Crónica de un ataque más a la cultura... por Gonzalo Polo


Esperando a la puerta del Corral
Anoche en Jimena pudimos ver de nuevo a Esperanza Argüelles en su picante espectáculo Über Cuplé, junto al Maestro Desakato a las teclas del piano, y la colaboración especial de Toñi con su acordeón. Todo un lujo para la vista y el oído. El Corral de la Paca, asociación cultural de Jimena de la Frontera, anunciaba así el arranque de las III Veladas Otoñales.

Pero la sorpresa desagradable de la velada aconteció poco antes de la apertura de puertas. Allí se presentaron otros actores que nada tenían que ver con el espectáculo. Cuatro guardiaciviles, un policía local y un policía nacional, ¿policía nacional en un pequeño pueblo? Ataviados con sus disfraces, sus armas, sus esposas, bolígrafo y papel de denunciar, atemorizaron al público que se acercaba a ver la esperada actuación de nuestra querida Esperanza Argüelles. Y sí, digo atemorizaron, puesto que nadie se atrevía entrar, al no entender el excesivo despliegue de fuerzas del orden, o desorden, más amplio que el utilizado para enchironar a Luis Bárcenas, el cabrón.
Foto: Gonzalo Polo



La asociación cultural de El Corral de la Paca está situada dentro de una propiedad privada y estos agentes se presentaron sin orden judicial alguna, que avalara su intervención. Y allí procedieron a la cansina demanda de papeles y a una escrupulosa inspección ocular en la que descubrieron una, más que sospechosa, paletilla de jamón. ¡Eureka! El propietario de la casa y fundador de la asociación come paletilla por encima de sus posibilidades, posible falta o delito, anotado, quién sabe si Fachardón, antes de dimitir, se saca un decretazo amparado por su derecho al pataleo. Mientras tanto seguía llegando público, muchos de ellos, por no decir la mayoría, habían estado cenando en el único bar de tapas abierto en el barrio alto, bar que se vio sobrepasado por la clientela. Había gente de todas las edades, incluso las había que superaban con creces la edad ideal para morirse, incumpliendo los deseos del FMI y su presidenta la imputada Cristine Lagarde. La gente se agolpaba frente a la entrada sin atreverse, como he dicho, a cruzar el umbral, pues adentro estaban procediendo a la identificación del personal, y la calle Ancha, conocida también por Broadway Street, comenzaba a colapsarse.

Suponiendo que las fuerzas antes mencionadas no actúan de motu propio, si acudieron, lo harían por una orden expresa, a mi parecer, totalmente estúpida y con intención clara de joder, ya que el evento se había hecho público con seis días de antelación. Los mismos días que tuvieron para presentarse a pedir papeles, pero no 15 minutos antes de la función. Desconozco si el cerebro de la operación está en lejanas montañas, como diría el amiguito de Jorge Dobleuve Bush, si la orden vino de Tailandia vía fax, o si simplemente fue una llamada local. Es la estrategia del miedo. De la imposición del fútbol, los toros y los paseos de imágenes por las calles a ritmo de letanía fúnebre.

Y todo esto ha ocurrido un sábado, 20 de septiembre, en Jimena de la Frontera y en pleno siglo XXl.
Gonzalo Polo, jimenato por un rato.

21 de septiembre de 2014
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