Contra los escudos, por Juan José Téllez


Esta mañana, hemos vuelto a marchar hacia Rota, desde el Parque Calderón de El Puerto de Santa María. Junto a la entrada de la base, varios compañeros han leído manifiestos, adhesiones y comunicados. Yo volví a escribir y a gritar el texto que sigue:
Volvemos, como cada año, al lugar del crimen.

Y no queremos ser sus cómplices.

Cuando el hambre, el dolor y la desesperanza siguen golpeando el norte de Africa y el sur de todos los mundos.
No seremos sus encubridores.
Cuando la muerte visita otra vez el Estrecho y las fronteras matan a la gente que busca la vida, ¿de qué lado estaremos, qué orilla del mundo será la nuestra?

Ya hace años, otra patera parecida a la que acaba de naufragar en el mar de Alborán, busco refugio en la Bahía de Cádiz y se fue a pique frente a la base de Rota. De nada sirvieron sus modernos buques, sus impecables e implacables helicópteros, sus potentes bombarderos. Entonces y ahora, siempre se demuestra que nunca estuvieron hechos para salvar vidas sino para matar los sueños.
Desde Morón, Gibraltar y Rota, hace mucho que el miedo cruza nuestro cielo y atraviesa nuestros mares a mano armada. El próximo año, hará cincuenta que la bandera de los Estados Unidos nos implica desde aquí en todos sus conflictos. El próximo año, hará trescientos que la bandera británica ondea sobre dos pueblos a los que los intereses de Estado impiden que sus habitantes se entiendan.
Durante ese tiempo, hemos sido testigos de accidentes nucleares y masacres de civiles, despedimos a las tropas que iban en misión de paz pero siempre acabaron en son de guerra. Recibíamos noticias suyas con cada telediario, cuando exportábamos democracia en la punta de los proyectiles, cuando bombardeábamos países remotos supuestamente para evitar que sus propios tiranos los bombardearan.

Este año, le hemos pedido un escudo antimisiles a esos reyes magos que cazan elefantes quizá porque el presupuesto de la Casa Real y del Ministerio de Defensa se reducen mucho menos que el sueldo de los funcionarios.
Es un escudo antimisiles muy extraño. Porque el escudo antimisiles consiste, precisamente, en otros misiles. ¿Qué escudo nos protegerá de ese escudo?

Dicen que traerá marines y trabajo a una tierra que sigue esperando eternamente a Mr. Marshall y que está dispuesta a revender su huerto, su melón, su calabaza por un puñado de dólares o por lo que haga falta.

Ojalá ese escudo nos protegiera de los misiles de los despidos a mansalva.
Que nos salvara de las radiaciones de los desahucios.
Que detuviese a los antidisturbios, a las mordazas y las prohibiciones.
Que evitara que impactaran sobre todos nosotros, los recortes en salud, en educación y en utopía.
Que el escudo del Capitán América viniera a salvarnos de los mutantes que privatizan los beneficios y globalizan la precariedad.

Ahora que se dibuja de nuevo el mapamundi y que nuestra única nación es el dinero, ya va siendo hora de que ellos, los enemigos de la inocencia y del progreso de los seres libres, depongan las armas.
Que sean ellos, en Gibraltar, en Morón y en Rota, quienes se rindan ante la evidencia de que su armamento carece de sentido y que no hay lugar en la historia para sus tropas.
En vez de que tengamos que rendirnos de nuevo a los terribles ejércitos de la codicia que quieren invadir el futuro y que están encarcelando, día a día, al presente.

Pedir la paz hoy es pedir la justicia. Y pedir la justicia, en los tiempos que corren, resulta peligrosamente revolucionario.
No nos escudemos en nuestras excusas. Nos sobran escudos y nos faltan valores.

30 de octubre de 2012
comentarios gestionados con Disqus

El Rincón de...

El Rincón de Contreras El Rincón de María El Rincón de Calvente El Rincón de Isidoro El Rincón de Gabriel El Rincón de Lupe El Rincón de Doncel El Rincón de Paqui
Comentarios recientes
TJD RECOMIENDA