l día 31 de marzo se celebró el funeral de Estado del primer Presidente de la democracia, Adolfo Suarez, en la Catedral de la Almudena, en él estaban los Reyes de España, acompañados por los Principes, el Presidente del Gobierno, tres Ex-Presidentes y las más altas autoridades del Estado y de las Comunidades Autónomas.
La
ceremonia fue oficiada por el Cardenal Antonio María Rouco Varela,
parte de su discurso, resaltando la figura de Adolfo Suarez, no pudo
ser más deplorable, en concreto cuando dice: “Buscó y
practicó tenaz y generosamente la reconciliación en los ámbitos
más delicados de la vida política y social de aquella España que,
con sus jóvenes, quería superar para siempre la Guerra Civil: los
hechos y las actitudes que la causaron y que la pueden causar”.
Para hablar de una persona como Suarez
que buscó la concordia, con una difusión de Estado del más alto
nivel, parece una insensatez hacerlo con la figura más significativa
de la España rancia, ultramontana y fundamentalista. Es como querer
presentar una nueva arma, con mira telescópica, que pueda realizar
más de veinte disparos en tan sólo unos segundos, en una
conferencia de paz mundial. Y para que Franco, con una dictadura de
viejo cuño, con un poder monolítico, estuviera cuarenta años en el
poder necesitaba apoyos internos, los pilares imprescindibles fueron
el Ejército, por un lado, y, por otro, la Iglesia. Monseñor parece
claramente posicionado en este viejo sector de su institución, que
añora una España única, de carácter ultracatólico, donde se
conserven las buenas costumbres de siempre, esas costumbres de antes
de la Revolución Francesa de 1789, claro está.
Aunque parece obvio que ambas
instituciones no representan lo que eran en el año 1936, ni tampoco
en la década de los 70, nos situamos en la segunda década del Siglo
XXI, hoy por hoy muchos ciudadanos, independientemente de ideas de
izquierda o de derechas, tenemos otros problemas, ya sean parados,
empresarios, trabajadores, militares o gente de cualquier creencia,
de hecho es palpable en la calle el cansancio mostrado por tanta
corrupción y falta de ética de las élites dominantes.
“No soy católico pero ya lo sabrán
ustedes”, eso no me quita reconocer el respeto a las creencias de
las personas, como debe ser en un marco de convivencia democrático y
pacífico. Así queda reconocido en nuestra Carta Magna, como un
Derecho Fundamental, de los especialmente protegidos, así también
lo hace la Declaración Universal de los Derechos Humanos que ha sido
ratificada por nuestro país, de la misma forma que la Carta de
Derechos Fundamentales de la Unión Europea, que desde 2008 se
encuentra integrada en nuestro ordenamiento jurídico, que formula en
su Artículo 10 la libertad de conciencia y de religión. Es decir
libertad de creencias reconocida en nuestro Estado, así como en la
normativa internacional de derechos humanos con claridad meridiana.
Ahora una cosa bien distinta sería
reconocer al catolicismo como la religión mayoritaria de nuestro
país, con el debido respeto que merece, a tener que postrarse ante
el sector más reaccionario de catolicismo existente en cualquier
parte del mundo, todo un Estado, absolutamente indignante, ya sea
para todos los que no lo somos, o para muchos católicos que no
profesan un punto de vista tan reaccionario. De la misma forma que
sería una imprudencia decir que España está asentada como una
democracia avanzada y moderna en el momento actual, aunque no
precisamente por culpa de los motivos que figuraban en tiempos de la
Transición, cuando era Presidende del Gobierno Adolfo Suarez, ni
tan siquiera por el nacionalismo catalán, así como por las
manifestaciones de movimientos como el 15 M. Más bien sería de
ciego no hacer lecturas más crítica, parece evidente que la falta
de valores, el menosprecio de las élites a los ciudadanos, es lo que
ha producido el incremento del movimiento separatista o movimientos
como el 15 M.
España no está asentada como democracia, entre otras cosas y corrupciones, porque jueces que pretenden juzgar con el peso de la ley a banqueros malvados, están siendo acosados por el gobierno que se dice de “derechas” España no está asentada, porque algunos Gobierno de “izquierdas”, ven más grave que una jueza se le tache de estrella, olvidando lo gastado con dinero público perteneciente para parados en gambas o en cocaína. España no está asentada como democracia porque Ministros de Justicias, como Gallardón, modifican las leyes para que no todos seamos iguales ante la justicia y las élites que han llevado a la ruina a nuestro país nunca sean juzgados por ello. Tampoco se encuentra asentada como democracia porque sujetos como Monseñor Antonio María Rouco Valera, en un funeral de Estado, amenace a nuestro pueblo, de forma velada, aunque muy explícita, además de forma muy agravante, ya que el discurso amenazante lo hace con la pretendida e hipócrita historia de estar hablando sobre la concordia.
Eduardo Navarro