Pero notaba que el comisario, la enfermera, el comandante, todos querían algo de ella: tranquilidad, perdón, consuelo. (Vida y destino – Vasili Grossmaan).El comisario, el jefe, el presidente, se sentían culpables porque en su país la gente se quedaba en paro, los funcionarios perdían un buen porcentaje de sus sueldos, la gente pagaba más porcentaje de IRPF,...
...la gente cuando compraba todo lo que necesitaba para vivir tenía que pagar más IVA, la gente tenía que cerrar sus comercios porque no tenían ventas y porque los bancos no les prestaban dinero para poder aguantar, la gente tenía que irse de sus casas porque el banco se las embargaba y encima tenían que seguir pagando la hipoteca, la gente se moría de asco, de desilusión.
El jefe, el presidente, se sentía culpable porque mientras tanto él disfrutaba de un buen sueldo, comía siempre sus platos preferidos en la tranquilidad de su residencia oficial y bebía los mejores vinos y licores que le servían en la mesa presidencial. Quería tranquilidad.
La enfermera, la alta funcionaria, la nombrada a dedo por el presidente, se sentía culpable porque su marido era ministro del gobierno y su hijo, de la misma edad que la mayoría de los hijos de la gente, trabajaba en una fábrica pública después de haber “aprobado” el concurso público de méritos que convocó un subordinado de su marido. Quería perdón.
El comandante, el jefe militar, el delegado del gobierno se sentía culpable porque a su unidad y por tanto a su casa no llegaron los recortes, las restricciones. Él sigue disponiendo de coche oficial, a su sueldo dicen que le van a quitar un 5 %, en su residencia oficial dispone de todo lo necesario para vivir muy holgadamente, mantiene sus amistades porque no sabe en qué va a acaba todo esto, en definitiva, quería consuelo.
Ellos se justifican, se sienten culpables y lo son, pero los auténticos culpables están escondidos.
El presidente, la alta funcionaria, el jefe militar… Todos se sienten culpables, pero los auténticos culpables nos los ponen como pantalla para que no los veamos a ellos.
Dicen: El presidente no ha tenido celeridad en sus decisiones, no ha sabido reconocer la crisis a tiempo, el presidente hace lo que debe hacer, el presidente es el responsable y como tal ha de tomar las medidas necesarias, el país no se puede gastar más de lo que ingresa, Europa nos “aconseja” estas medidas.
Dicen: Yo no puedo mantener los sueldos porque el presidente me da menos dinero y de algún sitio he de quitar para poder cuadrar el presupuesto, yo quiero mantener los servicios sociales pero no tengo dinero suficiente.
Dicen, dicen y dicen. Mientras tanto los culpables ¿dónde están? ¿Por qué atacan a los que no han hecho nada, a los que no han causado la crisis? ¿Por qué siempre pagan los mismos?
Porque los que siempre ganan son los fantasmas, aquellos a los que nadie ve, los escondidos.
Los que siempre ganan siempre van a intentar seguir ganando.
¿Será posible un día el cambio? ¿Podremos ser justos?
Fuente: apuntanoticias.com