A mediados del siglo IV el emperador Teodosio firmó el decreto por el que el cristianismo pasaba a ser la religión oficial del Imperio Romano.
Monjes y anacoretas salieron enfervorizados al asalto del templo de Serapis último bastión del paganismo. Mataron sacerdotes y destruyeron altares, deidades, libros y fórmulas mágicas en
nombre del nuevo orden.
A lo largo de la Historia, toda religión que se precie ha buscado su momento de gloria machacando al contrario. Ahora son los yihadistas degollando -vídeo incluido- al primer despistado que se les cruce.
¿Cuándo aceptarán, todas, el mensaje divino “Dios es Amor y Misericordia”?
Manuel Mata Pacheco