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Foto: Archivo TJD |
Al final cada uno a ido al son de la música que mas le ha apetecido, que más le ha interesado y nosotros los regantes, como es habitual desgraciadamente en estos casos, hemos pagado el parto.
De momento no hay obras de modernización.
Los plazos, por culpa de unos y de otros, han prescrito.
Ahora tenemos el derecho como perjudicados que nos sentimos, saber que solución va a tener los perjuicios económicos derivados de esta nefasta gestión a la que las administraciones implicadas nos han llevado. El convenio marco para acometer la obras obligaban a las dos Comunidades de Regantes disponer de un dinero que tuvo que ser solicitado a entidades bancarias con los consiguientes gastos que esto conlleva.
Hace meses que venimos demandando reunirnos con las otras partes sin conseguirlo; hace tiempo que hemos dirigido distintas cartas a los responsables de alto rango en la Administración Autonómica sin haber tenido respuesta alguna. Esta es la situación actual a la que después de varios años luchando por unas justas reivindicaciones, hagamos memoria de la inolvidable Ley del trasvase de agua Guadiaro-Majaceite, ahora nadie quiere reconocer su culpa.
Los plazos, por culpa de unos y de otros, han prescrito.
Ahora tenemos el derecho como perjudicados que nos sentimos, saber que solución va a tener los perjuicios económicos derivados de esta nefasta gestión a la que las administraciones implicadas nos han llevado. El convenio marco para acometer la obras obligaban a las dos Comunidades de Regantes disponer de un dinero que tuvo que ser solicitado a entidades bancarias con los consiguientes gastos que esto conlleva.
Hace meses que venimos demandando reunirnos con las otras partes sin conseguirlo; hace tiempo que hemos dirigido distintas cartas a los responsables de alto rango en la Administración Autonómica sin haber tenido respuesta alguna. Esta es la situación actual a la que después de varios años luchando por unas justas reivindicaciones, hagamos memoria de la inolvidable Ley del trasvase de agua Guadiaro-Majaceite, ahora nadie quiere reconocer su culpa.
Martín Blanco