Llama poderosamente la atención como años de desencuentros, al menos eso parecía, se esfuman como por arte de birlibirloque, para según dicen “garantizar una ayuda de subsistencia por seis meses a personas en desempleo durante largos periodos”.
No es caprichoso que el PP, que durante años ha desarrollado una política anti –sindical y anti-obrera, ahora quiera salir en la foto con CCOO y la UGT. El PP y la Patronales son responsables de las políticas y leyes de amordazamiento de todos los derechos laborales de las personas trabajadoras, a través y fundamentalmente con la Reforma Laboral de febrero de 2012, que han destruido más de un millón trescientos mil puestos de trabajo, sobre todo los fijos, entre los que se encuentran más de 300.000 empleos de lo Público (Educación, Sanidad, ayuntamientos, empresas públicas).
Han conseguido invalidar la negociación colectiva, dotando a la patronal de la “autoridad absoluta” para disponer del contrato a su libre voluntad: contratos precarios, contratos basura, flexibilidad en horarios, jornadas extras sin remuneración, bajada de salarios con el consiguiente empobrecimiento de un tercio de los asalariados y asalariadas, hasta conseguir que el 34% de todas estas personas no lleguen ni siquiera a cobrar el salario mínimo interprofesional.
¿Por qué CCOO y UGT firman ahora, como si nada hubiera ocurrido, con los responsables de esta situación catastrófica? ¿Qué es lo que han firmado, tan difundido a bombo y platillo?
Una “ayuda” de 426 euros, para una población desesperada, durante 6 meses como máximo y eso, sí se cumplen las condiciones de estar parado, inscrito durante un año ininterrumpido en el INEM, tener cargas familiares, no superar ingresos superiores al 75% del Salario Mínimo Interprofesional (483 euros mensuales) por persona de las que constituye el hogar.
En esta tesitura pueden encontrase en torno al 10% de la población total en desempleo y no todas puedan conjugar tanto requisito lo que supondrá que quedaran fuera una parte de ese escaso 10%.
Y si esto es así ¿Porqué con su firman proyectan a la ciudadanía un “pelillos a la mar”? Como si aquí no hubiera o estuviera pasando lo más grande. Entre pillos seguro que anda el juego, porque es difícil interpretar este acto de claudicación absoluta como cosa bien distinta.
Y si esto fuese así ¿A cambio de qué?
Fdo. Rafael Fenoy Rico
