Tanto "Tío Jimeno" como "Buceite" se hacen eco de una noticia publicada en "El Diario.es" bajo el titular:
"Cádiz paradigma en la búsqueda de desaparecidos por el franquismo."
Dice:
- De las más de 3.000 víctimas del fascismo en la provincia gaditana se han rescatado a 64 entre la doble exhumación de El Bosque (2004, primera intervención pública con éxito de Andalucía), Grazalema y el cortijo El Marrufo en Jerez de la Frontera.
En honor a la verdad, y a la historia, debo decir que la exhumación de El Bosque en 2004 no fue la primera intervención pública en Andalucía, sino en Jimena de la Frontera 24 años antes.
Adjunto parte del capitulo dedicado a este hecho que se recoge en "Historia del PSOE de Jimena 1975-2000" del que soy autor:
En el mes de diciembre de 1.979, la
agrupación local de PSOE-UGT inicia, con el
beneplácito de los familiares, los trámites judiciales y administrativos
necesarios para proceder a la exhumación de los restos de las 4 personas
asesinadas a la salida norte del pueblo, una
madrugada de noviembre de 1.936.
Desde siempre los más viejos del lugar conocían los hechos, el lugar de enterramiento, y las circunstancias que hicieron que, eso que unos llaman azar y otros destino, llevara a aquellos cuatro inocentes a situarse frente a un improvisado pelotón de fusilamiento.
El grueso de las tropas franquistas no llega a Jimena hasta el 28 de septiembre de 1.936, y con la toma del poder local la cárcel, ubicada en los bajos del ayuntamiento, acoge cada día a más gente acusada de ser de izquierdas, republicana, anarquista, atea, o sindicalista.
Entre esas personas se encontraban: Catalina Delgado Gavilán
“La Bizcochera”, Manuel León
Pérez “Niní”, Francisco Vera
Gallego, carbonero, y Antonio Vallecillo Jiménez.
A mediados de noviembre del 36, la Bandera “Zamacola” de la Falange, con el apoyo de soldados del Cuerpo de Regulares, en su mayoría magrebíes, se presenta en Jimena camino de La Sauceda. Una aldea de 40 chozas, cuyos habitantes malvivían del monte y del contrabando con Gibraltar, y que sufrió una represión brutal.
Pero antes en Jimena, y a modo de macabra advertencia, quisieron dejar huella de su paso. Eligieron a estas cuatro personas entre las recluidas en la cárcel y trasladadas a pie hasta la zona conocida hoy como Cruz Blanca, fueron fusiladas y rematadas. Sus cuerpos quedaron allí, abandonados y semienterrados, como prueba irrefutable de la ignominia y la vergüenza que arrastraría este país durante 40 años.
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A mediados de noviembre del 36, la Bandera “Zamacola” de la Falange, con el apoyo de soldados del Cuerpo de Regulares, en su mayoría magrebíes, se presenta en Jimena camino de La Sauceda. Una aldea de 40 chozas, cuyos habitantes malvivían del monte y del contrabando con Gibraltar, y que sufrió una represión brutal.
Pero antes en Jimena, y a modo de macabra advertencia, quisieron dejar huella de su paso. Eligieron a estas cuatro personas entre las recluidas en la cárcel y trasladadas a pie hasta la zona conocida hoy como Cruz Blanca, fueron fusiladas y rematadas. Sus cuerpos quedaron allí, abandonados y semienterrados, como prueba irrefutable de la ignominia y la vergüenza que arrastraría este país durante 40 años.
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Una mañana de sábado del mes de enero
de 1.980, con la presencia de numerosas personas venidas de los pueblos
cercanos, se descubrieron los restos. No fue necesario excavar mucho. A menos
de un metro aparecieron una alpargata, una cadenita de oro, huesos y calaveras,
que ahora recibirían el reposo eterno que todos merecemos. Se utilizó un único
ataúd que, a hombros de familiares y afiliados del PSOE y de UGT, fue
trasladado hasta el cementerio.
Creo que entonces no tuvimos plena conciencia de lo que hacíamos, de su significado ni de su trascendencia. De que con aquel gesto devolvíamos parte de la dignidad perdida a la especie humana. Que, de alguna manera, reivindicábamos sus nombres y rehabilitábamos sus vidas.
De que iniciábamos aquello que más tarde se
llamaría Recuperación de la Memoria Histórica.