TJD Recomienda : Con un giga no tenemos ni para empezar


Menuda sorpresa más grata.
Los que no vivimos en grandes núcleos urbanos estamos acostumbrados a tardar un poco más en recibir los avances en lo que a despliegue de redes se refiere, y asumimos como normal que, en este caso, el 4G se haya desplegado en primer lugar en aquellas zonas con mayor número de habitantes, por un sencillo criterio económico.
El caso es que aquel día me acerqué a una zona de la ciudad para atender un asunto y tras concluir hice lo que el grueso de los que tenemos un smartphone hacemos de forma compulsiva: mirar la pantalla.
Un par de correos, algún que otro whatsapp... vuelta a apagar la pantalla.
Pero, un momento. Ahí había algo raro, como un recuerdo en la retina de algo que no encajaba en la pantalla de mi smartphone. Vuelta a encenderlo y efectivamente, ahí estaba el pequeño icono del 4G en la esquina superior izquierda de mi iPhone.
Como digo, la alegría fue grande y lo primero que hice fue llevar a cabo una prueba de velocidad: los resultados no eran como para descorchar champán, pero estaba claro que era un comienzo y que poco a poco se mejorarían los registros.


Fue terminar la prueba de velocidad y recibí el fatídico SMS de Movistar anunciando que había consumido el 80% del total del plan de datos, y todavía quedaban 15 largos días por delante para terminar el ciclo de facturación y volver a 'cargar' el bono. En ese momento lo vi claro: el problema, en realidad, no era la velocidad ni la calidad de conexión, sino el volumen de datos que se ofrece por defecto al cliente. Vaya, por una vez la cantidad era más relevante que la calidad. El entusiasmo del 4G me duró lo que dura la prueba de velocidad. En realidad daba lo mismo la velocidad, el problema es que con un 1 GB de datos, el estándar asumido por los operadores no da para absolutamente nada en los móviles convencionales. Y los operadores emplean hábilmente sus recursos para defenderse y de paso intentar rascar algo más de nuestras carteras. Sepamos cómo.


Dejando de lado la velocidad, que como hemos comentado antes no tiene mucho sentido cuando no hay 'combustible' para aprovecharla, la cuestión clave es entender qué está sucediendo en nuestros bolsillos para que vivamos angustiados hasta el fin de ciclo de facturación, y lo que es más interesante, qué implicaciones en el uso del terminal tiene esto a la postre. No me considero un usuario especialmente intensivo del móvil y las aplicaciones que más utilizo son las redes sociales (en mi caso Instagram y Twitter básicamente), WhatsApp y el correo electrónico. Y sin embargo, no hay mes que no reciba el fatídico SMS de mi operador anunciando que he superado el 80% del bono de datos. Yo creo que la mayor preocupación, y no tanto para los usuarios sino para los fabricantes, es que buena parte de usuarios como quien os escribe está comenzando a utilizar el smartphone con miedo. Pongo un ejemplo: si alguien me envía un vídeo por WhatsApp o correo electrónico, ni se me ocurre abrirlo en conexión de datos móvil. Este detalle es muy significativo: de alguna manera, la limitada capacidad del bono de datos ha terminado por condicionar el uso que hago del móvil. ¿Hay algo más alarmante que esto para un fabricante que dedica cantidades millonarias en mejorar las prestaciones del terminal?

Dicho de otra manera: Apple, Samsung y Nokia, entre otros, están devanándose los sesos en ofrecer al usuario un extenso catálogo de prestaciones que al final el abonado a la red no puede disfrutarlas porque anda mendigando cada mega que descarga de la red. Ante este panorama, lo primero que hice, y supongo que muchos como yo hicieron algo semejante, fue considerar una ampliación en el bono de datos, para descubrir que lo venden a precio de angulas. En el caso de Movistar, el giga adicional sale por 10 euros extra, un importe que no se corresponde para nada con la necesidad real de consumirlos, y así volvemos a la casilla de salida: tenemos un Ferrari en nuestros bolsillos con ruedas de ciclomotor y todos tan contentos. Si alguien opta por correr un poco, no mucho, el operador se frota las manos e ingresa un jugoso extra sin titubear. Esta triste realidad hace que los usuarios, no diré avanzados, sino que aprovechan el potencial de su smartphone, busque desesperadamente zonas WiFi para poder atender sin miedo algunas aplicaciones o vídeos. Así que... ¿para qué 4G? Sólo puede empeorar las cosas.

Por eso sorprende que algunos de los operadores que ya ofrecen esta tecnología en España publiciten entre sus ventajas posibilidades como "ver una película" ¿en serio? ¿con 1 GB?. Y ahora que hablamos de los operadores, ellos se pueden lavar las manos con tranquilidad en el asunto porque las estadísticas les dan la razón: el grueso de sus clientes, medidos en términos medios, no llegan ni a los 400 MB de datos consumidos al mes. Y el dato es real. ¿Qué está sucediendo? En realidad, nada que no supiéramos: la mayor parte de los usuarios del móvil lo emplean para hacer llamadas y enviar mensajes, a lo sumo. Un poco de WhatsApp y para de contar. Aunque en nuestro entorno nos hayamos habituado a convivir con usuarios como nosotros, que aprovechamos hasta la última prestación del móvil, la mayoría sigue anclada en funciones más básicas del mismo. Dicho de otra manera: aunque los operadores nos engloben como un núcleo de usuarios, en realidad entre sus abonados hay dos perfiles bien diferenciados que hacen un uso radicalmente diferente de los móviles. Y esta estrategia no les va mal: facturan el extra de datos, como hemos visto, a precio de oro para la selecta minoría que quiere rentabilidad lo invertido en un móvil alto de gama.

Lo que sucede es que hasta esta visión del mercado tiene los días contados. Se prevé que en Estados Unidos los usuarios consuman de media 6 GB de datos al mes en 2017, aunque en ese país los planes de precios ya están adaptados a otra realidad y buena parte de los abonados emplean sin miedo sus teléfonos móviles. En ese caso, sí tiene relevancia el despliegue del 4G. Pero hay que ir todavía más lejos: ¿por qué no disfrutar un ancho de banda ilimitado en los móviles? Sería, desde luego, la opción más lógica para atender sin miedo todos los avances en la tecnología que estamos viviendo y los que nos quedan por ver (wearables, Google Glass, etc...). La cuestión es cómo lograr un equilibrio que permita a las operadoras hacer negocio ofreciendo unos importes razonables para los bolsillos de los usuarios. Lo que queda claro es que hoy en día, para un usuario avanzado del móvil, con 1 GB no tiene ni para empezar.

Leído en : http://es.engadget.com/

29 de enero de 2015
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