La Generacion mas formada de la historia... por Miguel Angel Navarro Aguera o


Hace tiempo leí un texto de una amiga mía donde decía algo como lo que voy a relatar a continuación, a lo que he añadido una gran variedad de ideas y producción literaria propia.

Muchas personas, organizaciones y sistemas institucionales afirman que, hoy en día, tenemos la generación más formada de la historia, basándose en que los estudiantes están obteniendo o han obtenido más títulos profesionales que cualquier otra generación.

Sin embargo, tener la generación más formada de la historia no consiste simplemente en tener cinco, seis o diez carreras diferentes con doscientos mil másteres. La formación no se encuentra única y exclusivamente en la Universidad o en las instituciones que impartan tales títulos.
 La formación es muy compleja, amplia, y siempre está anexionada a multitud de factores y, en numerosas veces, sólo captamos lo estrictamente académico sin poder – o querer – llegar a mirar más allá de ese límite. La formación necesaria para crear a personas vitales (personas críticas y reflexivas, creativas, libres, capaces de producir cambios en él y en los demás, personas con autonomía en el aprendizaje…) es una formación en la que no todos nos sumergimos o conseguimos. Sí, es cierto que no hay tiempo suficiente para aprender conocimientos de forma profunda y en numerosas cantidades, y que, por tanto, hay que establecer límites. Sin embargo, estoy totalmente en contra de que esos límites los marquen un sistema educativo a favor del mercado laboral y no de los intereses de la persona en sí.

Quiero otro tipo de aprendizaje en estas generaciones. No quiero que asumamos el papel de “buscarnos la vida” a toda costa en el terreno profesional dejando de lado otras necesidades que, a veces, pasamos por alto y, a veces, no tienen relación con necesidades de supervivencia pero que siguen siendo necesidades al fin y al cabo. Esto juega una relación directa con lo que nos falta: creatividad, libertad, capacidad para REFLEXIONAR, para producir cambios en nosotros mismos y en los demás. Pero, ¿por qué? Pues porque la razón de la existencia de muchos de los sistemas educativos reside en las salidas profesionales y no en los intereses de las personas. Así, como lo que más dinero “mueve” y donde más “salidas” hay en el mercado laboral son las ciencias (matemáticas, química, biología, etc.), pues es lo que más se fomenta. Esto no es negativo – no me confundáis- en sí mismo. Es más, creo que es esencial aprender sobre todo esto. A lo que me refiero es que damos por sentado universalmente que esas materias son mucho mejores que cualquiera que fomente otro tipo de capacidades como la creatividad. Lo damos por sentado, sí. Si no fuera de ese modo: ¿por qué en los sistemas educativos se ofertan menos clases de música, filosofía, dibujo, teatro o danza?, ¿por qué en periodos de crisis se recortan muchísimo más y se invierten muchísimo menos dinero en asignaturas de este estilo?, ¿por qué cuando los políticos, educadores, pedagogos hablan de aumentar el nivel educativo en las aulas significa promover mayores conocimientos y habilidades en el ámbito científico y no en ninguna de esas materias?...

Sé que hay muchas personas que promueven otro tipo de aprendizaje basándose más en lo que quiere hacer una persona comprometida con sus intereses que en lo que debe de hacer, e intentan promover dentro de esas áreas otros tipos de conocimientos que muchas veces quedan fuera como la ya dicha creatividad, o la capacidad de análisis y crítica. Esto es positivo porque aumenta la capacidad de las personas de poder razonar sobre cualquier cuestión de forma más coherente y profunda.

Esa capacidad se relaciona con una mayor facilidad de poder manejarnos a nosotros mismos con una mayor autonomía e independencia y de actuar siguiendo unos principios que nosotros mismos hemos creado y que no nos han sido impuestos. Nos permite saber que no basta con tener pensamientos positivos sobre la vida, sino que hay que actuar para que las cosas buenas pasen. Que no basta con pensar en que después del huracán viene el arcoíris, sino que para conocer el arcoíris hay que actuar. Que no hay que prestan su totalidad de fe ante esas frases. No digo que no sea bueno el pensamiento positivo, al contrario, pretendo fomentarlo entre la gente. Solo digo que hay que tomar una actitud reflexiva sobre este. No hay que desear algo con mucha fuerza simplemente, hay que actuar como consecuencia a ese deseo para que se cumpla. Ese arcoíris saldrá después del huracán si quieres que salga. Puede que tener pensamientos positivos ayude a reducir el estrés, la ansiedad en un momento dado, pero siempre regresará a su estado inicial a no ser que actuemos para socavar ese malestar y llegar a ese estado de felicidad que queremos conseguir.

No hay que soñar despierto, hay que actuar soñando.
Miguel Angel Navarro

14 de agosto de 2013
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