Hace diez años, un promotor irlandés propuso construir un aeropuerto en Jimena que acabó siendo rechazado por su impacto ambiental · El POT rescata ahora la idea pero sin concretar emplazamiento
Hubo un tiempo en que Jimena soñó con tocar el cielo. Hace ahora diez años, un promotor irlandés -Robert Noonan- sorprendió al Campo de Gibraltar con una iniciativa que acabó siendo tan apoyada como repudiada: construir un aeropuerto privado en el Campo de Gibraltar exclusivo para vuelos europeos. La noticia entró en escena en noviembre de 2002, cuando trascendió a través de Europa Sur la iniciativa de erigir un aeródromo en la zona interior de la comarca -en Jimena o Castellar- con miras a cubrir las necesidades de áreas como Sotogrande y la Costa del Sol occidental.
Se abría entonces un largo periplo que, por encima de los tópicos periodísticos, hizo correr ríos de tinta hasta que la iniciativa cayó, tres años después, tumbada por los estudios medioambientales.
El entonces alcalde jimenato, Ildefonso Gómez
-hoy retirado de la escena política-, se convirtió en el principal
valedor del proyecto desde el primer minuto. No así su homólogo en el
vecino término de Castellar, Francisco Vaca, a quien las primeras
opciones de ubicar la infraestructura cerca de la Cierva y la Guillena
(en Marajambú) despertaron un rechazo inicial que acabó tornándose en
consentimiento toda vez que, apenas una semana después, el promotor
centró sus opciones en la vega de Barría, en Jimena de la Frontera.
Todo
parecía estar atado: Noonan estimaba una inversión superior a los 36
millones de euros en tres años y un tráfico de más de dos millones de
pasajeros en 2015 que elegirían Jimena ante la saturación del aeropuerto
Pablo Ruiz Picasso de Málaga. La propuesta del uso conjunto de
Gibraltar, por aquel entonces, era poco menos que una aspiración muy
lejana.
El proyecto del aeropuerto dio incluso para
chirigotas de Carnaval. Pero al margen de los chascarrillos, la
iniciativa también alentó desde el primer momento un profundo rechazo
entre el movimiento ecologista de la comarca. Antonio Muñoz, portavoz de
Verdemar, vivió en primera línea las protestas contra el aeródromo y a
día de hoy considera que se impuso el sentido común. "Desde el primer
momento lo vimos como una locura. No creíamos en el volumen de
pasajeros. Ahora, con el paso del tiempo, creemos que aquello fue un
globo sonda. Una iniciativa para convertir Barría en una zona
residencial más", rememora. Entre 2002 y 2005, el movimiento ecologista
centró sus esfuerzos en defender la preservación del entorno con
numerosas manifestaciones y actos de protesta tanto en la finca como en
enclaves jimenatos (el castillo, por citar un ejemplo). Defendían que
ejecutar la obra supondría la muerte de unos 5.000 árboles mientras que
desde Jimena se apelaba a la inversión y el empleo. "Logramos movilizar a
la población ante lo que considerábamos como una locura -insiste Muñoz-
ante la cercanía de Málaga y Jerez".
Y se pasó del blanco
al negro cuando el estudio de impacto ecológico cayó como una losa. Una
consultora especializada estimó que la abundante avifauna desaconsejaba
la infraestructura. El informe del doctor en Biología Alfonso Lazo
resultó concluyente: en la zona se registra el paso de 17,6 aves a la
hora por kilómetro cuadrado y el 80% de las especies vuela por debajo de
los 200 metros, tramo que comprometía la seguridad de los vuelos. El
riesgo de accidente por impacto de aves contra las aeronaves en
aterrizajes o despegues se estimó en 48,1 por cada 10.000 movimientos;
totalmente desaconsejable. Los pájaros de carne y hueso se impusieron a
los de acero. "El aeropuerto se quedó en tierra. Si no, hoy tendríamos
un llano de cemento", valora Muñoz.
Pero Jimena no tiró la
toalla. Nada más descartarse la iniciativa del aeropuerto, el propio
Noonan diseñó un parque empresarial en Barría que, a día de hoy, tampoco
ha visto la luz. "Nosotros creemos en un futuro para Barría basado en
la agroecología. Cabe recordar que la vega es terreno inundable.
Cualquier otra opción hubiera sido cara e inviable", destaca.
Diez
años después, la idea de un aeropuerto planea de nuevo sobre el Campo
de Gibraltar. El POT vuelve a plantear un aeródromo en la comarca. "Ya
en los años 80, un plan de ordenación diseñó un aeropuerto en Castellar,
en los Pozos de Marajambú. El segundo fue el de Barría. En la
actualidad es prácticamente imposible. Sería un fracaso político y
económico", concluye.
Leído en Europa Sur.
Foto: Peganita NO al Aeropuero ( archivo TJD)