Unos le llaman Alá y ofrece a sus seguidores el Paraíso,un lugar donde vivir -in eternian- rodeados de huríes vírgenes con las que copular cada día. El libro de instrucciones se llama Corán.
Para otros es Jahveh y la recompensa es el Cielo, donde sólo hay luz, calma y buen rollo. Su manual doctrinal lo recoge la Torá.
Mientras tanto aquí en la Tierra, y desde hace casi dos mil años, unos y otros se matan (incluidos niños) en nombre de estos dioses intangibles, omnímodos e insensibles al dolor ajeno. Como ocurre hoy en Gaza.
Vergüenza de especie humana.
Por: Manuel Mata