¿Podemos o no Podemos? ... por Eduardo Navarro


Antes de abandonar el barco que había partido desde Cartagena a Marsella, con la tristeza en su semblante, Alfonso XIII no pudo evitar echar a llorar, era el día 15 de abril de 1931, tan sólo un día antes en España se había proclamado la II República, ya no volvería a pisar el país donde había reinado, era un Rey depuesto, un exiliado.

Con anterioridad, las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 habían sido convertidas, por republicanos y socialistas, en un plebiscito a favor o en contra de la monarquía. Aunque el resultado general fue un triunfo ajustado para los monárquicos, en las grandes ciudades, no influidas por los caciques, había sido un triunfo claramente mayoritario de los republicanos, que se interpretó como un rechazo a la monarquía.


Para intelectuales como Ortega se trataba de “reconstruir el Estado”, supuso el final de la Restauración borbónica, iniciada con Alfonso XII, padre del Rey depuesto, en 1874. Con un sistema bipartidista, configurado en el inicio por el malagueño Canovas del Castillo, que fue degenerando en corrupción política y caciquismo.


Asegurar que nos encontramos en la misma situación parece muy arriesgado, tal vez incluso irreflexivo, aunque aseverar sobre la existencia de algunas variables similares puede ser admitido con bastante probabilidad de certeza, así como hacerlo sobre el pobre aprendizaje que heredamos de nuestra historia en este país.


Las recientes elecciones europeas han supuesto un cambio no esperado en los resultados electorales en España, donde el bipartidismo protagonizado por el binomio PP-PSOE obtuvo un 49% de los votos, el porcentaje más bajo en toda la democracia. También se produce una bajada o estancamiento de los partidos satélites, como nacionalistas, UPyD o IU, que pactan y gobiernas con ellos en diferentes territorios como Andalucía.


Si consideramos, además del auge de PODEMOS, los votos de otros partidos que defendía la idea de un nuevo proceso constituyente, la idea de “reconstruir el estado”, ante la corrupción y degeneración política, con las grandes escándalos conocidos, parecía altamente previsible suponer la posibilidad de que los grandes partidos no habían tocado fondo, pudiendo ser de esta forma una mayor catástrofe en próximas elecciones.


No es, por lo tanto, una paranoia conjeturar que la abdicación de Juan Carlos I, en su hijo Felipe VI, están intrínsecamente relacionado con los últimos resultados electorales. Como la marcha de Rubalcaba por Pedro Sánchez o la reciente renuncia de Ana Botella a la alcaldía de Madrid.


Antes de concluir, haciendo una reflexión sobre PODEMOS, quisiera dejar clara una cuestión, por si hay alguien que le quedara alguna duda, no tengo ninguna intención de presentarme en ningún tipo de partido político, defiendo mi postura como un ciudadano preocupado por la situación, el poder ejerce de forma libre, crítica y responsable mi derecho de sufragio activo, es decir el ir a votar. No hay por mi parte ningún deseo de ejerce mi derecho al sufragio pasivo, el presentarme alguna lista para que me voten.


De todas formas como puede haber quienes piensen: “si habla de política y dice que no se va a presentar, probablemente lo haga”. Pues no, os animo a que se mi presento me escupáis por la calle a mi paso y me digáis que soy un sinvergüenza en la misma cara, sin cortarse. Espero que con esto último quede lo suficientemente claro para la mayoría cual es mi posición.


Y ya entrando en lo “menudito”, con ello no quiere decir que todos los políticos tengan que ser iguales, ni tampoco que no sean precisos, todo lo contrario, bajo mi opinión personal defiendo que ahora más que nunca necesitamos políticos honestos, sin que por ello no quiera decir que también hacen falta albañiles, carpinteros, cocineros, médicos, policías o maestros, ni tampoco que se defienda mayor participación ciudadana en las decisiones que nos importan a todos.


Se trata de “podemos”, más que PODEMOS, que si los ciudadanos lo ven como una alternativa posible es respetable, que si no cumple las expectativas no tiene que repetirse en próximas elecciones, se deben buscar otras opciones. Se trata de políticos honestos, también en los partidos de siempre, que deben estar por encima de las directrices que les marcan y defender a los ciudadanos por encima de su partido, se debería sentir más vergüenza y ser más crítico con la corrupción interna que criticar a los otros y a los jueces que juzgan a los tuyos, eso no es una postura honesta, en ese aspecto han dejado mucho que desear el bipartidismo y partidos satélites, de forma mayoritaria.






Es preocupante la falta de oportunidades para los jóvenes, el aumento de la pobreza o que los grandes casos de corrupción de este país queden indemnes, reflexionemos, seamos críticos, no es sólo la palabra “podemos”, hagamos la democracia más participativa, hay que regenerarla, creo que la palabras más apropiadas serían "debemos" ser responsables y no hacer lo de siempre con los de siempre, está en juego nuestro presente y el futuro de las nuevas generaciones.

10 de septiembre de 2014
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