mitad de los españoles, por lo que más de la mitad de los españoles (55,38%) no votaron PP o lo que es lo mismo, más de la mitad de los españoles NO SON DE DERECHAS
El cambio llegó:
- Subieron los impuestos.
- Congelaron los salarios.
- Recortaron en servicios públicos esenciales.
- Aprobaron una reforma laboral que deja sin derechos a los trabajadores y abarata el despido.
El resultado ha sido, más miseria, más paro, y más desesperación.
El 25M se han celebrado las elecciones al Parlamento Andaluz. El PP no ha sido el partido más votado en ninguna de las localidades de Jimena de la Frontera, incluido San Martín de Tesorillo.
También es cierto que en Andalucía el PP es el partido más votado, con el 40,66% de los votos, poco más de un punto de diferencia sobre el segundo partido, lo que podría llamarse empate técnico.
Un 40.66% de los votos, redondeando, indican que 6 de cada 10 votantes no quieren que gobierne el PP, por tanto, se puede decir que Andalucía NO ES DE DERECHAS.
Además de NO SER DE DERECHAS, el pueblo andaluz no es “tonto”. Después de haber aplicado, en sólo unos meses, este tipo de políticas, se veían ganadores.
¿Tan ignorantes somos los andaluces? ¿de verdad creían que los andaluces, como el resto de España, estaban encantados con EL CAMBIO?
Es posible que si se celebrasen las elecciones generales hoy, el PP no las ganase.
Son muchas las personas que están arrepentidas de haber votado en las generales al PP, y el resultado se ha notado en estas últimas elecciones. Pero las personas no se arrepienten sin motivo alguno, sino porque se les ha fallado. LA DERECHA le ha fallado a las clases medias y trabajadores, como no podía ser de otra forma, pues por defecto, esta corriente política tiene otros intereses que no tienen nada que ver, por ejemplo, con el estado de bienestar, la lucha por la igualdad de posibilidades o la defensa de los derechos de los trabajadores.
Rubén Reyes Cortés
