Es reconfortante saber que tanta gente sintiera por él un afecto especial. Él seguro que se sentiría orgulloso y feliz.
Mi agradecimiento especial a Elena, que todas las mañanas le daba un toque de alegría; a Manoli, la mujer de Francisco Gómez, su gran amigo, que no dejó a mi madre sola ni un momento; a Pascual, Juanito Aguilar, Francisquito, mi gran amigo Ramón y mi "hermano" Alberto, que llevaron su féretro al Convento; a todos los que rezaron y cantaron el himno de la Reina de las Ángeles entre sollozos; y a todos los que, de una forma u otra, lo hicieron feliz en su vida y lo acompañaron tras su muerte.
Aunque no viva en Jimena desde hace muchos años, este triste fin de semana me he dado cuenta de que la tierra donde se nace siempre devuelve paz y serenidad en los momentos difíciles.
Un beso y un abrazo para todos y cada uno de vosotros.
Gracias de corazón.
Juani