Para atajar esta escalada, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha vuelto a pedir una respuesta desde Europa que garantice la sostenibilidad de la deuda y una defensa férrea del euro, así como ha negado rotundamente que España vaya a necesitar un rescate de su banca. "No va a haber ningún rescate de la banca española", ha declarado el jefe del Ejecutivo en una rueda de prensa extraordinaria desde la sede de su partido, el PP.
Tras la intervención de Rajoy, en la que el presidente ha negado que el Gobierno tenga una decisión tomada sobre la forma en que van a proceder a inyectar en Bankia los 19.000 millones que necesita la entidad, la prima ha bajado a 506 puntos básicos.
Luminoso de la Bolsa española con las primas de riesgo de los países del euro. / SAMUEL SÁNCHEZ
La crisis de la cuarta entidad financiera del país ha mostrado al desnudo el vínculo pernicioso entre la banca española y la deuda soberana: el sistema financiero español no puede ajustar el valor de sus inflados activos crediticios sin inyecciones de capital público, lo que a su vez complica la capacidad del Estado para superar sus problemas presupuestarios. La opción que le quedaría a España en caso de que los problemas de Bankia se extiendan es, recuerdan los analistas, recurrir a los fondos de rescate europeos.
Para superar las dudas de los inversores sobre el sistema financiero, el Gobierno ha puesto en marcha un proceso de auditorias externas; mientras a nivel de las finanzas del Estado se ha comprometido a reducir el déficit público hasta el 5,3% del PIB a finales de año con duros recortes y aplicando reformas. Sin embargo, tal y como afirma esta mañana Bloomberg en su resumen de la situación de los mercados, el eventual efecto beneficioso que haya podido tener el anuncio del análisis a la banca ha quedado diluido por el rescate de Bankia y BFA.
Tampoco ayuda a generar confianza la vía que se perfila como la elegida por el Ejecutivo para poner en marcha la ayuda que ha solicitado la entidad financiera, la cuarta del país, que se realizará a través de una inyección directa de deuda pública en el grupo. Esta opción, si bien evita tener que acudir al mercado a captar liquidez, elevará la deuda del Estado y, en opinión de los analistas, puede provocar recelos en los inversores, penalizar la deuda en circulación y dificultar a la larga la financiación del Tesoro. Según ha informado el Gobierno a Reuters, la medida ha sido consultada al BCE, quien ha dado su visto bueno a la recapitalización de Bankia con deuda. Rajoy ha negado la consulta.
Fruto de las mayores incertidumbres, el diferencial entre la deuda española y la alemana, considerado como el mejor indicador en la confianza de un Estado y que equivale a un peaje para todos los bancos y empresas del país a la hora de salir a buscar financiación, no había superado nunca hasta este lunes los 512 puntos básicos, 19 más que al final del viernes. Hasta ahora, el acoso contra España en los mercados se había saldado con el máximo intradía de 507 puntos básicos del pasado 16 de mayo.
A este récord se ha llegado tras la subida al 6,47% de la rentabilidad exigida a los bonos españoles a 10 años en el mercado secundario, que es donde se intercambian los títulos del Tesoro una vez emitidos. A la misma hora, los operadores se han conformado con un exiguo interés del 1,37% para comprar los bonos alemanes, que se han visto muy beneficiados a lo largo de la crisis por su condición de valor refugio.
"Un 6 o más de un 6% no es el tipo de interés de la deuda a diez años que corresponde a un país con el potencial de crecimiento, la diversiicación y el tamaño de la economía española, pero hay que recuperar la confianza (del mercado)", ha reconocido hoy a Efe el miembro español del comité ejecutivo del BCE José Manuel González-Páramo, cuyo mandato concluye el 31 de mayo. Sin embargo, descarta que sean "los especuladores los que están detrás de todo esto". "Creo que es un asunto de más calado", ha añadido.
En cuanto al resto de países bajo presión, La comparación con Italia ha empeorado aún más el análisis en detrimento de España, ya que la distancia entre ambos socios del euro en términos de prima de riesgo se amplía. Así, mientras el diferencial español ha aumentado en más de 15 puntos, el italiano lo ha hecho en cuatro, hasta los 434, lo que arroja un espacio de 75 puntos. Desde que España superó a Italia como el siguiente país con más posibilidades en opinión del mercado de necesitar ayuda de sus socios europeos en marzo, no habían estado tan separados.
En las Bolsas, el varapalo a Bankia, que ha perdido un tercio de su valor en su primer día de cotización tras conocerse el volumen de dinero que necesitará el grupo y las pérdidas de la cotizada, ha arrastrado al conjunto del sector financiero. El correctivo propiciado a los bancos ha condicionado a su vez a todo el selectivo español, el Ibex 35, que a medida que avanzaba la mañana ha aumentado su caída y se ha perdido la mejora del resto de plazas de referencia europeas. A media sesión y tras un breve tránsito por el verde, se ha dejado más de un 1%. Este lunes no hay referencia de Wall Street, ya que el mercado estadounidense está cerrado por festivo.
El ascenso del partido griego Nueva Democracia en los sondeos electorales ha animado las compras en los parqués de fuera de España ya que esta formación es partidaria de seguir adelante con los recortes impuestos por Bruselas, el BCE y el FMI, lo que aleja de momento el temor a una ruptura del euro. Esta posibilidad extrema es, junto a la situación en España, el principal foco de tensión sobre la crisis de la eurozona.
Las menores tensiones sobre Grecia también han suavizado las presiones sobre la divisa europea, que ha llegado a sobrepasar por la mañana los 1,26 euros de forma momentánea. Tras este pico, ha moderado su recuperación hasta estabilizar su cambio sobre los 1,258 unidades del billete verde.
Fuente: elpais.com