El día 25 de abril de 2012 pasará a la Historia del Partido Popular de manera ignominiosa. Ese día Rajoy inició la demolición de nuestro Sistema Público de Salud.
Un día antes, era universal y gratuito.
Ahora ya no lo es.
El
Gobierno del Partido Popular -bajo la coartada de la crisis- publicó en
el BOE las medidas con las que inicia el desmantelamiento de nuestro
Sistema Nacional de Salud tal y como lo conocíamos hasta ahora.
Se
me pone la piel de gallina, no exagero. Podemos volver a la
beneficencia. Pasar de ser un sistema de derechos a ser un sistema de
aseguramiento.
Sólo
van a tener tarjeta sanitaria quienes coticen a la Seguridad Social,
más los pensionistas y los parados (que ya han cotizado antes). El resto
de ciudadanos tendrán que acreditar ingresos suficientes para tener
derecho a la sanidad pública.
Los
jóvenes de más de 26 años que no hayan accedido a su primer empleo no
tendrán derecho a asistencia sanitaria gratuita, la tendrán que pagar.
Eso
sí, si acreditan que no superan un límite de ingresos (determinado
reglamentariamente), lo podrán pedir expresamente y si se les concede,
entonces tendrán una especie de “carnet de pobre”.
Tampoco
ha aclarado el Gobierno, como afecta esta nueva normativa a las mujeres
separadas o divorciadas que nunca hayan cotizado a la Seguridad Social.
Se
excluye a los inmigrantes sin papeles de la atención sanitaria, aunque
se mantiene la de urgencias, embarazo, parto y post-parto y menores de
18 años.
Esta
exclusión afecta a unas 150.000 personas y supone un ahorro poco
relevante, pero tendrá un coste enorme en salud y en solidaridad.
Va a ser una medida ineficaz, es probable que las gripes sean tratadas en urgencias.
Rajoy
y su Ministra Ana Mato lo han negado una y mil veces, pero el hecho
cierto es que en el Real Decreto publicado el día 24 de abril, se
establece el COPAGO SANITARIO.
Este cambio pone una barrera real a los pacientes más vulnerables para el acceso a novedades y a prestaciones necesarias.
También
penaliza a aquellos que viven en el ámbito rural o lejos de su centro
de atención sanitaria, por el copago en el transporte.
Todos
-incluidos los pensionistas- tendremos que pagar por cosas que hasta
ahora no pagábamos, si las necesitábamos. Por ejemplo: las prótesis
externas (collarines, férulas, muletas, sillas de ruedas, etc.), el
transporte sanitario no urgente, productos dietéticos terapéuticos.
Se
inicia así un sistema de Copago Sanitario, que se une al Copago
Farmacéutico, que el Gobierno ha impuesto a los Pensionistas, por
primera vez en España, y a la subida del precio de las medicinas para
las personas que están en activo, pero enfermas.
Todos
estos recortes suponen un cambio cualitativo de enorme magnitud en el
modelo sanitario, tanto para acceder a las medicinas como a los
servicios. Y genera injusticia social y desigualdad entre los
ciudadanos.
Se puede ahorrar, sin copago ni recortes.
El PSOE, redujo el coste total sanitario desde 70.000 a 53.000 millones de euros. Y el de farmacia en 6000 millones.