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Acabáramos. Se les acaba de ver el plumero con lo del recorte del dinero para Políticas Activas de Empleo que ha hecho el Gobierno central. Le han visto las orejas al lobo de sus ingresos. No defienden a los trabajadores y mucho menos a los parados, se defienden ellos mismos para vivir del cuento. ¿Cuántas veces se han manifestado en Andalucía durante los últimos treinta años de Gobierno socialista en protesta por ser la comunidad española con el récord absoluto de paro?


¿cuántas veces se han echado a la calle para exigirle a los gobiernos Manuel Chaves o de Pepe Griñán que es insoportable ese treinta y un pòr ciento de parados que sufre la sociedad andaluza? ¿cuándo se han movilizado contra los recortes de la Junta de Andalucía? ¿cuándo han protestado por la desfachatez del Gobierno andaluz de dilapidar cientos de millones en los EREs fraudulentos? Yo se lo voy a decir. Nunca. Los dos sindicatos denominados de clase, UGT y Comisiones Obreras, son en Andalucía unos meros instrumentos del Ejecutivo socialista. Son eso, sindicatos de clase, pero no de la clase obrera, sino de una clase privilegiada que lleva más de tres décadas viviendo del cuento y del presupuesto a través de los millones de euros que los distintos acuerdos de Concertación Social le han concedido por obra y gracia de una Administración que siempre les ha tenido comiendo mansamente de la mano. Lamento tener que meter en el mismo saco a dirigentes como Cándido Méndez y Fernández Toxo o Manuel Pastrana y Francisco Carbonero y a sindicalistas de a pie que pagan sus cuotas, creen en la labor social de sus organizaciones, se baten el cobre en las empresas por sus compañeros y salen a manifestarse con sus banderitas de CC.OO. Y UGT, que, aunque parezca mentira, también los hay y forman la columna vertebral de unas organizaciones que han ido perdiendo credibilidad conforme se afianzaba la democracia.

Vamos a ver. El Gobierno de Mariano Rajoy le ha pegado un importante tijeretazo a los fondos destinados a las Políticas Activas de Empleo transferidas a las comunidades autónomas, dejándolos casi en la mitad. Y además Andalucía va a recibir este año unos treinta y cinco millones de euros menos que el año pasado. Dicho así da la impresión de que no es para tanto, todos tenemos que apretarnos el cinturón. Pero sí lo es, vaya que si lo es sobre todo para la patronal y para los dos sindicatos mayoritarios que se llevaban la parte del león de estos fondos destinados fundamentalmente a sufragar los cursos de formación que imparten una y otros. Claro, a Carbonero y Pastrana les ha faltado tiempo para protestar por este "agravio comparativo" (otro más) hacia Andalucía y amenazan con salir a la calle (otra vez más) por lo que consideran una medida discriminatoria que afecta a más de un millón de parados andaluces. Uno se pregunta cuantos puestos de trabajo han creado patronal y sindicatos con los cientos de millones que les han suministrado estos años las Políticas Activas de Empleo, uno se pregunta si no han sido muchos los "listillos" de la CEA, de CC.OO. y de UGT que se han hecho de oro creando empresas de formación para recibir esos fondos. Y uno se pregunta si no va siendo hora de que los sindicatos sobrevivan gracias a las cuotas de sus afiliados y no a cargo de los presupuestos.

Resulta curioso que Carbonero y Pastrana, Pastrana y Carbonero, hagan piña con el consejero de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo, Antonio Ávila (el encargado junto a Griñán de darle fondos a los sindicatos como les dio dos semanas antes de que se celebraran las elecciones andaluzas), amenacen con algaradas callejeras y no protesten por los recortes que va a hacer la Junta de Andalucía en el sueldo de los funcionarios y que afectan a miles de familias andaluzas. Por eso, mientras ambos se abrazaban a su protector y mecenas, cientos de profesionales de la Medicina y de la Enseñanza salían a la calle para protestar ante la total indiferencia de los dos sindicatos mayoritarios. Algo está fallando en esta sociedad y no son sólo los políticos, que también. Habría que buscar nuevas formas de democracia directa en la que no primaran, como ocurre en estos momentos, los intereses particulares de las organizaciones, llámense partidos políticos o sindicatos de clase, por encima de los intereses generales de la sociedad. Mientras esto siga asi los dirigentes sindicalistas seguirán siendo más bien unos "sindicalistos" que creen tener en sus manos el futuro de la clase trabajadora, cuando lo único que pretenden asegurarse es su propio futuro.

Fuente: diariocritico.com

30 de mayo de 2012
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