El presunto autor de los navajazos se encuentra ya en prisión Era amigo del finado, que además le prestaba ayuda
El ciudadano linense P.R., conocido popularmente como El Loquillo, falleció en la noche del pasado domingo como consecuencia de dos puñaladas letales que le fueron propinadas mientras se encontraba en su propio domicilio, en la calle Ciudad de Tarifa de la barriada de San Bernardo, que también fue desvalijada.
Este periódico está en disposición de asegurar que el presunto protagonista del asalto a la casa se encuentra ya en prisión, si bien las fuentes policiales consultadas declinaron "confirmar o desmentir" tanto este dato como el de que se había entregado voluntariamente -que es el que circula entre los vecinos-.
La noche del 23 de diciembre acabó en tragedia en la barriada de San Bernardo. El Loquillo, de unos 35 años de edad, fallecía al recibir dos puñaladas en su casa de la calle Ciudad de Tarifa. Los dos navajazos resultaron mortales de necesidad y P.R. ingresó cadáver en el centro sanitario al que fue desplazado, sin que existiese posibilidad de reanimarle.
La Policía Nacional guarda un celoso silencio en torno al asunto, alegando que la investigación está abierta y que cualquier información podría afectar a la misma de manera negativa.
Este periódico indagó ayer entre los vecinos del finado, que aseguran que el presunto homicida -al que tienen perfectamente identificado- había abandonado recientemente la cárcel y mantenía una relación de amistad con el fallecido, que incluso le ayudaba con frecuencia.
Estas mismas fuentes confirmaron que el autor de los hechos se había entregado a la Policía a última hora del pasado lunes, consciente ya de que estaba siendo buscado. Esta información no ha podido ser corroborada por esta redacción, pero sí que el presunto asesino se encuentra ya en dependencias policiales.
Se da la circunstancia de que en los últimos días del mes de octubre de 2011, es decir, hace ahora poco más de un año, J.B.L., de 31 años, residente también en la barriada de San Bernardo, perdió la vida tras recibir un disparo en el rostro.
En el acto del sepelio de aquel, al que acudieron más de un centenar de personas, acudió un hermano del fallecido, J.L.B.L., que había obtenido permiso judicial para desplazarse a La Línea, debidamente custodiado, desde la prisión de El Puerto II, en la que estaba cumpliendo una pena.
