¿Nada nuevo bajo el sol?, por Rafael Fenoy


La novela se llama: La educación sentimental de Gustave Flaubert se escribe en 1869 y en la edición de 2005 de Mondadori Barcelona, en su página 324 se dice lo siguiente: “Siguieron las recriminaciones contra los lobos terribles de la bolsa y la corrupción de los funcionarios. Debía elevarse la acusación y dirigirse primero contra los príncipes que resucitaban las costumbres de regencia.”


Funcionarios en esa época eran los cargos designados por el poder real, ya que no habían elecciones políticas y esos cargos corruptos no podían, por tanto ocuparlos “políticos” en el sentido moderno de la palabra. Pero si evidentemente eran personas cercanas al poder político del momento, ya que los cargos eran nombrados de manera graciables.

Nos encontramos en una tertulia política que tiene lugar en el transcurso de una velada que en casa de una persona adinerada. Varios contertulios, entre los que se encuentran un comerciante, un farmacéutico un arquitecto, un empleado de seguros, entre otros, se referían al sufragio universal, “donde debía resultar el triunfo de la democracia, la aplicación de los principios del evangelio”, lamentándose con expresiones como estas: ¡esto no puede durar por más tiempo!, o ¡el momento se acercaba!… Incluso exponían como “Prusia, con su Zollverein, nos preparaba dificultades”, comentan de problemas en oriente, de los tratados con Austria de 1815….

Podemos concluir por el contenido de esta novela del siglo XIX que muy poco, por no decir nada, hay nuevo bajo el sol. El sol de la Alemania, de la Francia, de la España y en fin de la Europa de hoy es muy parecido al sol de los días donde Flaubert, escribe su novela “Educación sentimental”, hace casi 150 años. Y probablemente esto sea debido a que la naturaleza del poder sigue siendo la misma desde el principio de los tiempos, porque es el poder el que se encarga de generar la corrupción y la dominación, con el único objeto de crecer en cuanto poder con vocación de hacerse más capaz de controlar gobiernos, naciones y pueblos.

Va siendo hora de que las personas asumamos que, mientras este poder antihumano siga generando el curso de los acontecimientos que se han venido produciendo en la historia de la humanidad, sólo nos queda repetir y repetir. Haciendo en cada generación que ese poder, en su lógica ceguera, aumente y aumente sin solución de continuidad, hasta que se produzca la hecatombe final. Asumir esa terrible conclusión conlleva el compromiso de actuar para evitarlo, por nuestro bien y por el bien de las futuras generaciones.

Fdo. Rafael Fenoy Rico CGT Enseñanza

14 de enero de 2013
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