La coronación y lectura del pregón de la Feria y Romería de Castellar supuso ayer el arranque a cuatro días de celebración en el municipio y del calendario de fiestas patronales en el Campo de Gibraltar. Castellar es cada año la primera localidad campogibraltareña que cuelga farolillos, adorna sus calles y echa los primeros bailes por sevillanas. Y lo hace en honor a su patrón, el Santísimo Cristo de La Almoraima, que saldrá en romería el próximo domingo. Anoche, la investidura en sus cargos de las reinas juvenil e infantil -María Vaca y Mara Sánchez- y la lectura del pregón por parte del historiador Antonio Torremocha fueron el primero de los actos .
Este año, el escenario -presidido por un enorme abanico, obra de José Riquelme- se trasladó a la caseta municipal, donde los vecinos pudieron escuchar toda una lección de historia chisparrera a cargo de quien fue maestro en el municipio y descubrió en él -explicó durante su intervención- su vocación por estudiar la historia.
Pasadas las nueve y media de la noche y con todas las cortes ubicadas en sus asientos, el alcalde, Juan Casanova, saludó y deseó, como manda la tradición, unas felices fiestas a los vecinos. "El desánimo es contagioso. También el entusiasmo. No se debe tirar la toalla", sostuvo, para luego explicar que este año, como novedad, se podrá acampar en el Cerro del Moro la víspera de la romería.
Antonio Torremocha tomó el testigo, y desde el atril pregonó aunando maestría y saber hacer. "Fue aquí, en contacto con vosotros y con los exuberantes paisajes de vuestro término municipal, donde descubrí mi vocación de investigador y donde escribí mi primer libro: Castellar de la Frontera. Aproximación a la historia de una fortaleza medieval", comenzó. Torremocha recordó que con sus alumnos recorrió los lugares más relevantes del municipio que calificó como privilegiado y noble, profundamente marcado acontecimientos históricos que fue detallando.
Se detuvo especialmente en el Castillo Fortaleza y el Convento de San Miguel de la Almorima, de los que expuso sus principales detalles históricos. Y también en el Cristo en cuyo honor se celebran las fiestas, que pasó al pueblo de Castellar en 1971. Relató la llegada del Cristo de manos de los mercedarios descalzos.
En su recta final, Torremocha glosó la evolución del pueblo nuevo de Castellar que definió, nuevamente, como enclavado en un entorno privilegiado, punto de referencia en la comarca.
Cumplida con esta parte del protocolo, llegó el turno de la imposición de bandas. Primero, la corte infantil recibió las suyas de manos de sus pequeños acompañantes, por lo general hermanos o primos. Las pequeñas que tienen estos días estas atribuciones son Isabel Silva, Lucía Díaz, María Mariscal y Marina Pacheco. La concejal de Festejos, Paloma Jurado, se encargó de traspasar la tiara entre las reinas, de Ana Reula a Mara Sánchez, quien se mostró muy ilusionada.
El traspaso de poderes entre los alcaldes infantiles también copó momentos de atención y fotografías por parte del público, Daniel Rojas pasó el bastón de mando a Roberto Fernández con la complicidad del regidor local.
Llegó entonces el momento de coronar a la reina juvenil, María Vaca, a la que su antecesora, Paola Biedma, puso la brillante tiara en un momento que fue acompañado por el pasodoble local.
La corte juvenil recibió justo después sus bandas de manos de la joven recién coronada. Alba Alcántara, Ana María Garrucho, Blanca González y Úrsula Moreno lucirán estos días el distintivo de representación de su pueblo.
Por último, la romera mayor de este año, María Espinosa, procede de Los Barrios. Su alcalde, Jorge Romero, y una nutrida representación de la Corporación barreña estuvo presente como marca el protocolo.
La banda municipal de música de Jimena cerró con el himno de Andalucía. Fuera de la caseta, la actividad en el recinto ya era palpable. Hoy, el programa prevé como principal actividad el almuerzo y convivencia para la tercera edad.
Este año, el escenario -presidido por un enorme abanico, obra de José Riquelme- se trasladó a la caseta municipal, donde los vecinos pudieron escuchar toda una lección de historia chisparrera a cargo de quien fue maestro en el municipio y descubrió en él -explicó durante su intervención- su vocación por estudiar la historia.
Pasadas las nueve y media de la noche y con todas las cortes ubicadas en sus asientos, el alcalde, Juan Casanova, saludó y deseó, como manda la tradición, unas felices fiestas a los vecinos. "El desánimo es contagioso. También el entusiasmo. No se debe tirar la toalla", sostuvo, para luego explicar que este año, como novedad, se podrá acampar en el Cerro del Moro la víspera de la romería.
Antonio Torremocha tomó el testigo, y desde el atril pregonó aunando maestría y saber hacer. "Fue aquí, en contacto con vosotros y con los exuberantes paisajes de vuestro término municipal, donde descubrí mi vocación de investigador y donde escribí mi primer libro: Castellar de la Frontera. Aproximación a la historia de una fortaleza medieval", comenzó. Torremocha recordó que con sus alumnos recorrió los lugares más relevantes del municipio que calificó como privilegiado y noble, profundamente marcado acontecimientos históricos que fue detallando.
Se detuvo especialmente en el Castillo Fortaleza y el Convento de San Miguel de la Almorima, de los que expuso sus principales detalles históricos. Y también en el Cristo en cuyo honor se celebran las fiestas, que pasó al pueblo de Castellar en 1971. Relató la llegada del Cristo de manos de los mercedarios descalzos.
En su recta final, Torremocha glosó la evolución del pueblo nuevo de Castellar que definió, nuevamente, como enclavado en un entorno privilegiado, punto de referencia en la comarca.
Cumplida con esta parte del protocolo, llegó el turno de la imposición de bandas. Primero, la corte infantil recibió las suyas de manos de sus pequeños acompañantes, por lo general hermanos o primos. Las pequeñas que tienen estos días estas atribuciones son Isabel Silva, Lucía Díaz, María Mariscal y Marina Pacheco. La concejal de Festejos, Paloma Jurado, se encargó de traspasar la tiara entre las reinas, de Ana Reula a Mara Sánchez, quien se mostró muy ilusionada.
El traspaso de poderes entre los alcaldes infantiles también copó momentos de atención y fotografías por parte del público, Daniel Rojas pasó el bastón de mando a Roberto Fernández con la complicidad del regidor local.
Llegó entonces el momento de coronar a la reina juvenil, María Vaca, a la que su antecesora, Paola Biedma, puso la brillante tiara en un momento que fue acompañado por el pasodoble local.
La corte juvenil recibió justo después sus bandas de manos de la joven recién coronada. Alba Alcántara, Ana María Garrucho, Blanca González y Úrsula Moreno lucirán estos días el distintivo de representación de su pueblo.
Por último, la romera mayor de este año, María Espinosa, procede de Los Barrios. Su alcalde, Jorge Romero, y una nutrida representación de la Corporación barreña estuvo presente como marca el protocolo.
La banda municipal de música de Jimena cerró con el himno de Andalucía. Fuera de la caseta, la actividad en el recinto ya era palpable. Hoy, el programa prevé como principal actividad el almuerzo y convivencia para la tercera edad.
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