Estos últimos días he visto el anuncio de Campofrio por activa y por pasiva.En la tele, en el Facebook en el Twitter , en el tuenti, en prensa, en los telediarios. Supongo que ustedes también.
Pero decidí no publicarla en Tiojimeno.
A pesar de su presunto optimismo, tenía un tufillo, un algo, que no me gustaba.
Y la campaña está hecha para gustar a todos ( comicos , chistes , patriotismo... )
Y no olvidemos que al fin y al cabo es una campaña "publicitaria" .
Iñigo Saen de Ugarte, ha dado con la clave que yo solo intuía en su artículo publicado hoy en eldiario.es y que titula La España de Campofrío nos hundirá en la miseria y dice así:
Georg Pieper es un psicólogo alemán que sabe de
traumas. Considerado un experto en el tratamiento del estrés
postraumático, acude cuando se produce una catástrofe en Alemania para
atender a los supervivientes. Viajó también a Noruega tras la matanza
protagonizada por Anders Breivik. En octubre, visitó Grecia para dar
conferencias a especialistas locales y lo que vio le dejó profundamente
impactado. Ciertas palabras terminan perdiendo su significado por
repetidas: crisis, pesimismo, recesión. Para Pieper, lo que está
ocurriendo allí es algo más. Tiene todos los rasgos de un trauma colectivo.
Una sociedad puede sumirse en una profunda depresión, no sólo en
términos económicos. Corre el riesgo de perder la capacidad de
sobreponerse a las dificultades, de rebelarse contra las injusticias, de
ser capaz de admitir los errores cometidos y obrar en consecuencia. A
partir de ahí, cualquier cosa puede ocurrir.
No hay
que dejarse llevar por la desesperación, pero negar la realidad sólo
puede servir para sufrir una recaída posterior aún más dolorosa. La campaña promovida por la empresa Campofrío –con el eslogan #elcurriculumdetodos–
es un ejemplo de manual de ese voluntarismo que tanto gusta a la gente.
Somos un gran país y todo se solucionará más pronto que tarde. Si los
de fuera cuentan que nos hemos quedado en los andrajos es sólo porque
son unos envidiosos.
Es una respuesta muy habitual en
la propaganda de regímenes autoritarios. Cuando ocurre en una
democracia, hay motivos para preocuparse aún más.
No
podemos extrañarnos. Esa actitud es marca de la casa en los políticos
españoles, y no es sino el reverso del triunfalismo con que nos
regalaban los oídos no hace muchos años. La euforia desmedida de Aznar y
Zapatero se convirtió después en el voluntarismo vacío de Zapatero
(versión postmayo 2010) y Rajoy. Las dos actitudes no son tan diferentes
como parece.
Ya dijo Rajoy una vez que "hay lugar
para el optimismo porque España tiene españoles y eso es una cosa muy
seria". Y en el anuncio de Campofrío salen muchos españoles.
Es difícil pensar en un ejemplo más redondo de humor negro, casi
descarnado, a cuenta de la terrible situación económica española. Lo
malo es que la intención no era esa, y mucha gente lo ha valorado y lo
ha compartido como el mensaje de optimismo que todos necesitan. El guión
adjudica a los artistas frases sencillamente hilarantes porque pueden
interpretarse desde el orgullo o desde la vergüenza. Todos van
recordando los muchos motivos de los que los españoles pueden presumir.
Siete premios Nobel. No es que eso nos coloque
en una posición de dominio. Trasplantes. Eso es cierto. Idiomas.
¿Idiomas? No será por el inglés. Ah, se refieren a los otros idiomas de
España, esos que el PP suele contemplar con desconfianza. Cuando aparece
la mención al AVE, ya está claro que el guionista ha perdido la cabeza.
"El tren de alta velocidad. Que se lo hemos vendido a los chinos" (?),
dicen dos humoristas. ¿Será todo esto una colección de chistes? Acto
seguido, la generación del 27, el Quijote y Velázquez. Y por esto último
no ha habido que pagar nada en los últimos años. "Infraestructuras, que
aquí tenemos aeropuertos para aburrir". ¿Presumimos de haber levantado
las obras públicas que pagamos con dinero de los bancos alemanes en la
época del dinero fácil? ¿Los españoles deben levantar el ánimo al ver
las pistas vacías del aeropuerto de Castellón o la estatua en honor al cacique local?
De eso se trata, de levantar el ánimo. Con todas esas aportaciones,
Fofito escribe la lista de éxitos. Y es al final cuando ya no podemos
hablar de humor negro. El nivel de sarcasmo es ya excesivo, inhumano. No
pueden estar intentando burlarse de jóvenes y ancianos.
Resulta que tenemos que presumir (va directo a la lista del orgullo) de
que estamos expulsando a los jóvenes porque aquí no hay nada que hacer:
"No te olvides de los jóvenes que exportamos, la generación más
preparada de la historia". No se exporta a las personas. No es ningún
motivo de satisfacción perder a las personas cuya educación has pagado
con fondos públicos. Y pasan al lado unos jóvenes y, en vez de
reaccionar con la lógica violencia tras escuchar algo así porque el país
en el que quieren vivir es un páramo y no tiene nada para ellos, se
giran y dicen: "Pero volveremos". Quizá, pero no se irán con una sonrisa
en los labios ni sabiendo cuándo regresarán.
Luego,
no falta la referencia elogiosa a los abuelos "que con su pensión están
sosteniendo a sus hijos y sus nietos". WTF? ¿Pensiones de 400, 500 y 600
euros están pensadas para mantener a tres generaciones diferentes? Ese
es el progreso del que debemos sentirnos satisfechos.
La España de Campofrío es la España de la que hay que huir corriendo.
La que se queda ensimismada con las glorias del Siglo de Oro. La que
arruinada, como los viejos hidalgos, se siente obligada a continuar
aparentando que todo va bien, que es una privilegiada por vivir bajo el
sol de España. La que no cree que haya que cambiar nada porque todo
terminará solucionándose como por arte de magia. La que antes rezaba a
la Virgen –y ahora también en el caso de la ministra de Trabajo– y
actualmente ni siquiera eso.
"Es inadmisible que hace diez años se hablara del milagro español, y ahora nos saquen en la prensa internacional comiendo del cubo de basura", dice la directora creativa
de la agencia de publicidad autora de la campaña. Ajá, el contubernio
contra España, "que si a nosotros nos honra, a ellos les envilece". El
ABC llamó "una campaña de la prensa anglosajona contra España" a los artículos de The New York Times sobre la crisis. Rita Barberá ha tocado la misma tecla nacionalista y patriotera con ocasión de un reportaje
reciente emitido por la BBC: "Parece que a los británicos les molesta
nuestro progreso", ha dicho la alcaldesa de Valencia, la capital de la
comunidad del bono basura, y ya sabemos que no es la única.
Lo de siempre, nos envidian por lo que somos. Norteamericanos, franceses, británicos, alemanes... El hidalgo
no tiene que afrontar la realidad, puede seguir trampeando a la caza de
la comida suficiente para sobrevivir, alardeando de lo bien que se vive
en su país. Lo que ha pasado es culpa de todos y por tanto no es culpa
de nadie. Que siga la fiesta. Como diría Rajoy, este país está lleno de
españoles. ¿Qué puede salir mal aparte de todo?
BOLA EXTRA: ¿De qué me suena esta campaña? ¿No la hemos visto antes? Pues claro. Se llamaba "Esto lo arreglamos entre todos".