Cada día que pasa aumenta mi certeza: nos toman por idiotas. Da igual ser militante de un partido, simpatizante, ciudadano o medio pensionista. Y lo peor: les va bien esa estrategia, les sale de lujo la jugada. Ejemplos, como digo,los hay a diario. Hoy ha resultado patético ver esas peticiones de perdón a la ciudadanía por parte del PP (corrompido hasta el tuétano), esos impresentables dardos de tirios y troyanos con aquello del "y tú más", y esas falsas declaraciones de que se tomarán medidas ("siempre drásticas", por supuesto) para que estas cosas no vuelvan a ocurrir.
Si los partidos no son capaces de enfrentarse a la corrupción con contundencia, credibilidad y veracidad, si no son capaces de ofrecer respuestas serias para regenerar la democracia, si no sirven para dotar de transparencia la gestión de lo público, si no dejan de mirar para otro lado en los casos de corrupción que les afectan, estarán defraudando la confianza ciudadana y dando paso- y tal vez no sería malo- a nuevos modelos de participación democrática ajenos a la partitocracia.
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