Con luz y taquígrafos, por favor... por Juan Antonio Vazquez


Después de un tiempo prudencial, esperando que se hiciera algo de luz en la Comunidad de Regantes, y vistas las historias que el Sr. Blanco Aguayo insiste en predicar, creo que va siendo hora de pedir luz y taquígrafos en una corporación de derecho público que, ya parece que por tradición, parece condenada a ser un cortijo más del nadie rinde cuentas.
De unos años a esta parte el tema estrella del Sr. Blanco para justificar todos los males de la comunidad parece ser el “despido” de un trabajador de ésta. Pues igual le viene bien aclarar algunos detalles. Esos sobre las que guarda silencio en las Asambleas Generales, tal vez porque no las considera un órgano tan válido como sus cartas a los blogs.

La comunidad, hasta lo que yo sé, siempre ha tenido un trabajador como mínimo, a lo largo de toda su historia. Personalmente pienso que son pocos medios, ya que en verano he comprobado como este cargo precisaba echar 10 horas diarias siete días a la semana para poder mantener el ritmo demandado por los regantes. Éste, por supuesto, es un pequeño detalle sin importancia que el Sr. Blanco olvida cuando recita lo malo que era el trabajador mileurista que tanto ha costado a la comunidad.
Este puesto de trabajo se ha mantenido antes, durante y probablemente siga después de la aparición del Sr. Martín Blanco en la Comunidad de Regantes, por lo que cuando se refiere a “despido” igual no elige los términos correctos. En realidad su petición siempre fue de “sustitución”. Sustitución por otro más de su confianza, que hiciera lo que él le pidiera sin rechistar tal vez.
Llegados a este punto hay que dejar claros un par de aspectos.
1.- El guarda de canal está supeditado a la Junta de Gobierno, y más concretamente a su Presidente –no al jurado de riego, al menos formalmente, como se ha hecho creer-. No tiene por tanto el tesorero –cargo que ocupaba Martín Blanco- competencias sobre él directamente.
2.- El trabajador en cuestión fue contratado antes de irrumpir el Sr. Blanco en la Comunidad, por otra Junta de Gobierno distinta, y contratado de nuevo al llegar cambiar ésta. La Junta la componen siete miembros, por lo que las contrataciones se deciden por mayoría. Eso explica que el Sr. Blanco, uno sólo de los vocales, no pudiera cambiar al trabajador si los otros no estaban de acuerdo.
Ahora bien…. ¿por qué había perdido el trabajador la “confianza” del Sr. Blanco para que éste pidiera su cese?... probablemente porque con la cantidad de trabajo que había en la comunidad, el trabajador no considerara prioritario, ni mucho menos parte de sus funciones, hacerle “el favor” de ir a hacer campaña para el Sr. Blanco a las fincas de los regantes ante la proximidad de una Asamblea General.
El resto de la Junta de Gobierno, visto que tampoco pidió el cambio del trabajador por semejante falta laboral”, tampoco estaban de acuerdo con las exigencias del Sr. Blanco. Si quiere pasar el cepillo que haga él de monaguillo, debieron pensar, antes que malgastar unos recursos de todos en una campaña partidista habiendo tanto trabajo que hacer.
Esos son los motivos éticos y formales (falta de ética de su petición de cambio del guarda de canal y falta de apoyos en la Junta para poder llevarla a cabo), pero luego están los motivos económicos que tanto esgrime.
Desde que el Sr. Blanco decide que no le gusta el trabajador opta por no firmar los pagos de sus nóminas. De este modo, al ser necesaria su firma y la del presidente éste no puede cobrar, y así lo mantiene más de ocho meses. Inclusive deja claro en correos electrónicos que o se cambia al guarda o no le firma un euro más y, a la vista de los resultados, eso fue lo que hizo.
Durante ese tiempo en las cuentas de la comunidad llegaron a tener más de 11 mil euros, pese a que no eran meses de aportaciones, y sin contar con que gran parte de la recaudación se guardaba en efectivo en una caja “b”, en contra de los Estatutos, por una empresa que sólo parecía ingresarlo en cuenta el mismo día de cobrar sus pagarés.
Tener miles de euros en la cuenta corriente y no pagar a los trabajadores, no dice nada bueno de una empresa que, costando su asesoría sobre 8 mil euros al año, casi un 10% del presupuesto anual, debería tenerlo claro.
Así las cosas no resulta extraño que si viene un inspector de trabajo sancione por incumplir una obligación fundamental: pagar las nóminas de los trabajadores. ¿Y ahora quién es el responsable?, ¿el Secretario que no tiene firma ni voto?, ¿el presidente del Jurado de Riego que no tiene nada que ver con lo laboral?, ¿el presidente que no se impuso al tesorero ante su negativa a firmar las nóminas?... ¿o el tesorero que, por motivos personales, sin ninguna justificación, y existiendo saldo en las cuentas, se negó a abonar las nóminas?
Bueno, pues el primer resultado ya está claro: una sanción de más de seis mil euros porque el Sr. Blanco, incumpliendo sus funciones de tesorero, quiso coaccionar al trabajador para que se largase de la empresa dejando de pagarle ocho meses su salario… y encima sus caprichos los tienen que pagar entre todos los regantes.
Pero aún hay más. Para satisfacer las “ansias de cambio” del Sr. Blanco había que despedir, mejor dicho sustituir, al trabajador, y como todos tienen derechos laborales había que abonar un finiquito… ¿deben pagar todos los agricultores los caprichos del Sr. Blanco y cía.?, por lo visto sí, porque lo hacía por el bien de esta su comunidad…
Segundo apartado entonces, el finiquito del trabajador, también responsabilidad de quien decide que hay que cambiarlo por otro –no despedirlo, ya que la comunidad nunca se quedó sin trabajador- y esa decisión conlleva gastos evidentemente.
El resto de la cantidad que el Sr. Blanco estima que ha costado el trabajador es el salario idéntico al del anterior y probablemente al de su sustituto, así que no creo que nadie sea responsable directo del pago de un puesto tan necesario.
El ahorro de los caprichos del Sr. Blanco es cero, porque un cambio no es, como parece querer vender, una amortización de plaza de trabajo. Simplemente antes cobraba un trabajador y ahora lo hace otro, y para hacer eso hay que cumplir la normativa laboral y abonar el despido.
Y el último detalle de tan gloriosa maniobra laboral del Sr. Blanco fue, pese a los informes de años anteriores de la Secretaría de la Comunidad, asegurar al sustituto del trabajador por el régimen agrícola, cuando todos los relacionados con esta entidad conocen que sus trabajadores deben estar en régimen general. ¿Ahorro?... el mismo que si no les diera de alta, o contratara esclavos de Egipto, y además podría haber costado otra suma importante a la comunidad si no fuera porque, según sus propias palabras, “el inspector de trabajo ha hecho la vista gorda” y volviendo al régimen general de momento no nos costó más.
Eso sí, ahora igual no tiene problemas en mandar a los trabajadores de la comunidad a dedicar su tiempo a hacerle campaña por las fincas, no lo dudo, sólo dudo que debamos pagar los regantes sus campañas publicitarias.
El último “desaire” que tuvo el Sr. Blanco con la anterior junta fue, tal vez, la negativa de éstos a acudir a la cena de Navidad que programó en el Club de Golf La Cañada. Personalmente dejé claro que no me parecía ni algo que debiera pagar la comunidad, ni momento con el déficit que se arrastraba, así que los que quisieran ir deberían pagar de su bolsillo tal “invitación” del Sr. Blanco.
Desconozco qué habrá pasado este año, pero visto que en los últimos dos años no se ha presentado el libro de tesorería, las cuentas se dan someramente con un par de líneas, el censo sigue igual que se quedó con cientos de agricultores exentos y otros pagando de más, y, al parecer, e incluso se ha anulado –por fecha- la Asamblea de Mayo que fue el principal motivo del Sr. Blanco para presentar una moción de censura contra el anterior presidente… no queda más que esperar más de lo mismo: los agricultores obligados a pagar unas cuotas sobre las que no pueden conocer el detalle del gasto.
Por último, Sr. Blanco, y aprovechando esta ocasión, le agradecería que no enviara mensajes a mi padre, a través del trabajador de la comunidad, para que deje que asistir a la misa dominical porque a usted no le cae bien. Que yo sepa, hasta la fecha, no le han nombrado alto cargo eclesiástico, ni otorgado poderes para expulsar de la iglesia a ningún vecino, por lo que igual resulta mejor que discuta esa extraña actitud suya con su párroco en el confesionario y deje a los demás en paz.

12 de mayo de 2012
comentarios gestionados con Disqus

El Rincón de...

El Rincón de Contreras El Rincón de María El Rincón de Calvente El Rincón de Isidoro El Rincón de Gabriel El Rincón de Lupe El Rincón de Doncel El Rincón de Paqui
Comentarios recientes
TJD RECOMIENDA