¡Hacer lo que puedas con lo que tengas!, por R. Fenoy


Esta sentencia, dicho, slogan, expresión… viene a cuento porque el sentido común nos advierte a menudo de que nuestros medios condicionan nuestra capacidad de acción. Posiblemente lo que el sentido común no aporte es la reflexión y la indagación sobre aquello que debemos considerar antes de actuar, sobre todo si de entrar en confrontación se trata con quien nos daña o empeora nuestra forma de vida. 
Antes de seguir por el camino de la indagación propuesta conviene recordar otro aserto popular, sentencia, refrán… que dice “No ofende quien quiere, sino quien puede”. Viene bien caer en la cuenta en primer lugar si quien nos daña o empeora nuestra forma de vida tiene realmente poder o es que nosotros se lo damos. Porque si somos nosotros quienes se lo damos la solución es evidentemente fácil: Quitémosle ese poder, bien con nuestro desdén o nuestra indiferencia hacia cualquier acción que emprenda contra nosotros. Pero si con indiferencia o desdenes, seguimos sintiendo el aguijón del daño en nuestra capacidad para vivir, en nuestros derechos como ciudadanas y ciudadanos, entonces va a ser que el tal “dañador” tiene realmente poder. Un poder que está más allá de nuestra voluntad de evitarlo y que nos induce a padecerlo.

Llegados a este punto podremos estar de acuerdo en que no basta con el sentido común para zafarse del ataque del poderoso que pretende dañarnos o arrebatarnos nuestros derechos. A esta conclusión han llegado muchas personas a lo largo de la historia de la humanidad. Todas ellas tienen en común el haber desarrollado unas formas de actuar que consiguieron en mayor o menor medida doblegar la voluntad malévola del poderoso. Para ello desarrollaron estrategias de confrontación para disuadir al atacante de hacerlo y conseguir de esta forma recuperar o conquistar derechos ciudadanos. Una de estas personas que es precisamente el que formuló el slogan que da título a este artículo fue Saul Alinsky David. Nació este norteamericano en la ciudad de Chicago el 30 de enero de 1909 y murió el 12 de junio de 1972, a los 63 años, en california. Activista en los movimientos en defensa de las comunidades llegó a conclusiones que ayudan a orientar las actividades en defensa de los derechos civiles. Son conocidas las reglas de tácticas que publicó en el libro “Rules for Radicals” junto a Random House en 1971. Es interesante conocer algunas de sus reflexiones en torno a cómo el poder es ejercido o puede ejercerse para cambiar situaciones injustas. Estas le llevan a convencerse de que las organizaciones y las ideologías clásicas no pueden afrontar directamente ni erradicar los problemas de la miseria, la discriminación racial, el paro, la enfermedad o las incertidumbres económicas; causas todas que son el caldo de cultivo de la delincuencia o los conflictos sociales. Llega Alinsky a la conclusión de que sólo los propios implicados pueden resolver sus problemas si se lo proponen mediante una estrategia de acción directa no-violenta.

Las raíces con las más que fundadas intuiciones del movimiento libertario están muy claras. No es sólo el objetivo en la lucha social lo que cuenta, pesa tanto o más el procedimiento que se utilice en ella, ya que cada contienda por la salvaguarda de los derechos humanos y cívicos debe convertirse en un paso más dentro de un proceso de auto organización de las colectividades que sostienen la contienda. No es una simple cuestión de qué conseguir, sino fundamentalmente cómo conseguirlo, poniendo en marcha un proceso social que implica la participación del pueblo en la definición y conquista de las metas y propósitos que el mismo pueblo designa.

Rafael Fenoy Rico, pertenece a la Confederación General del Trabajado (CGT) en el Campo de Gibraltar.

22 de agosto de 2012
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