Un accidente de helicóptero destapa una banda que traficaba con hachís


La Guardia Civil arresta a 19 personas.
Uno de los dos fallecidos en el percance era natural de Espera y viajaba junto a un piloto albanés con un cargamento de 900 kilos de droga.

Un espectacular accidente de helicóptero, en el que fallecieron sus dos ocupantes cuando transportaban un cargamento de hachís, ha permitido a la Guardia Civil iniciar una investigación que ha dado como resultado la detención de 19 personas (16 de ellas en la provincia) integrantes de una organización dedicada al narcotráfico y en la que se intervinieron 900 kilos de esta droga, 14 vehículos, el helicóptero accidentado, varias armas y 28.125 euros en metálico.

Uno de los fallecidos es J.F.M.B., nacido en Espera hace 32 años, y primo hermano del cabecilla de la banda, J.M.R.M., de 42 años y natural de Utrera, aunque residía en Jerez, donde fue detenido por la Benemérita. El piloto del helicóptero era S.F., de 40 años de edad y de nacionalidad albanesa. Llevaba prácticamente dos décadas en sus Fuerzas Armadas y actualmente era instructor de pilotos de helicópteros en una base aérea de su país.

El aparato siniestrado, que había recogido la droga en Marruecos, se disponía a su destino final en las inmediaciones de Ronda el pasado 28 de enero cuando chocó con una torreta del tendido eléctrico, precipitándose al vacío y provocando la muerte en el acto de sus dos ocupantes, cuyos cuerpos quedaron destrozados por el brutal golpe. El espectáculo que se encontraron los agentes de la Benemérita en el lugar de los hechos fue realmente dantesco.

La Guardia Civil denominó a la operación como Volaor-Martillo y se puso manos a la obra para acabar con una organización dedicada a introducir hachís en España desde Marruecos vía aérea. La droga era recogida en una zona entre Tánger y Larache mediante helicópteros que partían desde España a altas horas de la noche para evitar ser detectados. Además tampoco contaban con planes de vuelo, ni activaban los transponder y volaban a baja altura para de este modo eludir los radares. Una vez de vuelta, y tras haber entregado la mercancía, trasladaban los helicópteros hasta guarderías en la sierra o fincas privadas donde se ocultaban, para evitar que fueran identificados.

El comienzo de esta operación de tráfico de drogas desarrollada por los guardias civiles de los Equipos de Delincuencia Organizada y Antidroga, EDOA, de Cádiz y Sevilla, tuvo lugar tras el accidente en vuelo de un helicóptero en la serranía de Ronda, y en el que fallecieron los dos ocupantes del mismo mientras transportaban un alijo de 900 kilos de hachís de gran pureza.

El modus operandi de esta organización consistía en realizar un vuelo desde un lugar oculto de la sierra gaditana en horario nocturno. Una vez en vuelo se dirigían a un punto predeterminado de carga de droga en Marruecos, desde donde volvían para posteriormente tomar tierra en otro lugar diferente al de partida, normalmente fincas forestales o lugares de montaña previamente seleccionados por la organización por su inaccesibilidad. Es por ello por lo que utilizaban helicópteros tipo BO-105, ya que por su versatilidad pueden tomar tierra prácticamente en cualquier lugar, sin necesidad de una pista de aterrizaje asfaltada. La zona de aterrizaje era señalada por la organización, recurriendo a luces muy precarias, lo que unido a la facilidad para tomar tierra en casi cualquier sitio, dificultaba la labor de los guardias civiles para localizar el punto de alijo. Una vez allí descargaban el material, lo cargaban en vehículos todoterreno y la aeronave volvía al punto de salida donde era ocultada.

Las investigaciones de los guardias civiles desvelaron que la organización que estaría detrás de este alijo estaba integrada por personas con antecedentes por este tipo de delitos y que estarían haciendo de intermediarios entre el grupo marroquí, que proporcionaba el hachís, y otro para el que se distribuiría la sustancia estupefaciente una vez en Europa, proporcionando ellos la logística necesaria para que la droga adquirida llegase desde Marruecos a los distribuidores tanto en España como en distintos países del norte de Europa. Entre ellos se encontraba un viejo conocido, José María R.M., cuyo nombre ya había aparecido en anteriores investigaciones por este tipo de operaciones contra el narcotráfico aéreo, como la denominada Ládano o la Gibalbín, más reciente y que data de 2011, el año en el que más alijos por aire se han interceptado hasta el momento.

La investigación puso de manifiesto que, tras el accidente del helicóptero, los cabecillas de la organización estaban buscando adquirir en el mercado negro otros dos aparatos modelo Alouette III, realizando gestiones para pagar por cada uno de ellos unos 100.000 euros. Las aeronaves buscadas por la organización estarían concebidas para uso militar, tratándose de helicópteros militares de 6 plazas, con una capacidad de carga de hasta 1.000 kilogramos, habiéndose reconvertido para tareas civiles, aunque actualmente se encuentran en desuso, por lo que con los contactos que poseía la organización podrían haberlos adquirido de manera ilegal en Europa, lo que evidenciaba las intenciones de la organización de continuar delinquiendo y aumentar la capacidad de alijo, a la vez que quedaba patente la capacidad económica de esta organización para invertir en nuevas aeronaves.

Por todo ello y una vez identificados los integrantes de la organización y los roles que cada uno de ellos desempeñaban en la misma, se procedió a solicitar los correspondientes mandamientos de entrada y registro, llevándose a cabo de manera simultánea y coordinada la detención de todos los implicados en la organización criminal, en total 19 personas. En la investigación fue determinante la actuación del Grupo de Reserva y Seguridad nº 2 (GRS), con base en Montequinto (Sevilla), altamente especializados en entradas y registros complicados, así como en detenciones de delincuentes muy violentos y peligrosos.

15 de marzo de 2015
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