Un partido encerrado en si mismo y que lleva tanto tiempo a espaldas de la ciudadanía, desconectada y ausente de las gentes de la calle, es así.
Un partido que no se rebeló contra los recortes de ZP, ni contra la primera reforma laboral que provocó una huelga general de los sindicatos, ni con la Revisión exprés y sin refrendo impuesta por los mercaderes del articulo 135 de la Constitución, ni con el indulto al íntimo de Bolín, Alfredo Sáenz, ni con el nombramiento del presunto Carlos Dívar para presidente del Consejo General del Poder Judicial, ni cuando la aprobación del despliegue de misiles antiescudos en Rota sin reunir ni tan siquiera a la Mesa del Congreso de Diputados, y tras la derrota de las elecciones generales del 20N 2011 elige a los derrotados rubalcanistas para gestionar su propia derrota. Los mismos que lo tienen ausente en el momento en que más está machacando el PP a los trabajadores y clases medias, y aplaude a esos mismos dirigentes cuando reiteran el engaño con su grito: "El PSOE vuelve! ¡El PSOE vuelve!", en vez de pedirle responsabilidades políticas y echarlos a sus casas.
Además, consiente que se nombre a dedo a Elena Valenciano un mes antes de que se reuna el Comité Federal. O, tras las elecciones europeas cuando la monarquía se tambalea por sus propios actos y corrupciones apoya otra vez por el método expréss y sin refrendo popular la continuidad de la institución borbónica.
En consecuencia, es lógico que sea un partiido consevador (de lo mio qué) y le dé vértigo, en un momento que atraviesa su gran crisis y con apoyo exponencialmente descendiente de su electorado, ha pasado de 11 millones de votos a 3 millones, miedo a cualquier cambio, aunque sea obligado para sobrevivir. Por eso vota a quien apoyó todo lo anteriormente descrito. A Pedro Sánchez Pérez-Castejón.
"Podemos", estará brindando. A partir de esta noche, seguirá copando más izquierda. Y más con los ataques de etarras y bolivarianos que torpemente le siguen acusando. Ni a Felipe II se las ponían así.
